Capítulo 1

2481 Words
June arrastraba con todas sus fuerzas por la dura nieve el árbol de navidad, seguramente tendría que arrinconar la maldita cosa, ya que uno de los lados, específicamente el costado que arrastraba por el suelo, estaba completamente arruinado, podría ser un año de mierda para June, pero aun así su casa sería decorada por la navidad, esta vez no saldría de sus cuatro paredes por lo que era mejor ver algo del espíritu navideño en ellas. Era en días como estos que extrañaba a Franklin, no porque sintiera nostalgia, más bien por qué a pesar de todos sus defectos, al menos se encargaba de las cosas pesadas del hogar, él hubiese llevado el maldito árbol sin ningún problema a dentro de la casa. June jaló de nuevo y ¡sorpresa! Se resbaló por la nieve y cayó de lleno sobre su trasero, y luego todo su cuerpo dio contra el suelo, después de gritar, más por el disgusto que por el dolor, June se preguntó si podría quedarse allí por unos días, haría ángeles de nieve y moriría de hipotermia, entonces podría descansar de su patética vida, casi podía escuchar la encantadora voz de su abuela quejándose en su funeral de qué su muerte no tuvo el glamour necesario. —Debiste ser una estrella June, con ese rostro tan hermoso podrías haber sido una gran estrella de cine, o una cantante, claro que tampoco es que tienes una buena voz así que eso tampoco habría sido una opción, bueno con tu sobrepeso tienes muy pocas opciones en la vida June. — remedo a su abuela mientras observaba a su gato que la veía con poco interés desde el techo de la casa. — ¿Oye no vas a ayudarme? ¿Un poco de apoyo moral al menos? — el gato simplemente se dio la vuelta y la ignoro. — Bueno para nada. — murmuró ella. June cerró los ojos un momento, su corazón palpito de tristeza, recordándole que estaba roto, demonios no iba a llorar en el piso de su porche, con su trasero sobre la fría nieve que comenzaba a volverse agua debajo de ella, y el árbol de navidad aún detrás de ella, no estaba nada cerca de estar dentro de la casa.  Cuando evaluaba el levantarse del piso algo o alguien bloqueó los rayos de sol que le daban en el rostro. —Yo puedo ayudarte, si quieres, realmente no creo que tu gato esté muy interesado. — conocía esa gruesa y rasposa voz, era su sexy y muy comestible vecino del frente. —Julián. — casi gritó, mientras se ponía de pie, o más bien intentaba ponerse de pie. —Ven déjame ayudarte. — dijo él, y como si no pesara más de cincuenta kilos le ayudó a levantarse, ella se sacudió la nieve, el frío se había ido de repente. — ¿Por qué demonios estás tratando de meter ese árbol tan grande tú sola June? —Bueno tengo que aprender a hacer este tipo de cosas por mi cuenta de ahora en adelante Julián. — June trato de arreglar la maraña de cabello que tenía en la cabeza. Ni siquiera llevaba puesto maquillaje. — ¿Por qué? — los ojos azules de Julián saltaron con curiosidad, June no podía evitar buscar esos ojos cada vez que se encontraba con él, luego bajaba a sus carnosos labios que en ese momento estaban rojos por el frío, y así continuaba su descenso al infierno mientras se imaginaba otras partes de su anatomía sobre algunas de las de ella. — ¿Estabas de viaje cierto? — pregunto antes de que sus pensamientos la dejaran en evidencia, eso era más una afirmación que una pregunta, ella sabía que él estaba de viaje. —Sí, estaba viajando por negocios, como siempre, desearía alguna vez viajar por puro placer. — o ella estaba demasiado necesitada, o él exudaba sexo, pero al decir la palabra placer June se estremeció de pies a cabeza y en el medio de su cuerpo algo definitivamente se mojó y no era gracias la nieve. —Si bueno, mientras estabas de viaje resulta que me divorcié, así que estoy yo sola contra ese árbol de mierda. Los ojos de Julián brillaron con algo que ella no logro reconocer, ¿curiosidad o emoción? —Lo siento mucho. — sonaba más como una pregunta a verdadero pesar. —No lo hagas, después de todo era un idiota, pero sí que me ayudaba con este tipo de cosas, ahora simplemente necesito aprender a hacer el trabajo pesado yo solita. —Por hoy puedo ayudarte. — respondió Julián mientras se dirigía a recoger el árbol. — para la próxima cómprate un árbol más pequeño June, este es enorme. ***  Julián casi se atraganta cuando escucho a June decir qué se había divorciado, esa noticia era justo lo que él necesitaba, hacía un año, quizás más que estaba fantaseando con su hermosa vecina. La primera vez que había visto a June fue el día que compró la casa, justo frente a la de ella. Él, junto a sus hermanos habían heredado un taller de restauración de viejos autos, y los tres manejaban el lugar que ya tenía tres generaciones en su familia, Julián tendía a aburrirse de la enorme cantidad de trabajo que tenían, sin mencionar que eran conocidos en toda la ciudad, su taller era el número uno, y habían aparecido en un show de televisión, desde ese momento Julián no podía ir al supermercado sin que alguien le reconociera y quisiera hablar con él, como si fueran amigos de toda la vida, definitivamente no disfrutaba de esa nueva fama, era agotador.  Sus dos hermanos menores se llevaban mejor con ese estilo de vida, el estrés que conllevaba restaurar un auto y que toda la ciudad estuviera tras ellos, pero no Julián, él quería una vida más tranquila y segura, así que, para tomar un descanso, al menos algunos fines de semana, decidió comprar una casa en un suburbio de clase media fuera de la ciudad, a sus hermanos les pareció algo ridículo, pero le apoyaron y le ayudaron a encontrar la mejor y más discreta agencia de bienes raíces del lugar. Lo cual lo llevó a conocer a June, ese día por obra de algún Dios benevolente Julián estaba en la habitación principal, se había acercado a la ventana con la simple curiosidad de observar lo que podría ser su nuevo jardín, al hacerlo un movimiento en la casa del frente captó su atención, una mujer en ropa interior vagaba por lo que parecía ser su habitación, estaba discutiendo con alguien, mientras se colocaba el más sensual liguero que Julián había visto en su puñetera vida, bueno quizás no el más sensual, pero al menos así lo recordaba, desde allí podía observar su piel blanca, su cabello era ondulado, largo y rojo, obviamente se lo teñía, y su trasero… Era gigante y hacía que Julián quisiera darle nalgadas toda la noche.  Era una mujer rellenita, pero eso no le restaba atractivo, él no pudo evitar pensar que con tantas curvas podría follarla sin tener miedo a romperla en dos, y como extra tendría algo de lo que agarrarse mientras le follaba hasta los sesos, tuvo un infierno de erección por alrededor de una semana, y decidió comprar la casa, mala decisión porque resultaba que su suculenta vecina estaba casada. Pero ya no era el caso y Julián sentía que la navidad había llegado antes, a pesar de enterarse de que June estaba casada se había quedado cerca, casi como esperando, ya que todo el vecindario sabía que el esposo de June era un imbécil que le gritaba por “estar demasiado robusta”, una parte de él mantenía la esperanza de un divorcio inminente y demonios que tuvo razón. Y no importaba cuánto tiempo tenía que esperar por June, pero iba a hacerla suya, esa mujer le provocaba las más vividas y eróticas fantasías que había tenido en sus años de adultez, incluso lo había vuelto un mirón, luego de que se mudó a su nueva casa y se enteró de que June estaba casada, Julián comenzó a espiarla desde su ventana, se sentía terrible, pero no podía evitarlo, por esa razón trataba de pasar poco tiempo en esa casa, se estaba volviendo loco, con el tiempo comenzó a notar que había noches en las que el esposo de June no regresaba a casa y ella no se lamentaba de ello, no, contrariamente parecía vengarse, agarraba su vibrador favorito y lo pasaba en grande, esa mujer sabía cómo cuidarse a sí misma en ese aspecto, y en lo secreto él también lo hacía, desde que conocía a June su mano derecha lo odiaba completamente. ¡Mierda!, si no dejaba de pensar en todo eso June se daría cuenta del efecto que tenía en él. Julián dejó el odiado árbol de navidad donde ella le indico y trato de respirar y pensar en algo menos… Bueno menos June. La observo un segundo, a diferencia del día en que la conoció ella llevaba el cabello de varios colores, una combinación de lila, rosa claro y turquesa, se veía extrañamente hermosa, como un hada sensual, estaba envuelta de ropa de pies a cabeza, Julián fantaseaba con quitarle la ropa y descubrir ese provocativo liguero que recordaba a la perfección. —¿Así que te divorciaste? — fue lo primero que salió de su boca, brillante Julián, se regañó. June se sentó en el mueble casi derrotada. — Sí, resulta que mientras yo trataba de ser la esposa perfecta él se encargaba de fornicar con su muy delgada y plástica secretaria. ¿Sabes qué? Parte de mí lo sabía, pero no quería aceptar que mi matrimonio se había acabado, al menos no tan rápido, solo teníamos dos años de casados sabes, creo que se casó conmigo para hacerse parte del Bufete de mi