Mi celular sonó sobre la mesita de noche, tenía puesta la alarma por la diferencia horaria, era el momento dónde me dedicaba a llamar a aquellos que habían quedado del otro lado del mar, mi familia, mis chicos, mi centro.
Me senté en la cama y observé todo tratando de despabilarme, las paredes blancas aún relucían en la oscuridad, el piso de madera oscura daba la sensación de ser un pozo sin fondo cuando lo mirabas, esta era mi nueva casa, mi nuevo comienzo, la nueva vida.
Sobre mi mesita de noche una foto mía con mis chicos, mis niños, esos que había adoptado en aquel viaje que cambio todo. Suspiro y paso la mano por mi rostro, la sabana de seda blanca roza mis piernas desnudas mientras me acomodo, tomo el celular en mis manos y marco el número de siempre, me había recostado un rato para terminar el día, April dormía a mi lado, ahora tenia exactamente siete meses.
- Servicio penitenciario – la voz del otro lado me hace volver a la realidad.
- Buenas días, soy Samantha Schroeder – trago.
- Ahora la comunico con su hermano señorita – por supuesto sabía quién era.
Todos los días llamaba a la misma hora, todos los días durante los últimos meses me dedique a llamar a mi hermano y averiguar como se sentía, como seguían las cosas, como lo trataba la prisión y que podía hace para mejor las cosas.
Todos los días mi alma se rompía un poco más, porque acá estaba yo, libre de culpas, viviendo, mientras él permanecía detrás de unas barras de metal, contemplando el sol por una pequeña ventana o en un patio enrejado, con hombres apuntando y dispuestos a matarlo de ser necesario.
- Hermanita – su voz sonaba calma.
- Hermano – mis ojos se aguaron - ¿Cómo estás? ¿Cómo anda todo?
- Igual que ayer Sam, todo bien, nadie se mete conmigo, al parecer papá dejo un legado de miedo que ahora me hace el hombre más respetado – el sarcasmo de su voz me dijo que no le gustaba – Me he encontrado con antiguos socios de él, me cuidan por así decirlo – muerdo mi labio.
- Alguna noticia rara – hablo bajo para evitar que mi pequeña despierte.
- No – toma aire – Ya sabes, la policía cuando llego a la operación acabo con varios de los nuestros, papá falleció por un disparo que uno de los oficiales encubiertos entre nuestros hombres le dio, Gio salió lesionado por tratar de cubrirlo.
- ¿Sabes algo de él? – muerdo más mi labio.
- No – calla un momento – ¿No te ha hablado?
- No – suspiro – Pero sigo con los recuerdos, es como si mi mente hubiera decidido explotar y llenar de imágenes. – mi mano viaja a mi frente mientras niego – Solo quiero hablar con él, aclarar algunas cosas.
- ¿Qué sabes de Liam? – mi cuerpo se tensa.
- Nada y no quiero saber de él tampoco – sentencio en tono seco.
- Pensé que era bueno, no sé, creí que en realidad le gustabas.
- Solo era un medio para un fin, todos los éramos y quisiera decir que me siento mal por ello, pero en realidad no – miro el techo – No sentía eso que se supone que tienes que sentir, las explosiones y demás.
- Cuando besaste a Gio aquella noche ¿Lo sentiste? – proceso sus palabras, e intento rememorar aquel momento.
Su olor amaderado, gel de baño, el gris verdoso de su mirada, el roce de nuestros labios, los recuerdos, su aliento a menta, la sensación de mi cuerpo, la mezcla de amor, nostalgia, amargura.
- Sam – Edel me saco de mis pensamientos.
- Lo siento, solo me perdí entre mis recuerdos – suspiré – Fue raro, estábamos en lugar complicado, luego nos separamos y no volvimos a hablar.
- Es por tu seguridad.
- Me vale en este momento, necesito saber que pasa, que ocurre con él, quiero verlo, yo… - mi voz se cortó.
