Eber, luego de recibir las coordenadas de las grutas, dio un bufido: nunca imaginó que había varias cuevas ocultas en el bosque. En su patrullaje lo acompañaron Van y Rojo a pedido de la reina, ya que creía que lo mejor fuera que Luis y Zafiro permanecieran en la mansión para cuidar de Brett. Por su parte, los antiguos escoltas del joven príncipe se sentían emocionados de, esta vez, cuidar las espaldas del príncipe pelirrojo ya que, según las fuentes, era el hermano más fuerte e intimidante. Y deseaban verlo en acción a toda costa. Tras registrar las coordenadas en un mapa del ducado, Van dijo: - Nos llevará varios días inspeccionarlas todas, majestad. - Si Brett estuviese aquí… - murmuró Eber. Pero enseguida sacudió la cabeza y dijo - ¡No! ¡Siempre dependo de él pa