Capítulo 1

2167 Words
Alister Sus ojos grises, como si tuviera a la luna misma en sus ojos. Su piel pálida, como la nieve. Su cabello n***o caia sobre sus hombros. Sus labios carnosos y rosados. Las pecas que adornaban su rostro. El lunar de su ceja izquierda. El sonido de su risa, la forma en la que me mira, es algo inexplicable. — Alister. Mi nombre saliendo de sus labios, la dulzura y malicia con la que lo dice. Como si acariciara mi nombre con sus labios. Extiende una de sus manos y puedo sentir su frío tacto sobre mi mejilla, me acaricia con ternura. Siento una gran sensación creciendo en mi pecho, algo cálido en mi interior y no, no es el fuego abrazador que suelo sentir todo el tiempo, es pacifico, es perfecto… — Alister — vuelve a llamarme con dulzura. — ¿Me amas? — preguntó, con un intenso brillo en sus ojos. Pude sentir como sonreía, mi corazón latía a la par del suyo, extendí mi mano y acaricie su rostro. Es hermosa, no hay belleza que se le compare. — Sabes que yo… El graznido de un cuervo en mi oreja me despertó de golpe, vi mi ventana abierta y la figura de Amelia de pie, había tres plumas negras cayendo al piso. Maldita loca. — ¿Buen sueño? — dijo con una sonrisa. — Los dragones no sueñan — respondí molesto. Frote mis ojos y mire el techo. — ¿Qué mierda haces aquí? Creí dejar las cosas en claro ayer. Escuché sus pasos y enseguida sentí como se acostaba a mi lado, no la mire, pero sí podía sentir su mirada en mí, era de esperarse, sabe que duermo desnudo, no soporto la ropa cuando todo el tiempo estoy caliente. A decir verdad, no me importa que Amelia esté aquí. Los dragones no soñamos, nos hundimos en un sueño profundo sin saber nada más, pero cuando un dragón sueña generalmente esos no son sueños, sino visiones. Solo una vez he tenido una visión y esa fue cuando vi a mi hermana morir envuelta en llamas. Fue el peor primer sueño o visión. Sin embargo, soñar con esa chica, fue raro. No la reconozco, nunca la había visto, su belleza no puedo compararla con nadie porque nadie la supera. Es hermosa, es perfecta. Quisiera saber quien es ella. — Mundo llamando a Alister — tronó los dedos frente a mí. — ¿Dónde andas? — Pensando en cómo arrebatarle todos los puntos a Miller — me levanté de la cama. Estaba desnudo por lo que le di una gran vista a Amelia de mi cuerpo, estaba por ponerme un pantalón deportivo cuando sentí las manos de Amelia por mi cuerpo. Sonreí, me gusta que siempre esté a mi disposición. — Ganarás el puesto de Smile — dijo a mi oído, comenzando a besar mi cuello. — Me encargaré de que lo ganes, mataré a todos. — No necesito que mates a nadie — me di vuelta, la tomé del cuello y sonreí. — Al menos no ahora. — ¿Qué quieres que haga? — sonrió con malicia. — Ponte de rodillas. Amelia se puso de rodillas, mi m*****o ya estaba duro, en cuanto sus manos lo tomaron sentí como mi sangre se volvía lava. Al ser un dragón es natural que todo nuestro cuerpo esté siempre caliente, sentir como nuestra sangre es tan caliente y espesa como si fuera lava, solo se apacigua con tres cosas, el sexo, el alimento puro de un dragón que son las vírgenes y estar enlazado con alguien. Volví al presente cuando Amelia hizo un movimiento con su lengua que me hizo gruñir. La tomé del cabello, ella puso sus manos sobre sus piernas sometiéndose ante mí, me miró y yo comencé a embestir su boca. Sus arcadas se hicieron presentes, pero no me detuve, continué arremetiendo en su garganta hasta que me vine. Eyacule en su boca y ella se trago todo. Me encantaba su mirada cuando terminaba en su boca, era tan satisfactoria. Pero no como la de esa mujer. ¡Maldición! Ahora ya no saldría de mi mente. Me separe de ella, tome mi pantalón y me lo puse. Amelia estaba recuperando el aliento cuando volví a