Ven y Atrápame

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Después de conversar un poco y saber más cosas del pueblo, trató de saber más de mí y de mi vida, pero se dio por vencido cuando no obtuvo respuesta. Estábamos por nuestro quinto vaso de limonada cuando lo llamaron de la comisaría, su expresión se endureció cuando terminó de hablar por teléfono a lo que solo se disculpó y se retiró sin darme alguna explicación, y no era que tuviera que darme una, después de todo apenas si nos conocíamos.

Astro se subió al sillón apoyando su cabeza en mi regazo mientras acariciaba su cabeza, ya había terminado de ordenar la cocina y limpiar un poco los muebles, no me quedaba más por hacer así que el recuerdo del bosque vino a mí nuevamente. Estaba segura que había visto al perro correr hacia el bosque, fue por eso que lo seguí ¿Y el chico con instinto asesino? El era un misterio para mí, además que rayos hacía cubriendo sus ojos ¿Y si no hubiera fallado? ¿Estaría muerta? ¿Estaría ya con mis padres?

Nadie sabe lo que podría haber pasado...

Me levanté y volví a la cocina, revisé con desesperación las compras que había hecho el día anterior, estaba segura que... genial, aquí estaban. Saqué el paquete de cigarros, nunca había fumado, pero recordé a mi compañera de cuarto, Ester, que al igual que yo había sido llevada por obligación al internado, su madre murió y su padre no podía cuidarla. Su actitud siempre fue rebelde, no le importaba los castigos cuando las Hermanas la encontraban inhalando su cigarro y cuando le preguntaba por qué lo hacía, su respuesta siempre era la misma —porque calma mis nervios, me hace sentir tranquila y olvidarme un poco de la mierda en la que vivo, además sirve para el frío —Terminaba de decirme con una sonrisa.

Salí al porche y encendí uno, lo coloqué entre mis labios e inhalé profundo, el humo corrió atravesando de mí, sintiéndome cálida y a la vez ahogándome con él, tosí y no una ni dos veces, tosí como una loca ahogándome con mi propia saliva, aporreé mi pecho varias veces hasta que el aire volvió a circular en mis pulmones.

— ¡Qué asco¡—susurré y tiré el cigarrillo para apagarlo con mi pies, suspiré. Ya había oscurecido, no había personas fuera de sus casas, ni en las aceras y mucho menos en la calle, las luces de las farolas parpadeaban y el bosque a mi izquierda se veía aún más aterrador, Me sentí observada así que me apresuré a entrar, además ya estaba haciendo frío y no quería atraer un resfriado.

Permanecí toda la noche sentada en el sofá revisando unos libros de mi padre, un poco de filosofía política y unos cuantos desde Platón hasta los tiempos modernos. Mi padre decía que leer era como comer, mientras más comías, más lleno y saludable estabas, así que mientras más leías, más te nutrías de información y alimentabas tu cerebro. Cerré el libro "La Caída" de Albert Camus y lo adjunté a los demás, era uno de los favoritos de mi madre, que al igual que a mi padre le encantaban las novelas filosóficas, fue por eso que me leí un montón de ellas pero releí La peste, publicada en 1947, un millón de veces.

Mis párpados ya pesaban, había tenido un largo día. Después de tomar una rápida ducha y ponerme un suéter de mi padre me acurruque en la cama, los relámpagos iluminaban a través de mi ventana, se podía ver el cielo oscuro decorado con colores que iban y venían, de seguro estaba a punto de llover. Me levanté rápido para cerrar la cortina pero antes de hacerlo me detuve en seco, mis dedos apretaron la tela de la cortina y mis ojos se abrieron y se estrecharon en seguida para intentar ver mejor lo que estaba delante de mí.

¿Qué es esto?

Un grupo de personas, alrededor de unos seis u ocho, no estaba segura, llevaban una capa negra, cubriendo su cuerpo y cabeza por completo, caminaban con rapidez hacia el bosque ¿Qué rayos iban hacer al bosque? Mis ojos no abandonaron ni un solo movimiento de esos sujetos hasta que desaparecieron entre los árboles y la oscuridad a su alrededor.

¿Qué está pasando?

Cerré rápidamente la cortina y brinque a la cama, cubriendo mi cabeza con la cobija, estaba aturdida y perpleja.

¿Qué estaba pasando en este pueblo? Tenía que averiguarlo.