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1525 Words
El fuerte sonido de unas leñas cayendo al suelo me pusieron alerta, mi corazón palpito fuertemente cuando vi a Cris poner más troncos en el suelo, su mirada me atrapó, él sonrió al verme. ¿Por qué la gente sonreía? —Hayden... que sorpresa —saludó el chico con cabello alborotado y vaya que el día de hoy me estaba dando muchas sorpresas. —Cris —saludé con un asentimiento de cabeza y me dirigí a la chica a mi lado — ¿Por qué me dijiste esas cosas? ¿Podrías explicármelas por favor? No entiendo —pregunté, quería respuestas. —Aquí hay más leña, creo que estaremos bien con estas por el fin de semana —esa voz..... Sus ojos cayeron en mí al poner un pie dentro de la casa, su franela estaba sucia y su cabello n***o desordenado caía sobre su frente como siempre. Me levanté rápidamente, sintiendo todas la miradas en mí y el enojo de aquella noche volvió a invadir mi cuerpo. Caminé con pasos firmes hasta llegar a él, su ojo miel y el otro azul se miraban con curiosidad, tuve que mirar hacia arriba para poder enfrentarlo y mirar su buen formado rostro, ese rostro que tantas ganas tenía de golpear... y lo hice. La palma de mi mano quemó al estamparse contra su mejilla, pero no era suficiente, mi enojo aún estaba ahí, levanté mi mano y volví a golpearlo, esta vez más fuerte que dolió, pero no me importaba, su rostro se voltio solo un poco y su mejilla estaba roja por el impacto, de seguro también mis mejillas por la adrenalina que tenía en ese momento. Sus ojos furiosos me miraron con las cejas fruncidas. —Si vuelves acercarte a mí o a volver a tratarme como aquella noche, juro que tú mejilla no será lo único que golpearé —Hablé, acusándolo con mi dedo en su pecho y salí de esa casa, el oxígeno ya me faltaba, necesitaba llegar a mi hogar rápido. Me detuve antes de entrar al bosque y miré atrás, él aún estaba en la puerta sin dejar de verme. — ¡Astro! —grité, el animal salió corriendo hasta llegar a mí y no dudé en ponerle nuevamente la correa, esta vez me aseguraría de quitársela cuando estuviéramos dentro de la casa. Encontré la salida tan rápido, que ni cuenta me había dado cuando ya estaba pasando por la verja oxidada, cerré la puerta de la casa para correr a la habitación y tirar lo primero que encontrara. Pobre lámpara, después de todo ya estaba muy vieja. Porqué tenía que ser todo tan complicado... ¿es que acaso no iba a tener un día sin enojarme con el mundo? Me acosté a dormir, el sucio en mi cuerpo no importó, mis pies estaban cansados y las ramas de los árboles me habían cortado un poco la piel sin haberme dado cuenta. Dormí durante todo el día, cuando me levanté ya había anochecido y mi estómago me rogaba que lo alimentara, me duché y preparé pasta después de alimentar a Astro, me senté en el sofá para saborear cada bocado; mi estómago rugió en agradecimiento. Ya que el televisor no funcionaba me distraje viendo unos dibujos que había hecho de pequeña, los encontré guardados en un pequeño cofre en el sótano. Una página doblada llamó mi atención, en ella se veía un colorido árbol con flores amarillas junto a un lago, o eso creo haber dibujado, en la parte de abajo del árbol tenía una equis y con letra de una niña menor de ocho años decía "tesoro". Abrí la página, mostrándome una casa dibujada y un camino de líneas que pasaban por muchos árboles mal pintados y llegaban al árbol cerca del lago pintado con tonos diferentes de verdes. Sabía que aquel árbol en la casa de la señora Estella se me había hecho familiar, mi tesoro estaba enterrado ahí, o sea lo que sea que pude haber puesto allí. Detrás de la hoja decía: sumérgete al bosque y sigue el camino de hongos, al llegar al lago verde verás un árbol amarillo y bajo el un tesoro cuyo destino es ser tuyo. Era como una búsqueda del tesoro, pero esas palabras no fueron escritas por una niña, quizás mi madre haya estado jugando conmigo, o mi padre, de hecho nunca lo sabré porque mi mente tenia tantas cosas, que no logra concentrarse y recordar tales juegos de niña. Pero si hubiera algo ahí, aún estaría allí ¿verdad? Tendría que hablar con Estella y pedirle permiso ya que el árbol ahora está en su propiedad. Genial, salí de su casa enojada