hermano, pero fui demasiado estúpida para verlo. Cuando uno tiene 23 años y sigue siendo virgen y un chico tan apuesto como Franklin te presta atención… Bueno tiendes a ser un poco estúpida…— June se cayó abruptamente. — Lo siento, hable demasiado, tengo como dos semanas sin hablar con nadie más que mi gato y creo que me está afectando. —¿Qué hay de tu familia? — preguntó Julián, él realmente amaba el sonido de su voz, así que no le importaba mantenerla hablando. June arrugó la cara. —Los estoy evitando, mis padres me ven como una fracasada, mis hermanos son un poco más comprensivos, mi hermana amenazó a Franklin con cortarle los genitales y mi hermano lo despidió, pero mis padres y mi abuela siguen llamándome para decirme que lo llame y le implore que me perdone, también para decirme que debí rebajar veinte kilos en la primera semana de matrimonio para nunca perderlo. — June se mordió un dedo un poco apenada. — De nuevo estoy hablando demasiado. —No me importa la verdad June, me gusta hablar contigo. — June abrió los ojos como platos. —Entonces al menos siéntate por favor. — él se sentó justo frente a ella. — ¿Quieres algo para tomar o comer? Debo agradecerte de algún modo por traer el árbol hasta aquí. ¿Qué te parece si te acuestas en mi regazo mientras te zurro hasta el alma? Pensó Julián, pero obviamente no era algo aceptable decir eso. —No te preocupes, me gusta ayudarte, además puedes hablar todo lo que quieras June. — ella sonrió, entonces él sintió que no solo su m*****o corría peligro, y también su corazón. Esa mujer era la mezcla perfecta entre inocencia y sensualidad, era demasiado hermosa para su bien y ella no lo sabía. — ¿Qué harás para navidad? — preguntó ella de repente. ¿Iba a invitarlo a pasar la navidad con ella? Porque sin pensarlo diría que sí. Julián se encogió de hombros. —Aún no lo sé, mi familia es demasiado grande y a veces me abruman, y en realidad no es como que participe mucho en sus conversaciones, siempre he estado en un punto medio en el cual soy demasiado joven para participar de las conversaciones de mis mayores y demasiado mayor para relacionarme con mis primos o hermanos pequeños, y no tengo a nadie de mi edad en mi círculo familiar. — ¿Por qué lo preguntas? — empujó Julián. —Yo…— Casi podía escuchar los engranajes en la cabeza de June maquinando lo que iba a decir, y él realmente necesitaba que ella lo dijera. — Yo… Bueno siendo honesta… Simplemente pensé que, si ambos estaríamos solos en navidad, podríamos hacernos compañía… Lo que quiero decir es que yo me quedaré en mi casa por estas navidades, no me apetece ir a casa luego del divorcio y… Bueno si quieres podemos ¿hacernos compañía? Julián sonrió, sentía que moriría de ternura con esa mujer tan hermosa teniendo problemas en invitarlo a pasar las Navidades junto a ella. —Eso suena perfecto, June. — dijo él. Pero ella pareció no escucharle. —Está bien, no te preocupes entiendo que quieras estar con tu familia. Yo obligare al señor Manchas a quedarse en la casa. — respondió abatida y avergonzada. —Demonios June. — se burló Julián mientras aún sonreía. — Acabo de decirte que sí. Ella lo miró de repente con gran asombro, sus ojos marrones se iluminaron de repente y sus mejillas se pusieron coloradas, ella le sonrió. — ¿En serio? ¿De verdad te gustaría pasar estas navidades en mi compañía? —Claro June, eres una mujer encantadora y además tu lógica es muy acertada, ¿para qué pasar las navidades solos en nuestras casas si podemos compartir nuestra soledad? — Julián casi se cae de su silla de lo feliz que estaba, esas navidades iban a ser muy divertidas. —Genial, yo he comprado algunas cosas para una cena, puedo comprar más, yo bueno… Me gusta comer mucho y me gusta hacer diferentes platillos. — de nuevo se sentía avergonzada, como si fuera un crimen que una mujer tuviera un buen apetito, en lo que a él respectaba le parecía algo muy normal. — podemos decorar el árbol ese día mientras voy cocinando, y podríamos jugar cartas o ver películas de navidad, no lo sé, tenía planeado hacer todo eso, pero podemos hacer lo que quieras. —June. — él se sentó a su lado y tomó sus manos, cuando June hablaba movía las manos de un lugar a otro. — Cualquier cosa que hagamos ese día será perfecta porque estaremos juntos. —Ok está bien. — Y allí estaba de nuevo la June tímida, muy diferente a la June que se daba placer en su habitación cuando pensaba que nadie la estaba viendo, pero demonios él quería verla.
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