—¿Es de verdad tu tío?
—Sí, es mi tío Gennaro.
Los tres llegaron hasta el brigada y el sargento mayor que había llegado, entretanto, frente a Bordin. Esposito dijo a Vittorio:
—Señor doctor, pregunte por mí al sargento Piombini… o, todavía mejor, llame al comisionado Pelluso por la radio porque fue precisamente él el que me sacó de la celda esta mañana y sabe muy bien quién soy: conocía mi misión desde hace días, porque los dirigentes políticos que somos de jefes de grupo, como él y yo, nos reunimos en asamblea con el comandante Taraia… ah, pero tú… ¡pero tú eres Mariapia! —Solo en ese momento reconoció a su sobrina.
Ella besó a su tío en la mejilla, en silencio y sin esbozar una sonrisa, pero seguramente con placer.
El tío Gennaro le pregunto, severo y preocupado:
—¿Qué haces aquí?
