Kyle caminaba abrigado hasta la nariz por las calles de Rusia. Llevaba aproximadamente una semana ahí, buscando a Layla pero no había novedad y había un problema... No sabían el apellido de su jodido padre. La ciudad era enorme y no conocía a nadie, había logrado conseguir a través de un contactó una habitación donde quedarse el tiempo que fuese necesario hasta encontrar a la chica. Su móvil timbró y bufó, todos los días Caín llamaba. - ¿Cómo estás? ¿Algo nuevo? - Me encantaría decir que sí pero no Caín. Sin rastros aún. -dijo Kyle. - Demonios... Comienzo a desesperarme Kyle. Ya no se qué pensar. - confesó Caín. - La esperanza es lo último que se pierde, ella aparecerá. - Espero que sí hermano. Hablamos luego, cuídate. - dijo Caín y colgó la llamada. Caín suspiró y miró a Lian,