verla, salí de la habitación dejándola sola. Vivía en la casa en la que me crié, mi padre me la dejó cuando decidió irse a vivir a la cabaña del bosque, baje las escaleras hasta llegar a la sala, me dirigí a la cocina, puse la cafetera y encendí la televisión. Necesito despejar mi mente, sacarme a esa mujer de la cabeza. “El cazador ataca de nuevo, se suma la víctima número 27 del año y hasta el momento sigue sin haber indicios, la policía hace todo por descubrir quién es este asesino serial.” Sonreí, jamás lo sabrán. Mire la televisión y la fotografía de la chica de ayer apareció, era linda, aunque muy mala bebiendo, con dos cervezas ya la tenía sobre mí. — Otra rubia, tienes una inclinación por las rubias — dijo Amelia. Entró a la cocina y se sirvió café. — Las rubias son hermosas — pero nadie se le compara a ella. Sea quien sea. — ¿Qué haces aquí? — Bebo café. — No hablo de eso, ¿qué quieres? Por algo has venido temprano, a menos que estés aquí para que follemos — tome una taza y se me serví café. — Eres un hijo de puta, quería saber como estabas y te comportas como un cretino. — Por favor, siempre he sido así no seas delicada — puse los ojos en blanco. — Así que si has venido aquí para sobornarme con una mamada y que acepte esa ridiculez de que nos casemos, mejor vete. Amelia se acercó, ya no le dolían mis palabras, no era la primera vez que le hablaba así. — Para tu desgracia los dos sabemos que este matrimonio es bueno para todos — sonrió. — Vamos a follar y te la voy a chupar aceptes o no el matrimonio, pero los dos sabemos que casarnos es lo mejor, tu conversión sólo está retrasada, vamos a hallar una forma para que te vuelvas el dragón que todo el mundo quiere y así tener el poder total. Y la desgraciada sabía usar las palabras, conozco su manipulación, conozco su mente y cada trastorno en ella. — Dile eso al resto de tus amantes, sabes bien que yo no soy tan imbécil para caer en tus redes — le dio un besó en la frente y me sonrió maliciosa. — ¿Desayunas? — No, tengo que irme con mamá, por cierto quiere que vayas a cenar tú y tu padre. — Si es otra táctica para que acepte el matrimonio, no lo aceptaré nena. — Quiere que nos reunamos solamente, una cena familiar, ¿que dices? Su madre era la única que me había tratado bien, después de que la mía se largara, ella era como mi madre y la apreciaba, pero sabía bien para que me querían ahí. — Yo llegaré — dije sin más, aunque no iría. — Bien — se acercó y me besó. — Te quiero guapo. Sonreí y se fue. Amelia es una buena mujer, nos conocemos desde niños, su familia estuvo conmigo cuando mi madre me dejó con la basura de mi padre. No dudaría en tomarla como mujer, mi padre ha estado buscando una pareja para mí desde que cumplí los 30, pero nadie llena sus expectativas, ni las mías. Por raro que suene, quiero conocer a la indicada para mí, no importa si es una simple humana, he tenido tanto caos en mi vida, que quiero un momento dulce. Sin embargo, eso nunca será posible. Mientras mi conversión no llegue, no tomaré a nadie. Abrí la nevera y saque las cosas para preparar mi desayuno, mientras seguía escuchando el reporte de la policía sobre “el cazador” no suelo atacar más de dos veces en una semana, como lo dije antes, los dragones nos alimentabamos de vírgenes puras, yo encuentro mi alimento de otra forma, además en este siglo ya nadie es virgen después de los 16. Estaba cortando por trozos el corazón, cuando alguien abre la puerta de mi casa, fruncí el ceño y mire a mi padre entrar. ¡Maldición! Un poco de paz es lo único que pido. — Cambiare la cerradura — declare mientras seguía cocinando. — Ya recibí la visita de Amelia, si una chupada no me hizo cambiar de opinión ante tu absurda idea del matrimonio, ¿qué te hará creer que con tu