La Curiosidad

2317 Words
La CEO del placer no logró ocultar su rostro de sorpresa al instante de revelar el nombre del ganador, ¡Definitivamente no era lo planeado y estipulado por ella específicamente! Por lo que en su interior exclamó con fuerza y extrañeza absoluta. —¿Cómo es que este aparecido salió ganador? Debe haber existido un error. —Exclamó Rosario, sabiendo con certeza que la caja contenía solo nombres de la persona ganadora, en ese caso específico el presidente de la cámara de comercio. ¿Cómo es que eso era posible? El joven con el sobre nombre de Luzbel, sonrió por debajo de esa mascara de diamantes y se jactó en el instante de haber sido el elegido para enredarse en las sábanas de la CEO esa noche, pero ¿cuáles eran las verdaderas intenciones de Luzbel con Rosario? Rosario, queriendo no dar a entender que no era lo esperado, pronuncio inmediatamente. —¡Señores, tenemos un ganador y su nombre es Luzbel! He de imaginarme que le tocó la suerte de ser un primerizo en esta sociedad y gran familia, ¡Felicidades! Por favor deposita la cantidad indicada en el sobre que te entregará uno de los encargados y podrás ser dirigido a mi departamento privado inmediatamente sea confirmada la transferencia. Luzbel sonriendo por debajo de esa mascara, pronuncio con premura. —¡Será un verdadero placer señorita Alma de fuego! Puede tener la absoluta certeza que no le haré esperar más de lo cree, ya mismo estaré con usted. Justo en ese momento Rosario, la CEO, tuvo un presentimiento en su corazón en forma de aire en el pecho, lo que nuevamente con una gran extrañeza se preguntó en su interior, —¿Quién eres tú? Siento que te conozco de alguna parte. ¡Era probable que lo conociera de una manera no tan especifica! Pero si existía un pasado entre ellos que era el lazo por el cual ahora Luzbel se encontraba en el lugar, buscando respuestas y no descansaría hasta encontrar las evidencias y respuestas que necesitaba reunir, mismas que al parecer llevaban un nombre y por la manera en la que trataba a Rosario, parecería ser que la conocía más de lo que ella con toda certeza lo podría llegar a conocer. De inmediato Rosario caminó hacia su habitación del bar, ¡Furiosa y deseando encontrar al responsable de lo que sucedió en la rifa de la pasarela! El presidente de la cámara quedó completamente burlado esa noche y no quedando otra opción más que retirarse del lugar sin obtener el premio que esperaba esa noche después de su viaje al extranjero y deseoso que esa noche le tocara la suerte de presumir haber pasado la noche con la CEO del placer que ahora se encontraba en un dilema y un remolino de dudas y desesperación por encontrar una respuesta que la calmara y le diera motivos para cancelar el encuentro con ese personaje que no dejaba de mostrar su orgullo y prepotencia al momento de hablar. —¡¿Quién demonios ingresó a esta habitación sin mi autorización previa, maldita sea?! Las cámaras de vigilancia. Ahí tiene que estar grabado todo lo que aconteció en mi ausencia, es que no es posible que esto haya sucedido así porque si, seguramente alguno de ustedes se dejó comprar por ese mocoso de ahí afuera ¡Verdad! El que lo hizo no tendrá represalias de mi parte, siempre y cuando me confiese lo que hizo. Rosario estaba iracunda, los guardias privados y entrenados del servicio militar, no daban crédito a lo que estaba sucediendo, debido a que nadie se dio cuenta del momento exacto en el que Luzbel ingresó a la habitación para cambiar los resultados de esa noche. Rosario estaba exigiendo respuestas y no iba a descansar hasta lograrlo, solo que de momento no existían alguna evidencia y las cámaras dejaron de grabar desde el inicio de la presentación de Rosario en el escenario con las doce y justo después de haber anunciado al ganador, las cámaras se volvieron a activar, ¡Alguien infiltrado permitió que eso sucediera! Pero entre la búsqueda de evidencia y la rabia de Rosario, uno de los meseros se acercó a la habitación de montaje para dar un aviso inmediato. —¡Señorita! El joven Luzbel ha realizado el deposito que se le exigió y está completamente liberado, no ha sido con cheque ni con alguna prenda de valor, ¡Fue efectivo inmediato! —¿Cómo? Pero ¿qué demonios me estás diciendo? ¿cómo es posible que ese pusilánime cuenta con tanta plata en efectivo? Si con lo que le estoy cobrando, ¡Podría haber adquirido un edificio