Yala Smith —No puedo creer que hayas regresado a la ciudad y ni siquiera te hayas pasado por mi casa. —Veronica viene caminando hacia mí, irritada. Verónica es una amiga de la infancia, crecimos juntas por los pasillos de la mansión de sus padres. Cuando me fui, ella me hizo prometer que no perderíamos el contacto, pero debido a la agitación diaria, rompí esa promesa. Y ahora estoy volviendo a equivocarme, porque con toda esta confusión, lo último que recordé fue buscarla. —Amiga, hay tantas cosas sucediendo al mismo tiempo en mi cabeza, no fue intencional. —hablo en mi defensa. Ella rueda los ojos, pero no me dice nada, simplemente se acerca y me abraza fuerte, y yo le devuelvo el abrazo. —Siempre olvidadiza, ¿verdad, señorita Yala? Menos mal que estoy aquí para buscarte —ella ahora