presencia algo cambiará? Levanté la vista y vi a mi padre mirando las noticias. Él es más sutil con su comida, a mí me gusta ser el cazador nato que soy. — Sé que no te agrado Alister — soltó un gran suspiro. — He buscado por muchos lugares el porqué del retraso de tu conversión, incluso visite a Lilith — ahora sí que tuvo mi atención. Boris visitando a Lilith, ese par hace años que ni se miraba a la cara. — Y en algo concordamos. — ¿Qué? — apague el fuego, cerrando los ojos con el aroma del desayuno. — Retomar los rituales que teníamos antes, vírgenes, sangre, fuego y una bruja poderosa y por suerte tu madre es la última que existe — se cruzó de brazos y me miró. — Es tu decisión, piensalo y si quieres hacerlo, lo haremos juntos, porque necesitas sangre de un dragón. — Lo pensaré — lo mire y sonreí de lado. — Está bien — me sonrió. — Supongo que no irás a la cena. — Te veré luego Boris. Boris me sonrió y se fue sin decir nada más. Sé que ha tratado de arreglar nuestra relación, pero no quiero tener relación alguna con mi sangre, estoy mejor solo. Aunque me sorprende que mis padres se hayan visto las caras con el fin de convertir a su único hijo con vida en un dragón poderoso. Sé que ellos se amaron mucho en su momento, mi madre nunca lo perdonó por lo que le hizo a Azuba, su vínculo nunca se rompió que mi madre logró quebrarlo para estar desligada de él. Los ojos grises de esa chica vinieron a mi mente de nuevo, sentí qué mi corazón se aceleró. ¿Qué mierda me pasa? El sueño no salía de mi mente, podía escuchar mi su voz decir mi nombre, su hermosa risa, la forma en la que me mira. Maldición, jamás he visto eso en mi vida. Nadie me ha mirado de esa forma. Tenía una sonrisa estúpida en el rostro. Parezco un anormal. Pero no puedo dejar de pensar en ella, es tan hermosa. Si esto es en verdad una jodida visión, quiero que se cumpla, deseo verla. °°°°°°°°°°°°°° La terapia de grupo siempre funciona, cuando las personas no han asesinado, ni han comido a sus víctimas. Pero es interesante ver como mentes perversas y criminales se juntan con psicópatas sanguinarios. Escuchar como se peleaban entre ellos por saber quién ha sido el más sanguinario es muy divertido, es como ver simios pelear por una banana. — ¡Basta! — grite, al ver que la hora ya había pasado. — Nadie gana ¿y saben por qué? Porque si todos juntan sus asesinatos, crean una masacre y más de uno se termina bañando en sangre. Aquí nadie gana, porque si siguen pensando que son superiores no llegarán a ningún lugar, pero si unen sus mentes, ¿que van a crear? — Una masacre. Sonreí orgulloso. — Nos veremos la siguiente semana, no quiero más peleas. Estos chicos son nuevos, me gusta tratar con los nuevos porque son mente manipulables, en cambio los que ya son mis pacientes fijos y más viejos en el lugar, ellos son más perversos y los trato como personas, no como asesinos. Estaba por ir a tomar un café, quería despejar mi mente o al menos tratar de no pensar en la chica de ojos grises, cuando escuche a Miller hablar con otros en la cafetería. — Los Murdock están de mi lado, teniendo a ellos tengo a casi medio Castlebrook de mi lado. Alister no va a ganar el Smile. — Lo dudo — dijo Amanda. — Alister tiene muchas cosas a su favor. — Mejor no alardeamos — dijo Ana. — Que gane el mejor. Los Murdock, ellos estaban de lado de Miller solo por ser amigo de la familia, pero yo he sido de más ayuda en esa familia que él. Dante no me dirá que no cuando le pida mi apoyo. — Miller, vas a perder tu carta más factible, los Murdock ya son míos. La imagen de la chica de ojos grises apareció en mi mente, sonriendo como si estuviera orgullosa de mí. Suspire como un idiota. Esa chica me va a enloquecer.
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