Capítulo 3.

1092 Words
Victoria había quedado perpleja con las sensaciones que le producía solo mirar a Felipe; quien aprovechó que la tenía con las esposas para levantarla de la silla y dirigirla hacia el tubo para que lo acompañara. La colocó sobre él, mientras soltaba una de las esposas para poner sus manos detrás del tubo; quedando totalmente a su disposición. Felipe decidió besar nuevamente su cuello; mientras las demás invitadas gritaban como locas de la emoción especialmente porque Victoria siempre mostraba esa imagen de mujer culta, recta que nada ni nadie podía desviarla del buen camino al lado de su esposo. Felipe se colocó de espaldas sobre ella mientras refregaba sus glúteos en su parte intima haciéndola sonrojar sin poder moverse por culpa de las esposas; para que después Felipe pasará sus suaves y cálidas manos sobre todo su cuerpo; sintiendo como se iba erizando lentamente al punto de hacerla venir internamente; donde salió de sus sueños mojados al sentir como le quitaban las esposas para que Felipe se dirigiera hacia la cumpleañera a realizar la misma acción, no sin antes haberle guiñado el ojo a Victoria. Victoria se sentó observando el espectáculo; sin creer las miles de sensaciones que le había provocado este joven ¿sería capaz de serle infiel a su marido? al final no lo quería, estaba casada por conveniencia. La despedida de soltera siguió, donde bailaron, festejaron, robaron besos al pobre Felipe quien no le quitaba la mirada de encima a Victoria; además jugaron a verdad o reto entre todos donde varias de las presentes se habían quitado sus prendas de vestir; mientras Felipe les brindaba besos en las zonas desnudas; donde Victoria lo miraba con interés y oscuridad en sus ojos debido a que la habían catalogado como aburrida por no entrar en la dinámica, pero debía guardar su compostura como mujer comprometida. Llegó el momento donde Felipe se estaba despidiendo, el famoso playboy debía irse y en ese momento Victoria reaccionó donde tenía que hacer algo antes de perder contacto con él. Así que le sugirió a su amiga Laura, que siguiera disfrutando mientras ella se encargaba de pagarle con el dinero que había dado una de sus amigas. Además, de todo el dinero que ya había ganado mientras bailaba, donde cada una se acercaba a depositarlo debajo de su bóxer. Victoria llegó a la cocina donde se encontraba aquel hombre, todavía con su antifaz era lo único que no se había quitado del traje especial, volviendo a su antigua ropa casual. — Hiciste un buen trabajo, te felicito — Manifestó Victoria entrando al lugar, donde sorprendió a Felipe quien volteo a verla.   — Tu fuiste una gran anfitriona; eres hermosa — Susurro Felipe con voz seductora en medio de su mirada tierna y fugaz; provocaba mayor interés en Victoria saber quién era el dueño de esos ojos grises.   — ¿No te quitarías el antifaz? — preguntó inocentemente Victoria, esperando que la respuesta fuera positiva. Sin embargo, Felipe negó con la cabeza.   — No puedo revelar mi identidad, es por mi seguridad — Respondió mientras encogía los hombros — Pero sí puedo decir, que me encantas — Susurró muy cerca de Victoria, mientras sus narices conectaban. Victoria se había sonrojado nuevamente, mientras su respiración se encontraba agitada.   — Eres una tentación que no quiero dejar pasar — Afirmó Victoria segura de la decisión que acababa de tomar, donde rodeo el cuello de Felipe para cerrar su propuesta con un suave beso en los labios; sintiendo mariposas en el estómago mientras era correspondida, dando paso a la vez a sus lenguas mientras sonaba la música electrónica de fondo donde estaban gritando y riendo sus compañeras. Felipe la cogió de la cintura acercándola más a él, mientras recordaba el trato que había hecho con su mejor amigo de encontrar a la mujer perfecta para salir de la pobreza.    Victoria subió sus piernas rodeando la cintura de Felipe, mientras el beso se iba haciendo cada vez más intenso y agresivo; donde Felipe inició a apretar sus glúteos saliendo un pequeño gemido en ella — Vamos a arriba, solo sígueme — Manifestó con la voz entrecortada Victoria cogiendo de la mano a Felipe, mientras lo dirigía por la puerta trasera; ya que ella conocía la casa de su amiga de arriba a abajo donde se quedaba a dormir cuando peleaba con su esposo José. Fueron lentamente y sin hacer mayor ruido, sabía que no iba a ser extrañada en dicha despedida por ser catalogada como una aburrida, anticuada mujer. Llegaron al segundo piso, donde Victoria volvió a lanzarse a los brazos de Felipe dándose un apasionado y brusco beso; mientras volvía a subir sus piernas a la cintura de aquel hombre misterioso; abriendo la puerta de una habitación para entrar y cerrarla con seguro.   Prendieron la luz para conectar por milésima vez sus miradas; la combinación del color gris con el color verde de sus miradas. Donde Felipe la lanzó sobre la cama para colocarse encima de ella; dándole suaves besos mojados sobre el cuello mientras ella desabrochaba el cinturón de su pantalón para enseguida seguir con los botones de la camisa. Por su parte, Felipe bajó a besar sus desnudos hombros mientras pasaba una de sus manos por el abdomen llegando a apretar sus voluptuosos pechos haciéndola gemir; para después bajar a sus muslos aprovechando que su falda larga tenía una abertura para tocar su piel desnuda, subiendo lentamente sus dedos hasta rozar su clítoris encima de su ropa interior haciéndola gemir. Enseguida, volvió a subir para darse otro beso apasionado donde Victoria aprovechó para deshacerse de la camisa dejando el torso cálido y desnudo de Felipe mientras se mordía sus labios; al observar cómo se veía como los dioses tonificado y refrescante. Felipe la levantó para desabotonar el crop top por detrás, dejando a la vista su sensual brasier color rojo intenso de encaje; donde lo desabotono para darle suaves besos, con mordida a partir de lengüetazos en sus senos haciéndola estremecer donde quitó el botón del pantalón para bajar la cremallera y estimular su bulto erecto y grande encima del bóxer; hasta que sintieron que alguien golpeaba la puerta.   — Victoria ¿estás aquí? ¿estás bien? — Preguntaron del otro lado, donde Victoria reconoció esa dulce y angelical voz de su amiga Laura.   — Shh… — Murmuró Victoria colocando su dedo sobre su boca, como señal de que hicieran silencio porque no iba a permitir que nada ni nadie dañara la locura que iba a cometer, iba a serle infiel por primera vez a su esposo.  
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