Sally Brin Desde el momento en el que abrí los ojos, no pude evitar esbozar una sonrisa, este era nuestro día especial. El sol ya comenzaba a filtrarse a través de las cortinas de la ventana pintando rayos de luz dorada por toda la habitación. De pronto sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo, me giré en la cama para verlo a él. Danilo aún esta dormido, lo abrazo. —Hola, hoy nos vamos a casar. Esboza una sonrisa. —Hola, lo sé, ¿sabes cuál es la parte más divertida de casarnos? —pregunta abriendo los ojos. Al mismo tiempo que me envuelve entre sus brazos. —¿Cuál? —pregunto curiosa. —La luna de miel —pongo los ojos en blanco. —¿Dónde se supone que esta el Danilo, serio, anticuado e impenetrable que siempre menciona mi cuñada? —refuto divertida. Busca mis labios, los reclama