Capítulo 13

1143 Words
—¿ Me quieres matar?. –susurró mientras la colocaba sobre su grueso m*****o y se hundía en ella. —No me has dejado completar mi misión. —Claro que terminaremos tú misión, te lo prometo… Cuando el cuerpo de Victoria, lo acogió, cerró los ojos y apretó los dientes, tratando de contenerse por última vez. Aquello ya no tenía nada que ver con él. Era para los dos. Juntos. Comenzó a mover las caderas. Victoria, siguió su ritmo. Apenas podía distinguirla bajo la suave luz de la luna que entraba por la ventana. Su esbelto cuerpo subía y bajaba, ondulándose como las olas del mar. El clímax de Angus,estaba cerca, pero tenía que asegurarse de que ella iba a alcanzarlo también junto a él. Luchó contra la necesidad de dejarse llevar. Sintió que el cuerpo de Victoria se tensaba y notó que empezaban los primeros temblores del orgasmo. Ya no pudo contenerse más. Victoria, lo desataba. Se dejó llevar, cabalgando la intensa oleada de placer una y otra vez. Ella se dejó llevar también. El cuerpo se le tensó y comenzó a temblar de gozo hasta que se desmoronó sobre él. Angus, la abrazó y sintió cómo los últimos temblores abandonaban su cuerpo hasta que se quedó completamente relajada entre sus brazos. —Fue maravilloso… –murmuró contra el cabello de ella. —No me puedo mover, siento que me atropello un tren–dijo ella lánguidamente–. Vas a tener que bajarme tú. —En realidad me gusta donde estás –replicó él. La estrechó con un poco más de fuerza contra su cuerpo, gozando con las sensaciones que le producía aquel contacto. Victoria,tenía la respiración agitada y dejaba escapar pequeñas exhalaciones de aire cálido sobre el torso de Angus. Entonces, él sintió que su cuerpo se relajaba y que se quedaba dormida entre sus brazos. Nunca había pensado que pudiera ser así. Las profundidades de la pasión, las alturas de la satisfacción, la cercanía que se sentía al estar juntos… Por fin, perdió también la conciencia y se dejó llevar por un profundo y saciado sueño. Aún estaba oscuro cuando Victoria, se despertó. Seguía tumbada sobre el pecho de Angus, con las piernas a ambos lados de su cuerpo. El cuerpo le vibraba con una sensación de plenitud que nunca antes había experimentado. Una parte de ella se preguntó por qué había esperado tanto tiempo para ceder a la atracción que había estado volviéndola loca durante una semana. La otra le decía simplemente que tuviera cuidado. Aquello cambiaba las cosas. Hacer el amor con Angus, había hecho pasar su matrimonio a un nuevo nivel para ella. ¿Había sido lo mismo para él? Tembló al recordar las cosas que le había hecho y las reacciones que había provocado en ella. Victoria, no era tímida en la cama, pero él la había transportado al precipicio de algo nuevo y excitante. Algo que sabía que podría resultar adictivo. ¿Estaba preparada para ello? ¿Podría entregarse a aquel nivel de compromiso? Hacía tan solo una semana que se conocían, el mismo tiempo que llevaban casados. Era una locura sentirse así tan pronto. Angus, era su enemigo en el mundo de los negocios y, sin embargo, allí estaba en la cama con él, distaba mucho de serlo. ¿Era aquel el verdadero Angus Baker? ¿El hombre que rescataba cachorritos, que se preocupaba de atender todas las necesidades que ella pudiera tener? ¿El hombre que la dejaba reducida a un cuerpo saciado y gozoso tras un único encuentro s****l? ¿En qué posición se quedaba ella? Se sentía confusa, sí. Y deseaba más. ¿Sentiría Angus Baker lo mismo? ¿Cómo le preguntaba una mujer algo así a un hombre?. De repente su voz la sacó de sus pensamientos. —Estás pensando demasiado –le dijo él profundamente. Su voz resonó en el oído de Victoria. La mano, que tan solo instantes antes había descansado plácidamente sobre la espalda, había empezado a moverse suavemente, trazándole la línea de la espina dorsal. Arriba y abajo, arriba y abajo… —¿Es posible eso de pensar demasiado? —Sí, cuando lo que deberías estar haciendo es durmiendo o haciendo el amor. El deseo se abrió de nuevo en ella como si fueran los pétalos de una rosa. —¿Y qué es lo que me sugieres? –le preguntó ella levantando la cabeza para poder mirarle a los ojos. Los ojos de Angus, brillaron bajo a tenue luz. —Lo último, por supuesto. —¿Sí? ¿Y acaso no has tenido ya suficiente? —No. Eso ha sido solo un aperitivo para abrir boca. ¿No lo he conseguido? Victoria se echó a reír. —Claro que lo has conseguido, pero no esperaba que pudieras tener dudas al respecto.–¿Acaso crees que nunca he fallado? —¿Sí? —Lo suficiente para saber qué es lo que se siente –dijo él tristemente–, pero no quiero hablar de eso ahora. En estos momentos, preferiría hacer eso… Se colocó encima de ella, entre sus piernas. Victoria, sintió cómo la erección buscaba el acceso a su cuerpo. Angus, dudó un instante. —No hemos hablado de un método de cuidarnos. —Me pongo una inyección. Y los dos estamos limpios. Fue una de las pruebas que tuvimos que hacer antes de la boda–contestó Victoria. Se movió un poco y sintió que la punta entraba. —¿Demasiado pronto? –le preguntó él mientras le besaba la curva del cuello. —No lo suficiente –replicó ella levantando las caderas para facilitarle el acceso. Angus, hizo ademán de retirarse, pero ella le clavó las uñas en el trasero para impedirlo. —No lo suficiente –repitió. —En ese caso, es mejor que continúe como lo pide la señora –dijo mientras punteaba sus palabras con un movimiento de caderas. —Eso está mejor –suspiró Victoria, con aprobación. —Mi deseo es complacerte. —No hay nada malo en eso… –consiguió decir ella antes de que el deseo empezara a crecer con fuerza dentro de ella y amenazara con borrarle toda la capacidad de hablar. En aquella ocasión, el clímax fue más profundo e intenso que antes. Angus, le acompañó a su paso. Cuando el orgasmo llegó también para él, lo sintió por todo el cuerpo. Su placer y el de él se mezclaron en uno solo, recorriéndolos a ambos hasta que los dos quedaron exhaustos y con la respiración agitada. Había conocido antes el placer y la satisfacción, pero nada, nada en absoluto, se podía comparar con acercarse a aquel momento. Se sentía saciada, satisfecha y completamente relajada. Poco a poco, fue quedándose dormida, sin darse cuenta de que la pantalla de su teléfono móvil se había iluminado con la notificación de un nuevo correo electrónico.....
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