Capítulo 3. La dueña de su alma

2567 Words
El aire en la habitación se llenó de una tensión palpable después de que Alma se desmayara, su cuerpo delicado colapsando como un muñeco de trapo. Michael se quedó petrificado, el rostro pálido y preocupado, incapaz de comprender la magnitud de la situación. Pero antes de que pudiera reaccionar, una presencia familiar y regia irrumpió en la oscura atmósfera alta hermosa y esbelta, Gia, la compañera de Peyton, entró en la habitación con pasos firmes. Su mirada se clavó en su compañero, un destello de indignación iluminando sus ojos. —¿Qué estás haciendo? —le reprochó, su voz resonando con un tono de preocupación. —.Te hablé telepáticamente. ¿Por qué me ignoraste? Peyton la miró incómodo y Michael se dio cuenta de que estaban discutiendo telepáticamente, pero en su mente aún resonaba el grito desgarrador de Alma. Giró la cabeza hacia la mujer desmayada en el suelo pero Gia se le adelantó y acercó, su expresión suavizándose, cuando se agachó para acunar a Alma entre sus brazos. —Pobre mujer —murmuró, acariciando suavemente la mejilla de la mujer mientras sus propios ojos se llenaban de compasión. Michael se sintió abrumado por la escena, pero una creciente frustración lo llevó a gruñir. Debería ser él y no ella quien cuidara a Alma. —No te acerques —le advirtió ella, su voz tensa. — Ella está mal y necesitamos llevarla a la manada, al consultorio médico, ahora — siseó él, sus garras pinchaban para salir. Gia levantó la vista hacia él, sus ojos chispeando de exasperación. —¿Y tú piensas que estoy aquí para qué? —contestó, alzando una ceja antes de revolear los ojos. —Pues no sabía que ahora tenías la capacidad de teletransportarte —dijo él, observándola con curiosidad y escepticismo a la vez —, aparte soy tu Alpha y Alma es MÍA — gruñó —. No te llevarás a Alma sin más — le advirtió. Gia bufó con impaciencia. —Lo haré si es lo que se necesita. Ella ha sufrido demasiado, y no puedo simplemente quedarme aquí, viendo como ustedes machos inútiles solo la atemorizan más… Peyton se encogió de hombros y miró a Michael carraspeando sin decir nada. Pero antes de que alguno pudiera reaccionar, Gia levantó a Alma en andas con facilidad, sus brazos capaces y tranquilizadores cerrándose a su alrededor. La imagen de Alma temblando, llena de terror, se convirtió en un eco en la mente de Michael. Se sintió débil, incapaz de contener la necesidad de proteger a la mujer que había guiado sus acciones esos últimos años. —Tu habilidad de compartir poderes con tu compañero tiene sus beneficios, veo —observó Michael, con la ceja alzada. —Así es—respondió ella, su tono casi burlón. Sin embargo, un destello de preocupación cruzó su semblante a medida que su mirada se posaba en Alma de nuevo. —Pero yo llevaré a Alma —insistió Michael, su voz firme. Gia lo miró con los ojos entrecerrados, con una mezcla de desafío y preocupación. —Me parece que será mejor que yo la lleve—dijo con calma—, y lo sabes…— ella también podía percibir cosas, pues sus poderes se estaban incrementando con el tiempo, su telepatía combinada con la telequinesis de su compañero Peyton. Un suspiro de exasperación escapó de los labios de Michael, pero Gia no esperó una respuesta —.Está bien... vamos a hacerlo juntos, pero a mi manera. Ven aquí — demandó ella. Michael se acercó a ella, y con un susurro de poder abismal, Gia concentró su energía, sintiendo la conexión entre ellos. En un instante, el aire se tornó denso y titilante, y ambos desaparecieron de la habitación, dejando atrás ese horrible lugar. Y mientras se teletransportaban, Gia no pudo evitar murmurar en su mente, un susurro lleno de amor que cruzó la distancia. —¡Te amo, aunque seas un bruto! —le dijo a Peyton con su mente. Él, aún en la habitación, frunció el ceño y respondió sin pensar. —Yo también te amo, pero ten cuidado con Michael — advirtió —. Y a todo esto ¿Con quién dejaste a los cachorros? —preguntó, tratando de mantener el enfoque en lo importante para ellos. —Con Callie —respondió ella sin dudar, Callie era la hermana de Michael y su mejor amiga—, luego te veo. Te amo, a pesar de que a veces seas un poco bruto— dijo y en su cabeza Peyton pudo sentir su risa cantarina. Un instante después, Michael se quedó parado en el umbral del consultorio ya en el corazón de su manada, observando cada movimiento de Leona, la médica de la manada vecina, los Summer, Leona sabía mucho de los experimentos de Fox y era de utilidad, Viktor el Alpha Summer y su amigo la mandó. Alma yacía mientras en la camilla, su cuerpo frágil, que una vez había sido símbolo de fuerza y belleza, marcado. La visión de ella tan descompuesta trituraba su corazón, la desesperación llenaba su pecho. —Por Dios, cuanto has pasado… —susurró Leona, acercándose a