- Lo entiendo – suspiro - ¿Qué sabes de Susan? – sonreí.
- Ella esta bien, la traje aquí, logro acomodar todo, manejo la empresa desde la distancia, no sabes la pancita que tiene Edel, ella en serio tendrá a nuestro sobrino – mis dientes asomaron.
- Seguro será todo un galán – afirmo, aunque no me ve. – Brant… - lo interrumpí.
- No hablemos de él – silencio.
- Entiendo – otra vez la línea se sumió en silencio - ¿Cómo están mis sobrinos?
- April esta enorme y Reed, oh, ese chico es todo un don juan, tiene a las europeas a sus pies – carcajea.
- Hace honor a los genes familiares – rio con él.
- Vaya que sí, esta fascinado con su auto, es super amoroso y no le molesta los guardias que Emmet le consiguió.
- Eso es bueno – sentí ruido – Tienen que tener cuidado – susurro – Por favor Sam, solo cuídense – tragué con dificultad.
- Lo haremos – entendía su advertencia.
- Debo colgar – suspire – Hasta mañana.
- Hasta mañana – escuche el teléfono colgar y luego el tono.
Busco entre mis favoritos el próximo número, pero esta vez hago una video llamada, como cada día a la misma hora, llamo para verlos, para saber cómo están, para extrañarlos un poco menos.
- Señorita Samantha – Alba me sonríe – Justo a Tiempo, todos estamos reunidos en el living.
Pasa el teléfono a alguien y la imagen se mueve por un momento hasta que Romy aparece en la pantalla, sus ojos marrones brillan y la sonrisa en su labios hace que la mía se agrande diez veces más.
- Al fin – exclama – Quería verte antes de ir a la escuela – sus dientes asoman - ¿Cómo están los chicos? ¿Reed? ¿April?
- Están bien, Reed está en la universidad y April – muevo la cámara para que la vea – En sus dulces sueños.
- Esta enorme y hermosa – vuelvo la cámara - ¿Cuándo vuelves? – suspire.
- Todavía no puedo, es peligroso y no quiero que salgan heridos – Romy hace una mueca.
- Un hombre vino a ver a los niños – observa a todo lados – Está interesado en Max, en mí y los dos más pequeños – junto mis cejas.
- ¿Quién es? – hace una mueca.
- La verdad es un hombre mayor, parece un abuelo, pero él no es quien nos adoptará, el hombre que nos quiere adoptar vendrá en unos meses, al parecer se encuentra en un viaje de negocios – eso no me gusta nada.
- Vaya, bueno llamare para que tenga una cita conmigo, aunque sea por está vía, quiero saber con quién se van – suspiro, mi idea era traerme a todos conmigo, algo complicado - ¿Cómo están los demás?
- Bien – sonríe – Max te extraña y ese guarda espaldas tuyo estuvo por aquí, el de ojos claros – contengo mis gestos.
- ¿Qué quería? – Romy sube sus hombros.
- Solo pregunto por ti y si sabíamos donde estabas – mi piel se erizo.
- ¿Qué le dijeron? – ladeo su rostro.
- Que no sabíamos nada de ti – me observo - ¿Por qué te busca?
- No tengo idea – suspiro – Pensé...
- Crees que es por… - la corto.
- No creo, no dejamos huellas de nada – hace una mueca – Solo digan que no saben nada de mí.
- Eso haremos – suspiro.
- Los quiero aquí conmigo – bajo la vista a mis manos.
- Ya podremos, solo ten paciencia – afirmo – Hablamos más tarde, llama a los chicos – tira un beso – Voy a la escuela.
- Cuídate – sonríe.
- Siempre – es lo ultimo que dice antes de colgar.
Liam me esta buscando, él sigue mis pisadas y eso no puede ser bueno, hay muchas cosas que quedaron en la nada y ellos no sé iban a conformar con eso, no pensaban conformarse con tener a Edel en la cárcel, irían por todos, ahora todos estábamos jodidos.