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CAPÍTULO SEIS
En la segunda mañana de su viaje, Max miró a través de su habitación hacia la litera vacía de Inrit. Habían salido de la estación Nina hacía casi treinta horas y no la había visto desde el lanzamiento. Como ingeniera, ella tenía que estar ocupada, pero a medida que pasaban las horas, él se convencía cada vez más de que ella lo estaba evitando.
Podía captar una indirecta, y probablemente era lo mejor. Max no sabía qué le diría. Había sido catapultado al extremo más profundo de una relación con una mujer a la que apenas conocía, que no conocía en absoluto, realmente. Por supuesto, probablemente tenía mucho trabajo que hacer. A diferencia de él.
Morvellan no había hablado con Max desde que le mostró su habitación. Si era coincidencia o porque estaba ocupado, Max no estaba
