CAPÍTULO 1

1897 Words
Charles Ricci Sueño encendido —¡Corre mientras aún puedas! —No, no voy a dejarte —digo sintiendo el desespero pasar por todo mi cuerpo. Nunca pensé en mi vida que estaría en esta situación nuevamente. —No podré correr, irá... —¡No! No voy a dejarte —digo decidido. —¡Vamos! —Escucho a alguien gritar y sé que se están acercando. —Vamos, puedes hacerlo —digo intentando jalar su brazo. —No puedo más, ve tú, estaré bien. —Una sonrisa se dibuja en sus labios, pero siento que no estará bien. —¡Lo encontré! —me volteo rápidamente y antes de que pueda decir algo más, comienza un vendaval y todo desaparece. Sueño apagado —¡No! Me incorporo rápidamente, estoy sudando y mi corazón está acelerado, mientras mi respiración está a punto de fallar, no puedo creer que todavía estas malditas pesadillas me persigan después de tanto tiempo. Suspiro y miro mis manos temblorosas, es como si estuviera reviviendo ese momento. ¡Mierda! Me siento en la cama y miro el reloj en la mesita de noche, pasan de las cinco de la mañana, sé que no podré dormir más, agradezco que al menos esta vez ya casi es hora de levantarse para trabajar. —Guau, guau —Ônix, mi perro, abre la puerta del cuarto y salta a la cama acurrucándose a mi lado. —Ya te dije que no entres así —le reprendo. Ônix se da vuelta mostrándome su barriga haciendo payasadas. —¿Quieres jugar? —pregunto acariciando su barriga. —Guau, guau —ladra y me lame. Asiento. —Está bien, pero ahora no puedo jugar, ¿pero tienes hambre? —pregunto. —Guau, guau —responde diciendo que sí. —Levántate, te voy a alimentar. —Salgo de la cama y él me sigue. Cuando encontré a Ônix, era solo un cachorro, estaba solo, tirado en un parterre de una carretera cerca de mi propiedad, recuerdo que pasé de largo, no iba a detener mi coche, pensé que alguien más podría ayudarlo, pero se escuchó un trueno en el cielo y vi algunas nubes formándose, sabía que si nadie llegaba a tiempo, él se mojaría todo, así que un sentimiento de preocupación me golpeó fuerte en el pecho, respiré profundamente y estacioné el coche, cuando me acerqué a él y lo sostuve en mis brazos, vi que su pata estaba herida, así que lo traje a casa, solo iba a cuidarlo por unos días y luego llevarlo a algún refugio, pero cuando me di cuenta, ya le había puesto un nombre y ya estaba durmiendo en mi cama y revolviendo mi ropa. Por supuesto, al principio solía regañarlo, pero después de un año, solo me quejo de sus travesuras. Las únicas personas que saben que tengo un perro son mi hermano Thomas, porque es un entrometido que siempre trata de meterse en mi vida. Recuerdo las palabras de Thomas: "Charles, no vayas a matar al pobre animal." Mis padres también lo saben, porque ya han venido a mi casa y me han encontrado bañándolo, a Ônix solo le gusta bañarse en casa y que sea yo quien lo haga, no le gusta que los empleados lo hagan, al último que lo intentó casi lo mordió, creo que es porque soy yo quien lo ha cuidado desde que era cachorro y se acostumbró a mí. Y, por supuesto, un amigo cercano, ni siquiera mi hermano Liam sabe que tengo un perro, al menos creo que no, ya que hace más de un año que no viene a mi casa, cuando nos vemos es siempre en la casa de nuestros padres o en nuestras empresas, mi hermano sabe que odio recibir visitas, así que respeta mi privacidad. Por lo menos eso respeta. Tengo dos hermanos, Liam es el mayor, tiene una personalidad un poco parecida a la mía, le gusta que los asuntos de su vida se mantengan en secreto, así que no anda preguntando sobre la vida de los demás. A diferencia de Thomas, que es como ese hermano molesto que le gusta sacar de quicio a todo el mundo, siempre husmea en nuestras vidas para dar sus milagrosos consejos que nadie pidió. Sé que lo hace sin mala intención, pero a veces me irrita, aunque lo haga de manera moderada, al menos conmigo. Porque sabe que no tengo paciencia para su manera irritante. Después de alimentar a Ônix, me doy una ducha, el agua fría que corre por mi cuerpo es como alimento para mi alma, el frío me mantiene vivo, encendiendo cada célula de mi cuerpo mostrando que juntos somos una fortaleza. Siempre he sido un hombre con muchas barreras, construí una fortaleza a mi alrededor que nadie podía atravesar, pero descubrí de la forma más dolorosa de la vida que las barreras pueden agrietarse con el tiempo, así que las reconstruí de acero, porque nadie las volverá a atravesar. Después de salir del baño, entro en mi closet, me visto con mi traje n***o, seguido de la camisa, corbata y zapatos sociaes del mismo color.  