Alma, sus ojos llenos de profesionalismo, pero también de preocupación. Sin perder tiempo, comenzó a revisar a la mujer con minuciosidad, sus movimientos firmes y precisos. —Necesito una sedación fuerte así la podemos examinar completamente— dijo pensativa y luego miró a Doc, el doctor de la manada Falcone —. ¿Estás de acuerdo, no? Que le hagan un ultrasonido abdominal y un hemograma completo, aparte de una tomografía de cuerpo completo. También quiero un análisis de piel y toxinas. Y que le tomen muestras para verificar niveles hormonales y de electrolitos, en especial potasio y sodio. —Si claro, me parece bien. Mientras daban órdenes a un par de enfermeros de la manada que habían llegado también, Michael se sintió cada vez más impotente. Observó cómo desnudaban a Alma con delicadeza, y su cuerpo marcaba un triste mapa de sufrimiento, con cicatrices y moretones, y heridas cicatrizadas nuevas y viejas. Un gruñido profundo surgió de su pecho, sus puños se cerraron con tanta fuerza que le dolieron las palmas al clavarse sus garras en ellas. La rabia y la angustia se entrelazaron en él al ver a la depositaria de su amor tan vulnerada. Su sangre se calentó en sus venas al pensar en lo que le iba a hacer al cerdo de Fox cuando lo encontrara. —Quizás deberías esperar afuera —susurró Gia, con un tono suave en su voz que contrastaba con la dureza de su entorno, y cortó sus pensamientos de lleno. —No esperaré afuera una mierda —respondió él con un gruñido. Entonces, Gia se acercó y tomó una de sus manos. Michael sintió el calor de su contacto, y el aroma hipnótico que siempre la rodeaba. Lentamente, su tensión comenzó a disiparse, como si su esencia le otorgara calma. Bueno de hecho era el objetivo de ese aroma que ella emanaba y parte de sus poderes también. —Sabes que no soy idiota, Gia. Siento lo que haces… —murmuró, un leve enfado entremezclado con gratitud. Pues precisamente con su esencia hipnótica y sus poderes, estaba tratando de calmarlo por su bien y no era idiota. Aunque claro, la pareja del lobo podía ser letal. Ellos habían llegado allí buscando refugio luego de que Fox secuestrara a Gia, Peyton era un soldado de alto rango, un lobo, un teniente del comando. Un duro soldado con poderes telequinéticos pero había quedado prendado de la mujer humana que era una femme fatale y no quería saber nada de tener un compromiso ni con él ni con nadie. Al final, ellos dos y Morgan, un hijo no reconocido de Fox, abusado por este, habían escapado con ellos. Un hijo que resultó ser niña, pues era hermafrodita. Actualmente la chica chico estaba a salvo y emparejada con otro exsoldado pero en la manada Cruz que los resguardaba. Se había emparejado con un ex Mayor traicionado y dado a muerte también por Fox, este lo había entregado al laboratorio humano, un grupo de humanos que experimentaba con humanos, animales y changers buscando el soldado perfecto. Aunque Fox estaba del bando opuesto en ocasiones negociaba con ellos, y eso hizo cuando su soldado de alto rango , el Mayor Thomas empezó a hacer preguntas, lo entregó para que experimenten con él. Pero luego por un giro del destino una joven llamada Ada, hermana de ADAM quien manejaba ese proyecto de humanos, había sido capturada y devuelta al laboratorio que la creó. Vendida como esclava en un mercado s****l de humanas por cosas del destino había sido adquirida por su amigo Viktor Summer, cuya manada se dividía el territorio de California junto a los Falcone. Él terminó enamorado de esa humana, que era increíblemente poderosa, un experimento estrella del laboratorio humano a quién hacía mucho habían rescatado de allí y no había sabido de sus orígenes hasta que una loba celosa, pues Viktor era lobo, la había entregado al laboratorio (sin saber de esto) para deshacerse de ella. En el proceso habían secuestrado a la traidora Eliza y a Ada, solo que Ada había logrado huir y se había llevado a muchos con ella de allí, animales, humanos y changers. Claro que no a su entregadora. Y dentro de ese grupo que rescató estaba la pareja de Morgan, Thomas, quien mucho después sabrían que era primo de Gia. También había rescatado a Kate, la madre de Kitty, una jovencita poderosa que había estado a la venta en el mercado de esclavas junto a Ada y Michael compasivamente compró aunque nunca la había visto como mujer y la quería como una hija y finalmente se había emparejado con su primo cabeza dura, Luke. Kitty tenía otra clase de poderes mucho más antiguos y conectados con los elementos y la naturaleza pues era una elemental. Pero eso no lo supieron hasta que sus poderes se comenzaron a desarrollar. Gia sonrió, su mirada cargada de cariño hacia el macho de pantera que a pesar de odiar al Comando les había dado hacía mucho tiempo cobijo y refugio, y hasta habia hecho de Peyton su propio hombre de confianza y general. Los gatunos ojos verdes de la sensual mujer eran iguales a los de su primo Thomas, y a los de su hermano, híbrido como ella aunque no latente (a diferencia de ella), John Kennedy Junior. Thomas los había visitado cuando supo que Peyton estaba con ellos para encontrarse con que su amigo estaba emparejado justo con ella, entonces le había contado la verdad, que ella era su prima y ella junto a John Kennedy Junior eran hijos de la amante humana del ex presidente JFK Padre, solo que ella había sido entregada a su tía humana luego de que asesinaran a sus padres, en cambio su hermano había sido criado por la falsa pareja de su padre, quien era una fachada pues su amante -la madre de Thomas y Gia- era quien era realmente su mate, pero humana. Cuando John Padre supo que estaba en peligro le pidió a la madre de los niños que le dejara llevarse al pequeño cachorro que al poder convertirse pasaba como changer puro, y lo trasladó a su manada, y allí fue criado por su madrastra creyendo toda la vida que era su verdadera madre sin saber la verdad de su origen. Para John Junior había sido también muy fuerte enterarse de su verdad… Y algo decisivo en su campaña política, pero más aún el hecho de que se había enamorado, emparejado y había tenido cachorros con una mujer humana. —Tú eres mi Alpha, y siempre trataré de asegurarme de que estés bien — agregó Gia con templanza —. Y nunca olvidaré lo que hiciste por nosotros, y por eso necesitas dejar que yo haga lo que debo hacer — dijo y suspiró —. Alma te necesita a distancia, su presencia se altera con la tuya. De alguna manera, te siente aunque no pueda recordarte y creo que lo sabes ¿no?— le dijo Gia, de manera cálida. Una vez esa mujer había hecho que los changers enloquecieran de deseo por ella, de hecho había sido amante de importantes ALPHA de distintas manadas del país, hasta que uno la había traicionado y el Comando la había capturado por sus poderes, o eso creyó entonces. Pues posiblemente hubiera sido porque Fox, que sabía su historia pues él había mandado a matar a John Padre, quería usarla para manipular a su hermano John Junior cuando fuera primer mandatario pero al huir ella con Payton y Morgan le había arruinado el estofado. —¿Y tú cómo sabes eso? — le dijo frunciendo el ceño, aunque no debería sorprenderse, ella era una poderosa telépata que tenía la capacidad de combinar sus poderes con su compañero y esposo, el ex comando Peyton. Y hablando del ex comando. —Peyton estaba en la puerta cuando la encontraste. Él vio todo, así que, de alguna forma, yo también lo hice. Estamos enlazados, Michael, por si lo has olvidado, aparte cuando la toqué pude sentir algo aunque esté desvanecida — dijo y lo miró de lado. — No, no olvidé que están emparejados — gruñó él con un dejo de celos en su voz y ella sonrió mientras tomaba con más familiaridad su brazo. Finalmente, ella añadió con suavidad pero un tono firme: —Si realmente la amas, lo mejor para ella, para Alma, es que te alejes un poco ahora. Necesita espacio, por favor Michael…— suplicó. Michael miró a Gia, su mente conflictuada entre el deseo de estar presente y la necesidad de hacer lo correcto. Al final, con un suspiro resignado, se dio la vuelta y salió de la habitación, cerrando suavemente la puerta tras de sí. Fuera de allí, se apoyó contra la pared del pasillo, sintiendo cómo el aire lo abandonaba. Su corazón latía con desesperación, y a través del vidrio, sus ojos se fijaron en ella, la dueña de su ALMA. La llamada hacia la que debía ser su compañera era tan poderosa que por dentro podía sentir como su corazón se desgarraba y una sombra de tristeza lo embargó mientras la observaba permaneciendo en ese estado de letargo. Se dio cuenta de que su presencia, aunque llena de amor, podría convertirse en una carga en ese delicado momento, por más que le pesara y le doliera. Él había visto el terror en sus ojos, casi lo había podido sentir en su cuerpo, así que pese a su renuencia debía admitir que Gia tenía razón. Pegó su nariz al vidrio de la ventana de la sala mientras observaba como dentro del consultorio los demás trabajan. Y el murmullo de la conversación de los médicos resonaba en sus oídos como si estuviera junto a ellos, pero era el espectro de Alma, tan pálida y frágil, lo que atrapaba su propia alma en un puño que apretaba su con crueldad. La esperanza y el miedo luchaban mano a mano en su pecho. Todo lo que podía hacer ahora era ser paciente y esperar, con el corazón en un hilo, por el resultado que determinaría el destino de la mujer que amaba y a la que había buscado sin cesar todos esos años. HABRÁ UN INTERVALO EN LAS ACTUALIZACIONES HASTA LA APROBACIÓN DEL CONTRATO.
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