Capítulo 1

3730 Words
Victoria Jones. Con su vestido de diseñador de Alejandra Svarc. Estaba entrando a la Basílica Sagrado Corazón en Francia para celebrar su matrimonio con un desconocido, iba caminando por la alfombra azul que la llevaría al altar. Se quedó mirando fijamente al hombre que la estaba esperando al pie del altar. Victoria quedó paralizada o mejor dicho petrificada. Tenia que haber un error, un terrible error.…Era Angus Baker, heredero legítimo del Imperio de Baker y Director Ejecutivo. Y es el mayor rival que Victoria tenía en los negocios de la navierar. Su futuro esposo, al que conocía ese mismo día. Victoria, examinó el pequeño número de invitados. Las expresiones de sus rostros registraban una variedad de gestos de sorpresa y consternación ante las palabras que ella había pronunciado. Victoria se obligó a mirar de nuevo a Angus. Él no parecía sorprendido… ni tampoco parecía encontrarlo divertido. De hecho, parecía furioso. Bien, a Victoria no le importaba. Ella también estaba bastante furiosa en aquellos momentos y se lo comunicaría a "Solución Matrimonial ". Cuando Kara su jefa de oficina, le había hecho entrar en el negocio de los contactos, le había parecido la solución perfecta a sus problemas empresariales. Había estudiado la propuesta y ella había visto que tenía más que ganar de los matrimonios concertados y a primera vista que le ofrecía" Solución Matrimonial". Que si permanecía soltera. Había soportado las pruebas psicométricas y las entrevistas con un objetivo en mente: asegurarse un acuerdo exclusivo para manejar los viajes familiares y de empresa de Global Empresarial Baker por los próximos cinco años. La empresa era muy conocida por sus sesiones de motivación empresarial y funcionaba por todo el mundo. Ese acuerdo era lo que Victoria, necesitaba para sacar a su pequeña empresa naviera que se encargaba de realizar transporte marítimo de mercancía por una buena parte del mundo, pero ahora se encontraba a punto de estar en quiebra, por lo que había firmado sin pensárselo dos veces el contrato que estipulaba que debía permanecer casada con su desconocido esposo durante al menos tres meses. Con o sin contrato, aquella boda no iba a producirse. Sabía que no debería haberse dejado llevar por aquel ridículo plan, pero le habían advertido que la esposa del dueño de la otra empresa jamás le permitiría a su marido que hiciera negocios con una hermosa y joven mujer soltera. James Brown, era un seductor, pero jamás se fijaba en mujeres casadas. Todo había parecido tan sencillo… Para firmar el contrato tenía que estar casada. Sabía que tenía mejores precios que el resto de sus competidores y no era que no quisiera casarse algún día… De hecho, le encantaría encontrar a su media naranja, pero con las horas que necesitaba al día para ocuparse de su empresa, no tenía tiempo de establecer relaciones con ningún hombre. Cruzó la mirada con la de Angus, solo un instante y sintió que un escalofrío le recorría la espalda. No exactamente de aprensión, sino de algo mucho más primitivo. No obstante, le bastó para estar segura de que aquel asunto había sido un error desde el principio. A pesar de que parecía que Angus Baker, acababa de salir de la portada de FORBES no se casaría con él bajo ningún concepto. Por supuesto, físicamente era perfecto. Alto, de anchos hombros que rellenaban el traje a la perfección y con una ligera barba que le cubría la mandíbula, era, en una palabra, un hombre extremadamente guapo. Victoria, experimentó una profunda atracción que hizo que, de repente, se estremeciera y le temblara todo el cuerpo. Victoria, trató de aplacar aquella sensación y se obligó a respirar profundamente para recordarse que aquel hombre era inadecuado para ella mental, emocional, social y fiscalmente hablando. No. No podía hacerle eso a su fallecido abuelo, el hombre que la había criado y que la había dado tanto, desde que sus padres la dejaron con él para poder continuar con sus aventuras en vez de enfrentarse a la madurez y a la responsabilidad. No podía casarse con el hombre cuyo abuelo, el mejor amigo del abuelo de Victoria, le había robado a la mujer que amaba para casarse con ella. Lo de la atracción estaba muy bien, pero no servía cuando dos familias llevaban enfrentadas tanto tiempo. —Definitivamente, ha habido un error –reiteró, con más firmeza en aquella ocasión. Se inclinó para recogerse la falda del vestido de organza y dio un giro de ciento ochenta grados para salir de allí tan rápidamente como se lo permitieron los delicados zapatos de stilletto. Durante unos segundos, se produjo un silencio absoluto, pero la sala estalló con exclamaciones de asombro que persiguieron a Victoria, en su huida. Ella no sabía dónde dirigirse mientras iba hacia el vestíbulo del hotel. ¿Debía ir a los ascensores para regresar a la lujosa suite en la que se había vestido aquella mañana o salir por la puerta principal con la esperanza de que que un apareciera un caballero y la rescatara.....? —¡Victoria!–exclamó la voz de una mujer–. Por favor, detente… Tenemos que hablar. Victoria se dio la vuelta. Una elegante mujer se dirigía hacia ella. Se trataba de Flora Baker, la responsable de la rivalidad que existía entre los Jones y los Baker desde hacía más de cinco décadas. —Nada de lo que usted pueda decirme hará que cambie de opinión –le dijo Victoria con firmeza. —Solo te pido que me escuches–insistió Flora mientras colocaba suavemente una mano sobre el brazo de Victoria–. Te lo ruego. Es importante. —Mire, yo… —Tal vez mejor en tu suite –afirmó Flora. Había empezado a dirigir a Victoria hacia los ascensores. La adrenalina que Victoria, había sentido al ver al que iba a ser su futuro esposo comenzó a remitir, dejándola sumida en un persistente letargo. —De acuerdo, pero usted, más que nadie, debería saber que está perdiendo el tiempo si lo que quiere es persuadirme para que me case con su nieto. La anciana le respondió con una dulce sonrisa, pero guardó silencio. Se montaron en el ascensor y se dirigieron a la suite. Victoria se sorprendió al ver que Flora, sacaba una tarjeta para abrir la puerta. —Perdona la intrusión –dijo Flora, cerrando la puerta cuando las dos estuvieron dentro–. Le estaba guardando la tarjeta a Angus hasta después de la ceremonia. Victoria no sabía qué hacer ni adónde mirar, por lo que optó por sentarse en uno de los sofás del salón. Flora, se sentó enfrente de ella. —Tienes derecho a saber qué es lo que está pasando. Por supuesto que lo tenía. Victoria, apretó con fuerza el buquet de flores que traía para disimular que le temblaban las manos y por sí todo el cuerpo entero.–Deja que me sincere contigo, querida. Cuando te registraste en "Solución Matrimonial ", supe inmediatamente que mi nieto y tú eran compatibles. No necesité las pruebas para estar completamente segura de que Angus y tú serían la pareja perfecta. —¿Cómo dice? ¿Usted trabaja en " Solución Matrimonial"? ¿Me está diciendo que es usted la que organiza las parejas? –quiso saber Victoria, atónita. —No, en público por supuesto. Trabajamos en absoluto Secreto y evidentemente tomamos en consideración los tests y las entrevistas, pero más como confirmación de que estoy en lo cierto con mis parejas. Créeme si te digo que siempre he tenido un sexto sentido para estas cosas, o sea me considero un cupido por decirlo así. Cuando me jubilé de la empresa familiar, mi sentido común me decía que colocara mi talento en otro negocio. Y ¿ Porque no una agencia para ayudar a encontrar su media naranja?. Mi nieto me dijo que estaba preparado para casarse y sentar la cabeza, por lo que lo más normal era que recurriera a mí. Sin embargo, nunca esperé encontrar la pareja perfecta para él tan rápidamente. Tengo que decir que el hecho de recibir tu solicitud me sorprendió mucho. Flora Baker, miró a la hermosa y confusa mujer que estaba sentada frente a ella y deseó que las cosas hubieran sido diferentes entre sus familias. Que no se hubiera producido el doloroso enfrentamiento entre dos buenos amigos cuando Richard Jones y Jhon Baker, se enamoraron de ella y terminaron distanciándose para siempre cuando Flora, eligió como esposo a Jhon. Aquella era su oportunidad de enmendar las cosas, de cerrar las heridas después de tanto tiempo y finiquitar aquella enemistad de una vez por todas. Si pudiera converser a Victoria, para que siguiera adelante con la boda… Contuvo el aliento y eligió cuidadosamente las