Me miro en el espejo acomodando mi cabello, después de terminar de vestirme, bajo a desayunar. Vivo en una residencia privada, en medio del bosque como solía decir mi hermano Liam, estoy rodeado solo por una gran cascada y grandes árboles en todo el lugar, recuerdo que cuando compré esta residencia, lo que más me llamó la atención fue no tener ningún vecino entrometido cerca, me pareció mucho mejor así, porque no confío ni en mi propia sombra, menos aún en alguien viviendo cerca de mi casa. Los únicos que se quedan en la propiedad son los empleados de la mansión y mis guardaespaldas, pero cada vez que llego a casa es como si no hubiera nadie en el lugar, porque todos desaparecen como humo. Estoy llegando al comedor cuando veo a la empleada terminando de poner el café en la mesa, la señora Lee tiene cerca de sesenta años, es una mujer muy querida por mis padres y siempre ha estado de nuestro lado desde que éramos pequeños, no es en vano que cuando le dije que me iba a mudar, ella hizo sus maletas y dijo que vendría conmigo. —Buenos días, señor Ricci —ella habla con una sonrisa amigable. —Buenos días, señora Lee —respondo seco. —Usted no bajó a pelear hoy, así que traje su café al salón. Asiento con la cabeza, ella sabe que siempre tomo café en el gimnasio de lucha que tengo en la propiedad. —Gracias —agradezco, porque si hay algo que aprendí fue tratar bien a los empleados. —Puede retirarse. Ella asiente y se va. Después de terminar mi desayuno me dirijo a la empresa, si hay algo que nunca permito que suceda es llegar tarde, puede haber una gran tormenta afuera, siempre llego a tiempo y no acepto que mis empleados lleguen tarde también, porque creo que eso demuestra falta de compromiso con la empresa. Muchos han sido despedidos por causa de este simple detalle, como suelen decir, mientras que en mi caso es como si fuera un desastre mundial. Paso por la recepción y mi secretaria, Maya, ya me está esperando. —Buenos días, señor Charles, ¿puedo pasarle su agenda? —pregunta entrando conmigo en mi oficina. Asiento con la cabeza. Ella comienza a pasarme todas las reuniones que tendré hoy, las empresas Ricci tienen varias propiedades, somos una gran línea de inversiones y siempre estamos en los rankings de las empresas más ricas de Estados Unidos y del mundo, y eso es genial para nuestro nombre, porque somos conocidos como una potencia mundial, claro que esto también implica ciertos riesgos, como ya hemos experimentado en años anteriores, digamos que tenemos una gran lista de enemigos y hemos tenido que ensuciarnos las manos, aunque nadie sepa que lo hicimos nosotros mismos. —El señor John Nolan llamó un poco antes de que usted llegara, dice que tiene una información valiosa para usted —ella habla, después de terminar de explicarme todo lo que haremos hoy. John es uno de los pocos amigos que tengo, su familia es una gran aliada en los negocios y nuestros padres se conocen desde hace mucho tiempo. —Puede devolverle la llamada y ponerlo en línea conmigo —asiento en positivo. —Muy bien, señor, lo pondré en la línea dos. Con permiso —sale. Unos segundos después estoy hablando con John. —¿Qué información? —pregunto yendo directo al grano. —Buenos días para ti también, Charles —él habla con ironía. —Dijiste que tenías algo valioso que contarme, así que agradezco si vas directo al grano, porque los negocios no esperan. —Podrías sonreír un poco, ¿sabes? —No me preocupo por sonreír, ahora dime por qué me llamaste o voy a colgar, porque mi tiempo vale millones de dólares y sabes que no estoy dispuesto a perder ni un centavo en esta llamada. Suspira. —Como siempre, en horario de trabajo eres una máquina de hacer dinero, bueno, en realidad, incluso fuera de ahí —habla irónico. —Ahora vamos al grano, una gran empresa está a punto de quebrar esta vez. —¿Cuál? —pregunto. —La cadena de hoteles del señor Smith, dicen que sufrió un golpe millonario, al menos es lo que él acusa, mientras que su antiguo socio dice que disolvieron la sociedad y se llevó lo que le correspondía. —Me importa poco su pelea, solo quiero saber cuánto dinero se ha desviado. —¡Vaya! Calma, ya iba a llegar ahí —revuelvo los ojos. —Son alrededor de setecientos millones de dólares perdidos. Una sonrisa se dibuja en mis labios, porque esta es una buena noticia. Los hoteles Smith eran los más solicitados del país, ahora con esta pérdida millonaria, les será difícil recuperarse, no tanto por la pérdida de millones, sino porque su reputación quedó manchada en la alta sociedad, ya que nadie querrá hacer negocios con una empresa con un socio dudoso. —¿Habló de vender el hotel? —pregunto explorando el terreno. —No, pero mi padre habló con él por teléfono, ya sabes que son grandes amigos, el viejo está muy preocupado, no sabe qué hacer y... —Su problema no me interesa. Lo único que me importa es comprar el hotel, ahórrame escuchar sus lamentos con tu padre. —¡Vaya! Tener un poco de empatía con los demás no le hace daño a nadie.  —¿Terminaste? —pregunto cambiando de tema, ya sin paciencia por esta llamada. —Charles siendo Charles, esta noche paso por tu casa para saber cómo fue con el viejo Smith. —Estaré ocupado. —¿Estarás con alguna puta o con las hijitas de Allen? —pregunta. —Aunque ninguna de ellas llevarías a tu casa. —No es asunto tuyo. —Charles... Cuelgo la llamada totalmente sin paciencia, porque mis folladas no son asunto suyo. Vuelvo a mi foco principal que es comprar otra empresa, y creo que esta será la más fácil, porque incluso el señor Smith siendo un hombre de negocios sabe que difícilmente logrará volver a levantarse por mucho tiempo. Así que seré su salvación porque difícilmente encontrará a alguien con una propuesta mejor, de hecho, es posible que ni encuentre. Continuar...
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