en estados unidos! Esto no puede estar pasándome, ahora resulta que tengo que ir a mojarle las sabanas a un adolescente que seguramente no pasa de los veinte años, ¡Les exijo que me busquen toda la información que puedan obtener de este joven llamado Luzbel! Quiero nombres, estados de cuentas, ¿Cuántas mujeres u hombres han estado involucrados sentimentalmente con este joven? ¡Quiero saberlo todo y cuando digo todo, es todo! ¿Está claro? Nadie había visto a Rosario de la manera que en ese instante se estaba comportando, habían hackeado su red privada de seguridad, hackearon la caja de seguridad de la cual solo ella podría haber abierto, literalmente hackearon su empresa, ¡Jamás ocurrió algo similar en una de sus empresas y ahora estaba lidiando con un problema que estaba fuera de sus manos! De igual forma era su deber dirigirse hacia el departamento privado en lo más alto del bar, en el lugar ya se encontraba Luzbel esperando que Rosario se presentara para la segunda sorpresa de la noche. Rosario, desconcertada y sin la más mínima idea de lo ocurrido, pensando en todo el trayecto a su departamento lo acontecido, pasando por cada una de las habitaciones privadas del bar, destinadas para las doce mujeres que pasarían la noche con los ejecutivos que salieron de igual manera beneficiados en la lotería de cada noche del bar, en ese pasillo no se alcanzaba a escuchar más nada que el ruido de sus tacones caminando hacia el elevador que la conduciría al misterio y la intriga de saber ¿Quién era Luzbel? Las sospechas no dejaron de saltar en la mente de Rosario. —¿Sera que este ser llamado Luzbel provocó todo esto? pero de ser así, ¿cómo consiguió burlar toda mi seguridad en una sola noche? Esto es realmente inaudito, pero le exigiré que se quite la máscara, porque al parecer me conoce y debo averiguar de ¿Quién se trata? La curiosidad saltó desde cualquier angulo de vista de Rosario, aduciendo que Luzbel era el responsable y algún motivo completamente desconocido lo estaba impulsando a provocar lo sucedido. El ascensor donde se dirigía Rosario se abrió para ingresar a su departamento con todos los lujos más que extravagantes que una mujer millonaria y poderosa como ella podría llegar a poseer, cuadros al óleo de artistas reconocidos, el cuadro de la mano de Dios, un sin fin de artículos de la era renacentista y algo muy peculiar, un cuadro enorme de Cleopatra al centro de su majestuosa recamara. A su ingreso, fue recibida con las palabras de Luzbel. —¡Hasta que ha llegado CEO del placer! ¿Cómo prefiriere que le llame? ¿CEO del placer, Alma de fuego o simplemente Rosario? Usted mencioné como se siente más cómoda para ser nombrada. Acción que inmediatamente Rosario tras observar que se encontraba sentado en una butaca de las esquinas con su saco larga, oscuro y con detalles dorados en los bordados, así mismo con una copa de vino muy oscuro en la mano y un cigarrillo que se encontraba recién encendido. Rosario con sus tacones rojos que hacían juego con su cabello, no mencionó una sola palabra hasta que se dirigió al punto donde se encontraba Luzbel, sacando una daga de su espalda y clavándola sobre la mesa de vinos, ¡Preguntó airosamente, mientras colocó sus tacones en las piernas de Luzbel! —¿Quién eres, Luzbel? ¿Quién demonios te crees para venir y provocar un caos en mi bar, en mi empresa y con mis clientes? ¿Quién te dio permiso para que me llames por mi nombre? pero ¿Cómo es que sabes mi nombre? —En ese orden de ideas has pronunciado mi nombre, ¡Luzbel es mi nombre y así es como debes referirte a mi desde ahora en adelante Rosario! Para también aclararte que no me creo ¡Soy la persona que deberías temer de ahora en adelante, porque nadie me da órdenes y tampoco me controlan! Luzbel se sentía muy seguro de sus palabras y no se observaba un joven débil físicamente, por lo que podría contar con la ventaja, aun así, continúo susurrando sin desviar la atención de Rosario. —Tu nombre lo conozco desde el mismo momento en el que te marchaste de aquella ciudad llamada la Villa ¿Acaso no recuerdas que eras una jovencita cuando decidiste abandonar a tu familia para casarte con un millonario que murió bajo circunstancias misteriosas? He venido a recordarte que antes de ser una poderosa CEO millonaria, solo eras una jovencita con miedo que no sabía ¿qué camino tomar en la vida? La cabeza comenzó le comenzó a dar vueltas a Rosarios, imaginando que podría ser algún hombre que, por su pasado aún desconocido, se encontraba buscándola para vengarse de ella, aunque no estaba muy lejos de la verdad, pero no precisamente en las circunstancias en las que ella lo imaginó. Ella interrumpió y preguntó con incertidumbre. —¿A qué has venido a este lugar? Seguramente te confundes de mujer. —No me equivocó en lo absoluto, pero esta noche no eres, ¡Rosario, ni la CEO! Esta noche eres Alma de fuego y he comprado tu deseo y cuerpo por un monto que no necesitas y que muy bien hubiese adquirido una propiedad en Dubái si así lo hubiese deseado, pero hoy no estoy comprando tu cuerpo o tu deseo, ¡Estoy comprando la duda y la intriga que causa la curiosidad con la que te quedaras cuando me marche entre las sombras, después de haber poseído tu cuerpo incontables veces durante toda la madrugada! Luzbel dejó perpleja a Rosario tras haber mencionado todo lo anterior, mientras la arrinconaba en su departamento, mientras iba desprendiendo cada parte de su vestimenta hasta dejarla solo en tacones y su hermoso y escultural cuerpo quedaba a la vista de su deseo de encontrase con la aparente venganza que estaba buscando Luzbel de Rosario, que de igual manera ella sintió esa presencia de lujuria en el lugar ¡En lugar de una búsqueda de venganza, se estaba pareciendo en un encuentro explosivo de deseo y desenfreno sin contemplación! Luzbel la dominó a su antojo. Rosario no encontró la más mínima oportunidad esa madrugada de defenderse de los desenfrenos y ardientes besos que le plantó en cada parte de su piel, mientras ella gemía de placer y de duda en su interior, con el miedo de despertar no precisamente en el cielo después que Luzbel acabara de llenar su cuerpo de placer al cual no logró resistirse o contenerse tras la inesperada intromisión de Luzbel a su empresa de espectáculos para adultos, así como haber irrumpido en su cuerpo con el único deseo de encontrar venganza aparentemente. Luzbel devoró el cuerpo de Rosario toda la madrugada hasta el mismo momento que ella suplicó ¡No seguir recibiendo tanto placer de parte de Luzbel! Lo que al momento de haber acabado por satisfacer la lujuria que llevaba almacenada desde hace un buen tiempo, se quedó a la orilla de esa cama que recibió el peso de dos cuerpos extraños envueltos en la desesperación del deseo, para luego exclamar con una voz agitada y sedienta. —¿Quién eres Luzbel? Ya sabes mi nombre, creo que es justo que conozca el tuyo y el verdadero propósito que te ha traído hacia mí, ¿Qué buscas de mí, porque dinero definitivamente no? Déjame ver tu rostro, así como has visto el mío gimiendo y suplicando que dejaras de satisfacer mi ser, ¡Necesito conocer tu rostro! Prometo no divulgar tu rostro. Luzbel sonrió con picardía, se levantó del colchón, dejando que las sabanas de seda que rodeaban su cuerpo cayeran al suelo, dejando a la vista su escultural espalda y glúteos, para posteriormente quitarse la máscara negra de demonio y cubierta de diamantes, la llevó hacia atrás sin darse la vuelta, dejándola en la orilla de la cama y pronunciando. —¡Ahí está mi rostro Rosario, disfrútalo y recuerda que vendré por ti una vez más, solo no esperes el día o la hora exacta de mi pronta aparición! Solo recuerda que tienes cuentas pendientes que entregar y Luzbel ha venido a cobrar su parte. —Pero ¿qué es lo que quieres entonces? —Exclamó Rosario, cuando de pronto una llamada repentina ingresa al celular privado de Rosario, ella toma el teléfono inmediatamente, solo ve la sombra de ese escultural cuerpo marchándose entre las sombras, sin importar la vestimenta. —¿Qué sucede, ahora que está pasando Melquiades? —¡Señorita Rosario, disculpe que les interrumpa a estas horas! Pero le he enviado a su correo algo que debería de observar inmediatamente y prestarle mucha atención, ya que es muy grave. Rosario abre su portátil, abre el correo y el mensaje en bandeja principal anunciaba el miedo y el terror en el reflejo del computador, el rostro que Rosario mostró al momento de haber observado el mensaje electrónico, exclamando al mismo tiempo. —¿Maldito seas Luzbel, que demonios le has hecho a mi empresa? ¡Seguramente has sido el culpable! El mismo rostro que se encontraba en la cama de Rosario, era el mismo que se apreciaba en el correo.
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