Había ya corrientes subterráneas en todo lo que se decían y tenía la impresión de que, si algo salía mal, Jake no aceptaría el fracaso de buen grado. Lanzó un leve suspiro y deseó con todo su corazón que estuvieran haciendo el viaje sin problemas, como había imaginado que lo harían, al abordar el barco. En cambio, estaban involucrados ya en un terrible lío. —¿Estás preocupada, Devina?— preguntó Nancy-May. —Sí— confesó—, y si voy a ser franca, ese señor Thorpe me asustó. —No hay por qué tener miedo— apuntó Jake—, después de todo, si es pariente del Duque no va a arrojar al mar esos hermosos dólares que supone aportará Nancy-May a la familia. Devina no contestó. Aunque no había razón para que pensara así, tenía la impresión de que el señor Thorpe no estaba particularmente interesado en