Mis dieciseis años fueron innolvidables, no tuve lujos, ni nada por el estilo, pero sí a Winnie para alquilarme un lindo vestido y organizarme una bonita fiesta en su patio trasero. Mamá fue, sólo un rato, estar rodeada de el ambiente fiestero de la noche la ponía nerviosa, en especial porque le pedí encarecidamente que no tomase ni una gota de alcohol. No me molestó que se fuera, de hecho, ayudó mucho a que los invitados- casi toda la escuela- estuviese más cómodo y con más libertades para hacer desmadre.
-Esto es maravilloso, en serio te amo por esto. Bueno, a ti y a tu madre- dije prendada al cuello de Kory mientras él bailaba conmigo usando un traje gracioso que lo hacía lucir como pingüino.
-No hay de qué, culo dulce- pisé su pie a propósito y aunque no usaba tacones sino mis Conve
