Yala Smith —Ah, querido, ¿no les contaste? —pregunto poniendo mi mano en el pecho para mostrar que estoy extremadamente ofendida. —El poderoso Charles Ricci, el implacable hombre de negocios como ustedes suelen decir, está intentando comprar el hotel de mi padre, pero nos hemos negado a vender. Entonces, él recurrió a bajezas amenazando a personas cercanas a mí para intentar convencerme a vender, ¿y saben por qué? —pregunto y luego miro a Charles. —Porque él sabe que soy una oponente a su altura, y si él no juega sucio, nunca va a poder comprar los negocios de mi padre. Pero quiero que sepas, Charles Ricci, que nunca voy a vender ese hotel a ti, y quiero que sepas que tu visita a ese lugar está prohibida. No tienes autorización ni siquiera para acercarte a nuestra puerta nunca más. Si te