CAPÍTULO 2

2133 Words
Charles Ricci Estoy frente al Palacio Smith Duncan, el hotel de Steven Smith, el nombre le hace honor al lugar, ya que realmente parece un palacio real. Subo las escaleras en la entrada y entro al vestíbulo del hotel, la belleza de este lugar es realmente impresionante, las lámparas colgando del techo son enormes, seguidas de enormes columnas que acompañan una alfombra roja en la recepción. Al lado, hay un piano con un pianista tocando una suave melodía para darle un ambiente ligero al lugar, es un espectáculo. El señor Smith definitivamente tiene muy buen gusto en decoración y música. Me detengo a observar cada detalle de su estructura cuando veo a Steven Smith bajando las escaleras que están detrás de la recepción del hotel. Él es un hombre de alrededor de sesenta y cinco años. Cuando nuestros ojos se encuentran, una amigable sonrisa se forma en sus labios. Hace mucho tiempo que no lo veo, a pesar de ser un gran amigo de la familia. —Buenas tardes, Charles, qué sorpresa verte aquí. —Él me extiende la mano y yo la estrecho. —Buenas tardes, señor Smith, vine a hablar con usted. Él asiente. —Claro, vamos a mi oficina. Asiento. Caminamos juntos por un gran pasillo, observando los antiguos cuadros en las paredes, todos ellos de artistas famosos, seguramente cada cuadro debe valer millones de dólares. El señor Smith sin duda tiene un gusto muy refinado por la arquitectura. Cuando entramos a su oficina, él señala el sillón frente a su escritorio, me siento como se me ha solicitado. —¿Quieres beber algo? —pregunta. —Whisky, por favor. —Buena elección. —Sonríe. Yo simplemente asiento. —Ahora dime, ¿qué viniste a hacer a mi hotel? —pregunta curioso, después de servirnos. —Quiero comprarlo. —Voy directo al grano. Él me mira sorprendido y luego respira profundamente. —Ya sabes lo que pasó. —Él no me está haciendo una pregunta, sino una afirmación. —Eso no importa, señor Smith, solo quiero hacerle una oferta y no hablar sobre lo ocurrido. Soy directo, ya que no quiero meterme en un asunto que no me concierne. —Pensé. Él sonríe de lado. —Te conozco desde que eras un niño, siempre supe que serías un hombre implacable en los negocios, siempre fuiste objetivo en todo lo que tenías que decir, no das rodeos y no te metes en problemas que no te incumben, pero ¿sabes algo que nunca esperé? —pregunta. —¿Qué? —pregunto por educación, porque en realidad no quiero saberlo. —Qué estarías frente a mí queriendo comprar mi único patrimonio. Asiento. —A veces ocurren cosas en nuestras vidas que no estamos esperando, señor Smith, pero tenemos que ser fuertes para lidiar con ellas. Estoy aquí trayéndole una oferta irresistible, que lo librará de grandes problemas antes de que comiencen, porque sabemos bien que están cerca. Él no dice nada, pero se levanta y se dirige hacia la ventana de la oficina, su mirada parece perderse mientras mira al cielo. —Charles, este hotel es todo lo que tengo. Sabes que mi familia fue socia de los Duncan durante medio siglo. Nunca esperé que me dieran un golpe aquel en quien tanto confiaba. —Suspira. Siento dolor en sus palabras, pero en lugar de quedarme callado, cuando veo, las palabras ya han salido de mi boca. —Deberías haber prestado atención a las cuentas, señor Smith, un desfalco de ese tamaño seguramente habría sido notado fácilmente. Él asiente y me mira. —Entiendo tu forma de pensar, y tienes razón, cometí un error en esa parte, pero él era mi amigo, ¿nunca confiaste ciegamente en alguien y luego te arrepentiste? —pregunta. Me quedo callado, pero respondo en mis pensamientos para mí mismo, sí, alguna vez confié, por eso mismo sé que debemos estar atentos hasta en los mínimos detalles. —Sé que debería haberme dado cuenta, pero no lo hice. —Puedo ver a través de sus ojos la culpa que siente por no haber prestado atención a lo que estaba justo debajo de su nariz. —Pero no puedo vender este hotel, es el legado de mi hija. Empiezo a no gustarme del rumbo de esta conversación, pero debo ser claro con él, porque si hay algo que debemos ser en el momento que él está pasando, es ser realistas, aunque duela, siempre será la mejor opción. —Lamento decirle, señor Smith, que su hija pronto no tendrá nada que administrar, usted mismo sabe que los costos para seguir manteniendo el hotel abierto son muy altos, no estamos hablando de una sola cadena, sino de varias, y tiene plena conciencia de que con el tiempo deberá comenzar a cerrar, puerta por puerta, habrá varios empleados exigiendo sus derechos, proveedores cobrando, y usted tendrá que estar buscando excusas para todos ellos. Estoy aliviando esa carga de sus hombros, porque las empresas Ricci tienen el poder financiero para mantener sus puertas abiertas, y usted obtendrá una considerable cantidad de dinero, porque sabe que en el estado en que se encuentra, es difícil que alguien quiera pagar un precio justo por su hotel.Él queda pensativo y eso es bueno, así que decido seguir persuadiendo. —La empresa Ricci se compromete a seguir manteniendo las puertas abiertas, su nombre seguirá en el frente del hotel, pero el nombre Duncan será retirado, lo único en cuestión es que todos sepan que ahora el lugar está siendo administrado por las empresas Ricci. Le pagaremos una cantidad razonable que asegurará su jubilación. Él niega con la cabeza. —No entiendes, Charles, amo este hotel y... —Lo que entiendo, señor Smith, es que el amor que tienes por este hotel no te librará de las deudas, que en este momento son lo más importante —soy directo. Él traga saliva ante mis palabras, aunque sean duras, sabe que tengo razón. —Tal vez tengas razón —dice, pero noto que vuelve a quedar pensativo, en ese momento veo que no va a tomar ninguna decisión, así que decido irme. —Me retiro, pero tengo una oferta muy buena —me levanto y saco un documento de mi maleta y lo pongo sobre la mesa. —Pido que lo piense, sabe que la situación puede complicarse, estoy ofreciendo la solución más fácil, no sería inteligente por su parte rechazarla. Le pido que lo considere. Él suspira. —Pensaré en su propuesta, Charles. —Estoy seguro de que haremos negocios —digo con confianza. Él sonríe levemente, aunque no llegue a sus ojos. —Está bien, Charles, por favor, envíale un saludo a tus padres de mi parte. —Considéralo hecho. Salgo del hotel con la certeza de que ese lugar ya es mío, porque sé cómo funcionan las cosas en nuestro medio, todos somos como leones esperando a alguien a quien devorar, y en este momento el señor Smith se ha convertido en presa fácil para todos nosotros. Si no soy yo quien lo compra, será otra persona, pero la oferta que he ofrecido nadie podrá superarla. Tiempo después... Sabía que la situación se complicaría, estoy en casa de mis padres y ellos fueron al hospital a hablar con el señor Smith, que sufrió un infarto ayer. No deseaba que eso pasara, pero puedo imaginar cómo un hombre puede volverse loco cuando las deudas llegan a su puerta y no tiene medios para pagarlas. La caída de los hoteles fue rápida, hasta el punto de que solo un lugar se quedó con las puertas abiertas. Además, se descubrió que los Hoteles Smith ya estaban endeudados con impuestos y solo ahora el señor Steven se ha enterado. Es triste la situación en la que ha llegado, pero le avisé que esto sucedería. Si hay algo que aprendí a hacer en el mundo de los negocios es prever los desastres antes de que sucedan, lástima que el señor Smith no aprendió a hacerlo. Y ahora está pagando un precio muy alto. —Charles, que bueno que estás aquí —dice mi madre cuando me encuentra en su apartamento. Linda Ricci, la mujer más fuerte que conozco. Está junto a mi padre Albert Ricci. —Hola mamá, vine a verla y la empleada me informó de lo sucedido. Ella asiente tristemente. —¿Cómo está él? —pregunto. —Gracias al universo, fue sólo un principio de infarto, pero aún así lo dejó bastante debilitado. —Pensé que había sido un infarto. Ella niega con la cabeza. —Estuvo muy cerca, pero está bien. —¿Pudieron verlo? —Sí, está devastado. Le ofrecimos ayuda, pero Steven siempre ha sido difícil para aceptar cualquier cosa gratuita, nunca le gustó deberle favores a nadie —ella habla destrozada. —Amor, ve a descansar un poco, sé que estás cansada —dice mi padre, pero noto que me mira de manera diferente. —Está bien querido, realmente necesito quitarme este olor a hospital del cuerpo. Te amo hijo, y me alegra verte aquí —ella me abraza. Beso la parte superior de su cabeza. —Descansa bien, mamá. Cuando ella se retira, mi padre respira profundamente. —Vamos a mi oficina. Asiento y lo sigo, cuando entramos él dice: —Steven pidió verte. —Ya me imagino de qué se trata —hablo porque ya sabía que esto sucedería. —Charles, sabes que Steven es mi amigo y no quiero que te aproveches de su situación para... —Papá, son solo negocios, no está mal querer comprar el hotel si él quiere vender —me encojo de hombros. —Fuiste tú quien primero le propuso eso, podrías haberle ofrecido ayuda, como tu madre y yo hicimos en cuanto sucedió y ahora de nuevo —noto que está irritado, pero no veo motivo para ello. Fruncio el ceño. —Usted me enseñó a saber aprovechar una buena oportunidad. Soy un hombre de negocios, vi una gran inversión frente a nosotros e hice una propuesta, no está mal hacerlo, aunque usted sea su amigo. Él respira pesadamente sabiendo que tengo razón, nos crió para ser implacables y sabe que yo no actuaría de manera diferente. —Lo entiendo. Solo quiero que pienses cómo vas a llevar las cosas, ten cuidado con la forma en que hablarás con él en este momento, te conozco muy bien y sé lo duro y directo que eres con las palabras, pero recuerda que Steven no necesita más personas echándole tierra encima. —Vale. Salgo de la casa de mis padres y voy directo al hospital. En el momento en que entro en la habitación del señor Smith, veo que tiene la cabeza gacha. —Señor Smith —lo llamo. Él mueve lentamente la cabeza para mirarme, noto que parece cansado. —Hola Charles. —Lo siento mucho por lo ocurrido —siendo sincero, porque nunca deseé esto. Él respira. —Gracias chico, pero creo que ya sabíamos que esto iba a pasar. Me quedo callado, porque si digo algo, no podré contradecirlo, así que en este momento el silencio es la respuesta más adecuada. —Voy a vender mi hotel a ti, imagino que la propuesta sigue en pie, pero con un valor más bajo, ya que ya no tengo esa cantidad de propiedades —sus palabras están llenas de tristeza y culpa. Siento incomodidad al verlo así, pero me mantengo firme, porque no puedo debilitarme cuando se trata de negocios. —Sí, la propuesta sigue en pie, pero mantendré el valor que le envié. Veo cuán sorprendido parece. —¿Por qué? Sabes que mi hotel no vale ese dinero, está en bancarrota —declara derrotado. —Porque quiero —respondo seco, podría decir que lo hago por la amistad que tiene con mis padres, pero estaría mintiendo, la verdad es que ni siquiera sé por qué estoy decidido a mantener un valor tan alto por una propiedad en quiebra. Él sonríe. —Siempre pocas palabras —dice. Asiento con la cabeza en señal de acuerdo. —Prepara la documentación, en cuanto me den el alta te espero en el hotel para cerrar el negocio, porque ahora sé que no tengo a dónde correr. Pongo la mano en el bolsillo de mi pantalón, me siento afligido al verlo así, así que decido dar por terminado el asunto. —Perfecto señor Smith, le deseo una pronta recuperación —digo sinceramente. —Gracias chico. Salgo del hospital con el corazón apretado, es como si no fuera lo correcto hacer esto, pero ignoro la sensación porque esto son negocios, si no soy yo quien compra, será otra persona, y en este caso, la familia Ricci es sin duda la mejor opción, ya que los demás empresarios solo ofrecerán migajas que apenas sostendrán al señor Smith por un año. Continuar...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD