Capítulo 3: "Mojada para nada" (Actualización)

2214 Words
¡Finalmente llegue temprano hoy! Preparo el tercer café del día de mi jefe,después del incidente de ayer todo ha mejorado. Y no solo porque la linda cara de Brenda tiene moretones.Termino de revolver el café y abro la alacena para buscar las galletas de avena que mi jefe me manda a comprar. ¡Puta vida! No alcanzó y más que mis tacones son de cinco centímetros. Trato y trato de alcanzarlas pero no lo logró. Siento una respiración caliente en mi cuello me estremezco. -¿Necesita ayuda?- la voz gruesa de mi jefe me hace soltar un gemido suave. Pero trato de controlarlo. -N-no... yo... si- gimo. Siento la presión de su m*****o abultado y guardado en su pantalón. El alcanza las galletas y las deja sobre la encimera. -Gracias- logró decir. -Cuándo necesites ayuda solo, pidemelo nena- me volteo pero observo que se aleja a pasos rápidos. ¿Qué mierda acaba de pasar? ************************************* Tomo las carpetas negras con el logotipo de la empresa y con mi mano libre llevo la taza de café y las galletas. Entro ¿nerviosa?, si nerviosa, por lo que pasó hace unos momentos. -Señor Black, le traje su café- comento después de no escuchar su voz y comienzo a preocuparme, me adentro a su oficina oscura camino hasta su escritorio. De seguro se encuentra en el balo. Dejo la taza y los documentós sobre el escritorio. Escucho el sonido de la puerta. -Señorita Monroy, necesito su ayuda- me giro y si estaba en el baño. -¿Qué tan pequeña es su mano?. -¿Qué?- Santo Dios, ¡Que me pide este loco!. Rueda sus ojos -¿Qué tan pequeña es su mano? Necesito que me ayude con algo. Me sonrojo y río nerviosa, - No creo que le pueda ayudar con eso señor. -Si, si puede entre al baño. Suspiro y entró no muy confiada. ¿Y si me pide hacer algo que no quiero? -Necesito que se agache- ¡Santa mierda! -Señor no creo que sea necesario. -Si es muy necesario, su mano es perfecta para que me ayude- mi sangre hierve; nunca imagine hacerlo con mi jefe, ni siquiera se me paso por la cabeza. - Usted puede alcanzar mi reloj. Mi sangre abandona mi cuerpo ¿Relój? O y yo solo lo mal pense. -¿Su reloj?- el asiente. Estoy segura que piensa que soy una olvidadiza- De acuerdo- aclaró mi garganta -¿Podría darse la vuelta por favor?-susurro. Él me observa sin entender - Mi falda- susurro y mira mi traje, asiente ¿nerviso? Y se da la vuelta. -¿Quiere que mueva el mueble?- pregunta. - No, puedo pasar sin ningún problema- la verdad el espacio es perfecto; puedo entrar y salir. Me agachó y volteo la mirada, de acuerdo me respeta. Inclino mi cuerpo y observo el reloj caro color plateado en la esquina. Me adentro entre el mueble y el pequeño espacio, trato de alcanzarlo. Mierda no lo alcanzó, me adentro más; aún no puedo, estiró más mi brazo y ¡Bingo! Lo tengo. Muevo mi cuerpo hacia atrás y... No... no... no... -¿Señor Black?- chillo. -¿Si? ¿Qué pasa?- su voz es confusa y preocupada.- ¿Ya tiene el reloj? -Si lo tengo - escucho que suspira- Pero... -¿Pero?- me alienta a seguir hablando. - Me atasque- gimoteo, escucho sus pisadas; se acerca-¡ NO! -¡Maldicion! Me espanto ¿Qué ocurre?- pregunta nervioso. - No quiero que vea debajo de mi falda- chillo, estoy segura que en estos momentos rueda sus ojos grises. -Eso no importa ahora, lo importante es sacarla de ahi- gruñe . Bueno en eso tiene razón. ¡Es un buen punto! -De acuerdo me pondré atrás de usted y trataré de sacarla- asiento, se que no me ve así que... da igual. Tomo con fuerzas el reloj, no quiero que se caiga y tenga que volver a entrar a este lugar. -Tengo que arrodillarme- susurra para el mismo. Pero le escucho. Siento como toma de mi cadera y una sensación electrizante llena mi cuerpo. El empieza a jalar pero fue tan repentino que chillo. -Ahh... no me aviso. -¿Tenía que avisarle?- su sarcasmo me hace querer romper su linda cara. -Claro que si- siseo entre dientes. Él sigue jalando de mi, mi trasero está hasta el límite del dolor, jala con fuerza. Ambos gritamos - Ahh. -Maldicion- gruñe con sus dientes apretados.