y golpee a su hijo frente a ella ¿y ahora quería volverle hablar? Realmente no estoy bien de la cabeza. Guarde nuevamente las cosas en el pequeño cofre y subí a la recámara, en la mesita de noche había puesto una fotografía de mis padres y yo, estábamos abrazados en el jardín y yo sonreía mostrando la falta de dos de mis dientes, tuve que buscar muy bien en el sótano para poder Hallar un recuerdo de los tres, aún no comprendía porque habían desaparecido todas mis cosas, mi habitación estaba vacía y los retratos en las paredes de los tres o de mí ya no estaban. Era como si nunca hubieran tenido una hija. Ya era más de medianoche, el cielo estaba sin nubes ni estrellas, solo la luna creciente brillando en la oscuridad del cielo. Debería estar durmiendo, pero como dormí todo el día no tenía tanto sueño, a diferencia de Astro que prácticamente ocupaba toda la cama, supongo que hasta los animales se cansan después de tener un día agitado. Me aparté de la ventana para cerrarla, pero una persona con capucha corrió hacia el bosque, por un segundo me alarmé, pero recordé que Donovan aseguró que había un grupo secreto que iba al bosque en las noches, pero aquel no era un grupo, era solo una persona, tal vez iba tarde o sus compañeros tomaron otro camino. Tranquila Hayden, respira. No hay porqué alterarse ni entrar en pánico. Pero la curiosidad estaba por comerme viva. Cerré la cortina y me metí a la cama quedando junto a Astro, estaba muy feliz de tenerlo conmigo. El sueño no duró en hacerse presente y en un momento a otro ya estaba dormida. Al día siguiente me levanté temprano, desayuné y me preparé para salir, había vuelto a Brașov para seguir con mi vida, no para estar metida en problemas, ni estar encerrada siempre ni mucho menos a lamentarme de mi existencia. Había una universidad en el pueblo, no tan grande pero si contaba con diversas carreras, estaba decidiendo por literatura o periodismo, o quizás biología ambiental, después de todo estábamos rodeados de bosque y sería muy útil esa carrera; solo quería algo que me mantuviera ocupada. Me subí a Martha y conduje hasta allá, eran dos edificios unidos, de colores marrones, ya me había dado por vencida encontrar una estructura colorida en este lugar. El clima era frío, no había sol pero tampoco lluvia, estaba en ese punto agradable, que en lo personal disfrutaba. Al entrar al lugar tuve que abrazarme a causa del aire acondicionado, una chica pelirroja con anteojos me recibió amablemente —bienvenida ¿en qué puedo ayudarte? —preguntó —Quisiera inscribirme en la carrera de biología ambiental, por favor —me apoyé en el mostrador, la chica asintió mientras tecleaba en su computadora. —Qué bueno, casi nadie estudia esta licenciatura, la mayoría prefieren algo que puedan sacarlos de este pueblo —mencionó —Solo tienes que darme tus datos, certificado de preparatoria y el certificado del curso pueblerino. — ¿Curso pueblerino? —No tenía idea ah qué se refería. —Así es, para poder entrar a esta universidad necesitas pasar el curso de tres meses que dan en la preparatoria y tienes suerte ya que las clases empiezan mañana. — ¿Mañana? —me alboroté el cabello, quería entrar a la universidad no regresar a la preparatoria. —Sí, mañana, los cursos son de cinco a siete de la noche en la preparatoria brasowar, llena este formulario y lo enviaré para que te acepten mañana —suspiré, si no tenía otra opción que más me quedaba, daría el maldito curso. Terminé de llenar el formulario y le agradecí antes de salir. Al llegar a casa estacione el auto y golpeé el volante varias veces, dejando salir mi frustración. Si alguien me viera de esta manera jurarían que necesito un manicomio. Patee la verja oxidada y al llegar al porche había una pequeña caja, miré a todos lados, pero no había rastro de alguna persona. Al abrirla había una flor amarilla con una nota, fruncí el ceño. "Te espero a las 10 en el bosque, tranquila, yo te encontraré" Esto era una broma de mal gusto, en serio ¿por qué pensaría que yo iría a tal hora de la noche al bosque? Podría estar un poco mal de la cabeza, pero sabría cuando alguien me guiaba a mi muerte, claramente no iría. ¿O sí? Claro que no.
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