DANIEL —Madre, no me interesa ninguna de esas mujeres —señalo la pantalla de mi computador —Ni ninguna otra a futura con la que me quieras emparejar. —Pero Daniel, debes conseguir una novia y presentársela a tu padre, y no parece que tú te muevas hacerlo. Así que déjamelo a mí, elegiré la correcta para ti. Suspiro hastiado. ¿Cuándo será el día que entienda? —Ya no necesito buscar, y tampoco que tú lo hagas. Tenía que hacer de todo para que no siguiera insistiendo con lo de las citas, buscaría una candidata por mi cuenta sin que mi madre tenga que ser parte de ello. —¿Ya encontraste una? —inquiere con sus cejas levantadas. —Algo así —mentí en parte, pues ya tenía a una en mi mente. —No —negó —Tú no puedes elegirla, lo harás mal. —¿Por qué no? —exclame —No me estás diciendo que busq