— ¿Qué hace este pobretón acá? — Manifestó con desagrado José mirándola de pies a cabeza con superioridad. — Visitándola ¿no se da cuenta? — Sentenció Felipe mirándolo directamente a los ojos, mientras sentía como desaparecía el calor de Victoria de su mano. — ¿Atrevido? tiene agallas el joven… ¿no se da cuenta que está casada? — Afirmó José acercándose donde sus pechos conectaban, — No, por favor… — Decía Victoria, pero los dos la ignoraban, preocupándose que se desatara la tercera guerra mundial con ellos. — Si, pero el que no se da cuenta es usted ¿cree que realmente es feliz al lado de alguien como usted? — Preguntó Felipe mientras formaba un puño con su mano derecha. — ¿Alguien como yo? obvio, soy de clase, educado, elegante, serio y millonario — Afirmó José con un