palabras. Si había algo que aquella joven entendiera bien, eran los negocios. Flora, también sabía que la empresa de vuelos de la Familia Jones estaba pasando por graves dificultades y que Victoria, a pesar de haber podido pagar la elevada tasa de inscripción, no se podría permitir los términos del contrato de matrimonio que había firmado o demandar a " Matrimonios por Conveniencia", para conseguir zafarse del mismo. Flora , suspiró suavemente y se preparó para argumentar. —Te repito que haberte buscado como pareja a Angus no es ningún error. Los dos son compatibles perfectamente en lo que se refiere a valores, esperanzas y sueños para el futuro. Tengo fe en que los dos serán la pareja perfecta y que podríais disfrutar de un largo y satisfactorio matrimonio. —Pero… Flora levantó una mano. —Por favor, déjame terminar. Hay momentos en los que hay que dejar el pasado atrás para poder mirar al futuro. Este es tu momento. Sé que ha habido momentos muy amargos entre nuestras familias, que tu abuelo y Jhon dejaron de hablarse después de que… Flora parpadeó para borrar el sentimiento, la debilidad que no se podía permitir mostrar. —Solo hay que decir que esa amargura ha viciado demasiadas vidas durante mucho tiempo… —No se trata tan solo de una enemistad, señora Baker… —Te ruego que me llames Flora –le interrumpió la anciana–. Y sí, ya sé que es mucho más que eso. Sin embargo, te animo a reconsiderar tu postura y a volver a la ceremonia. Todo el mundo está esperando. —No puedo hacerlo. No puedo ir contra todo lo que se me ha inculcado desde que era una niña. No me puedo casar con el hombre cuyo negocio está tratando de destruir el mío. Se lo debo a mis empleados y a la memoria de mi abuelo. Quiero invocar la cláusula de anulación de mi contrato. Angus y yo somos no compatibles en ningún sentidos. Los ojos grises de Victoria brillaron de emoción y sentimiento, gesto que a Flora le hizo recordar al abuelo de la joven. —Querida mía… A menudo el orgullo precede a una caída. Deja la memoria tu abuelo atrás. Se lo debes a tus empleados. Seamos sinceras. No estás en muy buena posición financiera, ¿Verdad? –dijo Flora. Se detuvo un instante para que sus palabras hicieran efecto y asegurarse de que Victoria fuera consciente de que ella sabía exactamente cuál era su situación en aquellos momentos–. Las cifras que proporcionaste como prueba de tu situación económica estaban infladas, por decirlo suavemente. Y, antes de que me lo preguntes, sí, lo hemos comprobado. Victoria empezó a protestar, pero Flora la interrumpió. —Nos diste todo el derecho de examinar tu situación financiera cuando firmaste el contrato. Seamos sinceras la una con la otra. Las dos sabemos que no te vendría bien que se supiera públicamente que no has cumplido con tus obligaciones contractuales, por no mencionar el perjuicio económico por intentar romper el contrato que tienes con "Solución Matrimonial". Sé que solicitaste un crédito para realizar tu solicitud, ante la agencia, nuestra agencia es muy costosa y tú crédito fue avalado por los bienes de Aerolíneas Baker, según tengo entendido. Flora vio cómo Victoria palidecía. —¿Me estás amenazando con arruinarme? ¿Es eso? ¿Y todo para que me case con tu nieto? —A veces, mi niña, el fin justifica los medios. ¿No te parece que tu futura felicidad lo merece? —Es decir, que quieres que yo, concretamente, me case con Angus. ¿Por qué?. Flora, examinó a Victoria, su pálido rostro y sus ojos grises, la hermosa boca y la orgullosa postura de su cuerpo. Estaba peleando una batalla que no podía ganar. Admitió que la muchacha tenía espíritu guerrero. Después de todo, ¿No había sido ella también una mujer joven hacía tiempo? Flora, no era muy diferente. Luchaba enconadamente por lo que era lo mejor para los que amaba. Aquello era importante y estaba convencida de que Angus y Victoria debían estar juntos. No los habría emparejado si no hubiera sabido en lo más profundo de su ser que eran perfectos el uno para el otro. Aquella habilidad que había mencionado anteriormente se había manifestado en ella muy pronto, una habilidad que unos podían calificar de farsa o locura y otros de intuición. Fuera lo que fuera, era su don y solo lo usaba para hacer