-Apártate idiota! -grité sacando mi cabeza por la ventana. No se movía, solo estaba parado al frente de mi auto mirándome y mojándose, él si parecía un asesino en serie. La idea de arrollarlo pasó por mi mente, pero no soy tan cruel como para ir tan lejos. Puse mis ojos en blancos y ya frustrada salí de mi auto, la lluvia había aumentado, al igual que el frío, pero sin tomarle mucha importancia caminé hasta él. -¿Estás loco? ¿Por qué te paras al frente de mi auto de esa manera? ¿Quieres que te pase el auto por encima?- lo miré a los ojos furiosa y no pude evitar fijarme en lo tenso que estaba todo su cuerpo. -¿Qué hacías con él? -fruncí mi ceño totalmente confundida, a él qué diablos le importaba, no era su problema lo que yo hacía con él, sin verlo venir me tomó de los hombros, lo cual