Ari miraba horrorizada la televisión mientras las lágrimas corrían por el rostro de su madre. A poca distancia detrás de ella, la cámara captó una imagen de su hermana, Henley, ahora calva, con la piel pálida. Su pelo, que antes le recordaba a Ari la puesta de sol, había desaparecido. Un periodista le puso un micrófono en la cara a su madre: - ¿Le gustaría hacer algún comentario respecto a las andanzas de su hija? La boca de su madre se abrió de par en par, junto con sus ojos: - ¡Mi hija está enferma! - señaló detrás de ella - . ¿Cómo te atreves? - No, hablo de su hija, Ari - corrigió el periodista. Ari observó horrorizada cómo las cejas de su madre se elevaban casi hasta la línea del cabello, confundida. El periodista suspiró: - Acaba de casarse con el príncipe heredero de Estre