el bien. Flora, adoraba a su nieto mayor, el hijo de su primogénito, más de lo que nunca hubiera creído posible y aquella mujer era la clave para su felicidad. Estaba tan segura de ello como de haber tomado la decisión correcta cuando eligió a como esposo a Jhon Baker, una relación para toda la vida. Tan segura como lo estaba de todos y cada uno de lo casamientos que había realizado. Solo esperaba que Victoria se diera cuenta también. —Quiero mucho a mi nieto, pero trabaja demasiado y, en lo más profundo de su ser, no creo que sea feliz. Aunque tú no lo sepas, tienes la llave para su felicidad futura. No hay nada que desee más que verlo felizmente casado. Es tan sencillo como eso –concluyó mientras se sacudía su flamante vestido color rosa–. Ahora, ¿Regresamos a la ceremonia?. Las dos sabemos que, económicamente, no te puedes permitir o darte el lujo de suspender esta boda. —¿Y qué me dices del evidente conflicto de intereses? Angus, es mi rival en los negocios de la naviera. ¿Cómo vamos a solucionar eso? —Eso es algo que tendréis que solucionar ustedes. —No. Con eso no me basta. Necesito saber que la Familia Baker, no interferirán con mi naviera. El grupo empresarial Baker, ha comprado todas las compañías de transporte marítimo. Y no voy a permitir que eso le ocurra a mi empresa. Se lo prometí a mi abuelo y mantendré su legado a salvo. Flora, asintió y le dedicó a Victoria, una pequeña sonrisa de compasión. —Querida, sé que querías muchísimo a tu abuelo. A pesar de la manera de ser que tenía, él era un hombre de profundos sentimientos. Sin embargo, a veces, las promesas que se realizan sin pensar deberían romperse. ¿De verdad es la Naviera Jones y Compañía, tu pasión o simplemente te estás aferrando al sueño de un hombre testaduro y lleno de amargura? —¿Cómo te atreves a decir algo así? ¿Su amargura? ¡Tú lo abandonaste! De hecho, usted contribuyó a esa amargura, ni siquiera fue capaz de decírselo en persona. Se enteró cuando leyó la noticia de su compromiso en el periódico local. Flora, sintió una punzada en el pecho. —Fue lo mejor para todos… —Tendrás que perdonarme si no estoy de acuerdo –le dijo Victoria. Se levantó del sofá y comenzó a andar arriba y abajo por el salón. Las capas de su vestido flotaban cada vez que caminaba. Está bien. Sé que no me puedo permitir romper el contrato. Seguiré adelante con la boda, pero con una condición. —¿Y es? —Que nuestras empresas sigan siendo dos entidades separadas y que Angus y yo nunca hablemos de negocios. Flora, se levantó y se puso frente a Victoria. —Los negocios son una gran parte de la vidas, en pareja. No poder compartir y hablar de sus jornadas de trabajo, de sus proyectos y de sus éxitos significa que solo están compartiendo la mitad de sus vidas. ¿Crees que es una decisión acertada? Victoria, adoptó un gesto serio. —Es la única manera. Si él no accede a mi petición, se cancela la boda y tú me liberarás de mi contrato sin penalización alguna porque dañaría mi negocio si se supiera que he infringido mi contrato con ustedes, pero, ¿No le ocurriría lo mismo a "Solución Matrimonial"?. Después de todo, Angus, es tu nieto. Eso ya conseguiría que el tema levantara suspicacias si tu implicación se hiciera pública, ¿No te parece?. Flora admiraba el coraje de aquella mujer. Inclinó la cabeza ligeramente. —¿Y tú aceptarás la palabra de mi nieto de honrar y cumplir tu petición?. Estoy segura de que habrás oído decir que su palabra vale su peso en oro. Victoria asintió. —Está bien. Iré a hablar con mi nieto. Henry Baker, se le acercó a Augus y le susurró al oído: —Tengo que decir que. ¿Tú debes ser bien feo?. Para que tú futura esposa te rechaze con nada más verte. Tal vez no soy imparcial, dado que soy familia tuya y todo lo demás, pero no creía que fueras tan feo. ¿En verdad?. Augus, apretó la mandíbula y contó hasta diez antes de responder a su primo, que era también uno de sus mejores amigos. —Era de esperar que se pusiera nerviosa. Al ver este guapo e irresistible hombre. —¿Y si no regresa? –le preguntó James. —Regresará. —Con la abuela, escoltándola al altar, no me cabe la menor duda –dijo Jhon. Y James no pudo evitar una carcajada. —No puedo decir que haya visto a la abuela moviéndose