Los cuatro hermanos se encontraban en el campo de entrenamiento, debido a que los últimos acontecimientos les hicieron ver que en verdad les tocaría pelear contra sujetos muy rudos y fuertes. Por suerte, la reina mandó instalar una sección de prueba de armas de fuego, donde podrían practicar disparos y aprender a esquivar las balas que podrían acertarles en sus cuerpos. - No me gustan estas cosas – refunfuñó Brett, mientras sostenía su pistola de prácticas – Nunca las usé y pude defenderme bien hasta ahora. - Aún así, es necesario aprender a usarlas – dijo Eber – Debido a que se instauró el libre mercado, se han comercializado las armas de fuego en los distintos estratos de la sociedad. Sí o sí tendremos que saber lidiar con bandidos que las usen. Espero que la reina pu