Malcolm bajó del auto, estaba en la plaza de armas, había tanta gente ahí, pero lo pudo reconocer de inmediato, su forma de estar de pie, no había nadie en el mundo como él, al menos en el corazón de Malcolm, y nunca supo cuánto lo extraño, hasta ver su silueta en aquel lugar. Detuvo sus pasos, solo para recomponerse, le gustaba creer que temblaba de frío, y no de la ansiedad por volver a verlo, él fue la primera vez que se enamoró, y nunca después, cuando Zayn se giró, sus ojos se iluminaron y sonrió, Malcolm contuvo su aliento, necesitaba ser firme, necesitaba ser hielo, ante el fuego de Zayn, porque si era un traidor, volvería a morir entre sus brazos.
Eddie los miraba bien, con una de sus manos sobre su cintura, sabía disparar un arma, sabía a donde apuntar para matar al enemigo, en e