tan rápidamente desde hace mucho tiempo. —Está protegiendo su inversión –replicó su hermano–. Ya sabes lo personalmente que se toma sus emparejamientos. Angus, hizo un gesto de desesperación con los ojos. Las bromas familiares estaban muy bien y eran de esperar dadas las circunstancias, pero él se estaba impacientando. ¿Dónde demonios estaba su futura esposa?. Había reconocido a Victoria Jones, en el momento en el que se dio la vuelta. Muchos pensamientos se le pasaron por la cabeza, pero el primero fue lo hermosa que estaba con su vestido de novia. ¿Quién hubiera imaginado que bajo los trajes o los vaqueros que le había visto puestos en el puerto pudiera resultar tan increíblemente femenina o tan vulnerable y frágil? La imagen que había visto de ella aquel día había apelado a un instinto sobre el que su familia le gastaba bromas constantemente: su necesidad de proteger y proveer a todos por los que sentía lago. No había esperado sentir inmediatamente algo así por su futura esposa, pero así había sido, y de modo profundo y visceral. Esa respuesta le había hecho desear salir tras ella cuando Victoria, salió huyendo. Solo la promesa de su abuela de que ella se ocuparía le había impedido echar a correr detrás de Victoria, a pesar de que cada célula de su cuerpo le animaba a hacerlo. Volvió a consultar el reloj. Hacía ya más de treinta minutos que se habían marchado. —Los invitados se están impacientando –comentó Jhon, mientras observaba a todos los familiares y amigos que se habían reunido allí–. Menos mal que te has encargado de que corra el champán, James. James Hilton, era el director general de la Hotelera Hilton. Automáticamente, se había puesto a controlar la situación en el momento en el que la boda dejó de fluir. Augus, rechazó el ofrecimiento de un camarero, que se detuvo a su lado con una bandeja de bebidas. Aquel día tenía que mantener la cabeza fría. Un movimiento en la puerta atrajo su atención. Se dirigió hacia su abuela antes que nadie. —¿Está bien Victoria? –le preguntó mientras su abuela lo encaminaba hacia el pasillo. —¿La reconociste? —Por supuesto que sí. A pesar de que no paro de preguntarme qué locura te ha llevado a emparejarme con ella, he aprendido a confiar en ti. ¿Pero y ella? Es más nerviosa de lo que me había imaginado. —Claro que deberías confiar en tu abuela. Tan solo tengo en mente que deseo lo mejor para ti –replicó Flora mientras le acariciaba suavemente la mejilla–. Tenemos un pequeño problema. ¿Un pequeño problema?. Angus, hubiera dicho que el hecho de que su futura esposa saliera huyendo de la ceremonia era mucho más que un problema. —Si quieres que siga adelante con la boda, tiene un pequeño requerimiento para ti –añadió. —¿De qué se trata? —Se muestra muy protectora hacia la Naviera Jones. Seguirá adelante con esto si nunca habláis de negocios y mantienes separadas sus empresas. Es decir, nada de fusiones, compras… Ni siquiera pueden compartir información. —¿Eso es todo? Teniendo en cuenta la visión general, no era nada. Por supuesto, era normal que ella deseara proteger su empresa. A pesar de la mala sangre que había entre ambas familias. Angus, no tenía interés alguno por la Naviera Jones, ni deseaba nada malo a Victoria, aparte de la habitual competitividad entre empresas. No era su estilo. Nunca había comprendido el porqué de la guerra fría que había existido entre Richard Jones y su abuelo y que se había prolongado varias generaciones. Angus, no era rencoroso, pero no dejaba de preguntarse si su abuela tendría otras ideas bajo aquella perfecta y bien peinada cabellera plateada. —Entonces, ¿Estás de acuerdo? —Por supuesto que estoy de acuerdo, abuela. Muéstrame dónde firmar y lo haré. Vio alivio en los ojos azules de su abuela. —Gracias, hijo mío. Creo que, por el momento, mantenemos esto simplemente como un acuerdo verbal, ¿No te parece?. No queremos que nada enturbie las aguas si cambian las circunstancias y, gracias a tu ejemplar reputación, Victoria, está dispuesta a aceptar tu palabra. Ahora, regresa ahí dentro y espera. —¿Vamos a seguir con la boda? —Por supuesto que va a ver boda. Mientras la abuela, besa la mejilla de su nieto.
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