Yala Smith Al entrar, algunas miradas se dirigen hacia nosotros. Veo a empresarios con nombres conocidos que me miran de arriba a abajo y conversan entre ellos. A esta gente ni siquiera le importa disimular que están comentando sobre mí, pero a mí me importa poco. Enfrento a todos ellos sin mostrar cuánto me afecta. —Verónica querida, qué alegría tenerte aquí una vez más —dice la señora Vanessa Allen, dueña del restaurante, acercándose a nosotras y abrazando a mi amiga. La señora Allen es una mujer muy bonita, con pelo n***o largo y siempre muy elegante. Sin embargo, el maquillaje y la ropa elegante no disimulan su forma arrogante de ser. —Hoy es la noche de la pizza, nunca me lo perdería —dice Verónica con una sonrisa carismática en su rostro. —Aproveché y traje a mi amiga Yala Smith,