-Ya casi. Gimoteo y sorbo por la nariz en busca de aire - Señor Black me lástima-.Escucho sus malas palabras por lo bajo; pero que lengua tan sucia tiene el jefe.Dos minutos de desespero y batallando logramos que salga al fin. - Se encuentra bien?- el tono preocupado de mi jefe me hace asentir. Trato de planchar con mis manos las arrugas que se formaron en mi falda. Le entregó el costoso reloj y me agradece con la mirada. -¿Cómo fue que se atasco en ese lugar?- Pregunta. - No lo sé, creo- el sonido de la puerta abriéndose nos hace dirigir nuestra vista al señor Fernando Black, el hermano mayor de mi jefe. Solo nos observa con una sonrisa y entra al baño. - Lamento interrumpir, estaba buscando a tu asistente, pero como no la vi decidí entrar, debido a que escuche ruidos. Varios colores se hacen presente en mi rostro, con las yemas de mis dedos empujo las suaves ondas de mi cabello, para cubrir mi mirada. -La señorita Monroy me estaba ayudando con un trabajo- explica sin importancia. -Entiendo- comenta su hermano. -Con permiso- comento después de levantarme y salgo del baño- ¿Desea un café señor Black-pregunto al otro hombre. -Si, señorita Monroy - salgo lo más rápido de ahí para comenzar a preparar el café. ************************************* El sonido del tono de mensaje me hace apartar la mirada del trayecto al restaurante. Por el rabillo de mi ojo, observo como mi jefe sonríe de soslayo. ¿Por qué no puede ser como su padre? Repite mi mente una y otra vez. Al parecer mensajea con una chica, porque se encuentra muy feliz e imagino que es muy interesante ya que de sus labios brota una risa leve. -Hizo un excelente trabajo- lo observo. -¿Disculpe?- espero no se refiera a los hechos ocurridos en el baño. -Con los contratos, realizó un excelente trabajo. Ahora entiendo porque mi padre puso toda su confianza en usted. Parpadeo intentando evitar las lágrimas. -Su padre fue un excelente jefe. Todos lo querían, él ... siempre fue correcto con todos. ¿Cómo se encuentra? Suspira triste- Él espera poder terminar de conocer a sus nietos. Predice que él bebe que tendrá mi cuñada será niña. -Es bueno saber eso- una sonrisa se plasma en mis labios, al recordarlo. Llegamos finalmente al restaurante, la recepcionista mueve sus pechos de forma exagerada, para atraer la atención de mi jefe. Ruedo mis ojos exasperada, él desgraciado hijo de puta coqueteando y yo aquí cargo los documentos como mula de carga. - Lo están esperando señor Black- ronronea y sus pechos son aún más visibles de lo que recordaba. -Gracias. ¿Nos llevarás tú o alguien lo hará por ti? -ambos me miran y me fulminan con la mirada, al parecer le arruiné la oportunidad de coger a alguien. La recepcionista quién sigue moviendo sus pechos, nos dirige hasta la mesa dónde se realizará la pequeña junta, la chica se retira contoneando sus caderas. Un hombre apuesto de unos treinta años se levanta y nos saluda. -Señor Black, soy Arturo Fontana, gerente general de la empresa de Japón. Mis superiores me enviaron. -De acuerdo- saca sus manos de los bolsillos de su pantalón y lo saluda. - La señorita es mi asistente, Johana Monroy. Saludo al hombre y él me regala una sonrisa. -¿Comenzamos?- lo último que escucho, antes de iniciar la junta. ************************************* El boligrafo plateado yace sobre la mesa, después de que los dos hombres firmaran, me dirijo al baño a retocar mi maquillaje. Un hombre comienza a silbarme, pero lo ignoro. -¿El señor Black ya se retiro? - pregunto cuándo llegó a la mesa. ¿Dónde se le ocurra dejarme? -Fue a saludar a un conocido- asiento- Me encantaría invitarle una copa algún día. Dudo mucho que quiera una copa- Me parece bien- yo también necesito sexo. -Entonces- sonriente busca sobre su saco, y saca una reluciente tarjeta- Esté es mi número llama cuándo quieras. -Desde luego- susurro sensual. Me jefe se acerca con un semblante digno de un asesino serial. Todos nos despedimos y dejamos al señor Fontana atrás, debido que esperaba otro cliente. La chica pechos al aire, se despide de mi jefe quién no le hace el mínimo caso. Entro a la camioneta, con el petulante pisando mis zapatos. Hay que ser estúpido para no darse cuenta de que está encabronado. Saco el chocolate que he esperado por comer, lo abro y el aroma dulzón inunda el lugar. -¿Quiere?- ofrezco, mi jefe ladea su cabeza hasta mí, y al darse cuenta de lo que llevo en mis manos; realiza una mueca de asco que oculta con amargura. -No- espeta. Váyase al demonio. Doy un mordisco y mis papilas gustativas reciben con gusto el dulce. -Mmm- gimo, mientras el viaje continúa mientras sigo comiendo. ************************************* Todo el mundo se aleja al ver a mi jefe enojado, asustados siguen realizando su trabajo. Mi amiga Agnes me pregunta con la mirada ¿Qué le pasa? Y yo solo me encojo de hombros. Aprieta el botón de su elevador personal y yo espero con poca paciencia el elevador para el personal. - ¡QUÉ ESPERA PARA ENTRAR!- todo el mundo se estremece, camino más bien corro hasta su elevador y entro. No me dejaré intimidar. Su estatura no ayuda en nada apenas le llegó a la barbilla con tacones de diez centímetros. Siento su respiración agitada en mi cuello. Mis brazos duelen. Mi vista se posa en los números. ¡Un piso más! Salimos del elevador y al ser la primera dejo los pesados documentos en mi escritorio; dispuesta a trabajar: -Pase a mi oficina- esto no es bueno - ¿Qué 4espera? -gruñe. Entro a la oscura y fría oficina, los tonos negros y grises relucen en el lugar, los sillones negros y la mesa de centro de vidrio es muy bonita. El librero, reluce por la enorme pecera construida por mi jefe. El escritorio de vidrio en color n***o combina bien con el lugar. En la esquina derecha el lego de un auto de carreras se visualiza. La puerta se cierra de un portazo, me quedo estática en mi lugar. Mi jefe con la mano en sus bolsillos camina una y otra y otra vez. Ya me tiene harta. Se planta hasta mí y me observa; alzó mi mirada para lograr observarlo mejor. - ¿Cree que puede coquetear en horas de trabajo?- me recrimina. ¿QUÉ? El maldito también lo hacía con la señorita mueve pechos. - ¿Yo?... - Lo sé...también soy hombre ¡Maldición!, yo también lo haría al verla- mi respiración se extinguió - es hermosa, tiene un cuerpo de infarto que cualquier hombre quisiera poseer. De acuerdo ya puedo despertar. -Usted es malditamente sexy, y me encabrona que los otros la observen, la deseen, que quieran poseer y tocar cada centímetro de su piel. Que quieran escabullirse entre sus piernas. Mi sangre abandona mi cuerpo, estoy fría y petrificada. Toca suavemente mis mejillas con sus pulgares, y siento su calor traspasar mi piel, mi cuerpo y mi alma. La envuelve en un ambiente cálido. - ¿Sabes que es lo que más me molesta? - su voz suave y ronca me hace negar. Siento mi sexo contraerse. -Lo que me molesta, es que sabes que quiere tu cuerpo... Pero no se lo das. - se acerca a mi e inhala mi cuello. Dios. -Huelo tu excitación, tu sexo suplica ser atendido, te mueres por coger. Sentir un pene en tu interior que te penetre tan fuerte que te haga morir de placer. Jadeo cerrando mis ojos imagino esa escena sensual y erótica, mi mente la proyecta. Me da vuelta y siento la presión de su m*****o en mi espalda baja. Sus manos recorren con suavidad mis muslos y se adentran en mis bragas. Tocando mi sexo húmedo. - Te mojaste por todo lo que te dije - asiento, mi cuerpo sólo se dejar llevar y hacer- Hueles tan bien. Pruébate-comenta al retirar sus dedos de mi v****a, ni siquiera me di cuenta cuando los introdujo. Abro mis ojos y sus dedos se adentran en mi cavidad bucal; chupo como loca y muerdo su dedo. Masajea mi trasero y me da una nalgada, gimo. Toma mi rostro con rudeza y me besa. Su suave caliente lengua sabor menta me pide más. Sus dedos entran y salen fácilmente debido a la humedad en mí. Su erección crece cada vez más y yo solo la toco por encima de sus pantalones. ¡Es una enorme roca! -¿Quieres sentir mi pene en tu v****a? - asiento nublada por la excitación. ¡Lo necesito! ¡Ahora! Aúnque sea con mi jefe. ¡Esto no es sueño!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD