Última Palabra

1806 Words
Júpiter se hizo presente a la empresa de modas, lo que provoco que Sebastián estallara en ira por la circunstancia que se estaba presentando, era evidente que no lo recibiría jamás con una taza de café servida en la mesa a quien era su hijo, su sangre, ese regalo de la vida que más bien parecía que para la vida de Sebastián no era más que un estorbo, ¡Lamentablemente! Se alejaron de la sala de recepción para conducirlo hacia una oficina vacía que se encontraba en el segundo piso de la empresa, en el camino notando la rabia que llevaba encima Sebastián, los empleados no le estorbaron en lo más mínimo, sin embargo existía un empleado que parecía no ser tan discreto y oportuno que apareciera en ese momento que se conducían hacia la oficina. —¿Sucede algo Sebastián? Puedo notar que hay cierto descontento en tu rostro. —¡No Melquiades! Lo que sucede es que no salieron algunas invitaciones de las que encargue y eso es todo, por lo que ahora mismo me dirijo a la oficina de publicidad para resolver este asunto cuanto antes. —¿No tenía entendido sobre la existencia de otras invitaciones? Porque precisamente vengo de enviar todas las que me llegaron esta mañana. Júpiter escondía el rostro con su sudadera negra y gorra, así como tapa bocas, que no dejaba directamente ver su rostro completo, por lo que Sebastián comenzaba a desesperarse tras la situación con Melquiades. —Si claro, lo que sucede es que estas invitaciones eran muy diferentes, pero creo que voy a cancelar esto porque no fueron de mi agrada, ahora si me disculpas tengo que resolver esto, porque no voy a pagar algo que no voy a utilizar. Melquiades se retiró hacia su puesto de trabajo pero no dejo de inquietar la situación acontecida en el lugar, aunque de momento no provoco nada y se guardó la conversación solo para su persona, mientras que Sebastián se apresuró para no ser interrumpido por alguien más en el camino. —¡Ahora si Júpiter! ¡¿Me vas a decir qué demonios quieres?! Te he dado a ti a tu madre lo que me has pedido, tienes estudio y un lugar donde vivir, espero que no vengas con el reclamo de mi boda en mi cara, eso sería realmente inaudito y una verdadera falta de respeto. —¿Falta de respeto? ¿En verdad consideras mi acción como una falta de respeto? Entonces como se le puede llamar a lo que tú haces padre, como te atreves a comprometerte en matrimonio con esa perra de Rosario. Sebastián no se contuvo por un segundo que Júpiter insultara a Rosario en su presencia, por lo que en ese momento soltó una fuerte cachetada a Júpiter, provocando de igual manera que Júpiter con lágrimas en sus ojos, ¡No por el dolor de la cachetada, sino más bien por el dolor en su interior por recibir ese golpe injustificado! —Así que te sientes con el derecho de golpearme, después que durante estos últimos 19 años has estado continuamente negando a mi madre y específicamente a mí, eres peor que mi abuela, ¡Es un verdadero alivio que no saque nada de ustedes, porque la sangre Ríos es la peor porquería que puede existir! —¡Que te quede claro que desde ahora no vuelves a recibir un solo centavo de mi parte! Si tú o tu madre intentan boicotear mi boda con Rosario, por muy mínimo que sea el movimiento que intenten hacer, grábate esto en la mente Júpiter ¡No me voy a tentar el alma para desaparecerlos! No vas a heredar nada de lo que tengo y los hijos que me de Rosario serán los nuevos herederos de mi fortuna, por lo que desde hoy firmare mi testamento donde te quito todos los derechos que dices que mereces por llevar mi apellido. Júpiter escuchando a Sebastián hablar de esa manera y tras el golpe recibido, su corazón se enardeció, se llenó de cólera, rencor y odio por ese hombre que lamentablemente era su padre biológico, escuchando las amenazas en su contra. No soportó más la conversación y así mismo le devolvió el golpe, pero con el puño cerrado, lo que provoco que Sebastián sangrara inmediatamente de la nariz y con su carácter agresivo y compulsivo respondió de la misma manera, lamentablemente para Júpiter. El señor Ríos domino el asunto y lo sentó a patadas en el suelo a su ¡Hijo! Acción que en el instante Júpiter intento defenderse, pero aun así no continuo defendiéndose y dejo que esa persona que no merecía ser su padre, terminara por desquitar la cólera en su contra. —En algún momento considere regresar con tu madre, pero seguramente en ese momento mi tumba estaría cavada, afortunadamente mi madre me detuvo de cometer esa atrocidad, ahora vienes y me golpeas y no me dejas otra alternativa más que responderte, entiende ¡No eres mi hijo, solo naciste por error de tu madre! mereces vivir en la miseria para siempre porque la perra en todo esto es Marlene y no Rosario, así que vete de una buena vez y no se te ocurra regresar, porque voy a cumplir con mi promesa Júpiter y te prohíbo que vuelvas a utilizar mi nombre y mucho menos mi apellido. Júpiter se levantó tras la golpiza propinada por Sebastián, para que antes que se retirara de la oficina, este mencionó. —¡Gracias señor Ríos! ¡Le juro por mi madre que encontrare la manera de vengarme de usted! Para cuando me necesite, no estaré ahí para levantar un dedo para ayudarlo, quédese con Rosario que esa mujer será la que ya cabo su tumba y usted no se ha dado cuenta de eso. Júpiter sacó de sus bolsillos algunos paquetes de billetes que Sebastián le entrego al ultima vez, antes de salir de la oficina, este los aventó a los pies de Sebastián y exclamo dando la espalda. —¡Quédese con su asqueroso dinero! No necesito esos papeles de su parte, queda más que claro que entre usted y yo, no nos une nada desde hoy, ¡Hasta nunca señor Ríos! Ese día fue el último en el que Júpiter vio directamente a su padre, desde ese día Júpiter no regreso a la empresa mientras su padre era el CEO, desde ese día Sebastián se sintió aliviado que Júpiter y Marlene no volverían a aparecer en su vida, por lo que ese día el joven Júpiter quedo desheredado y sin apellido de palabra. —Samael puedes venir a recogerme por favor a la diagonal 6 de la avenida hincapié por favor. —¿Qué sucede Júpiter? ¿Por qué te escucho muy mal? ¿No me digas que te asaltaron y se llevaron tu auto? —¡No Samael, no me sucedió nada de eso! Más bien entregue lo que no me pertenece, se lo entregue al dueño, el señor Ríos, pero no tardes luego te cuento lo sucedido. Sebastián se limpió la sangre que derramó al momento que Júpiter le propino el golpe en el rostro y tras llamar a Rosario por teléfono, se marcharon del lugar y las preguntas no tardaron en llegar. —¿Pero que fue todo eso Sebastián? Sé que no es necesario que me lo cuentes pero necesito saber si es algo en lo cual deba de preocuparme. —¡No te preocupes en lo absoluto de nada! resolví ese asunto definitivamente y no volverán a hostigarme, ahora hay algo que deseo preguntar, ¿Eres fértil? —¡Claro! ¿Pero a qué viene esa pregunta tan de pronto? No me digas que esta situación te ha hecho de pronto sentir la necesidad de copular y engendrar un hijo, porque la verdad puedo y deseo que engendres en mi vientre los hijos que tu desees mi vida. —No tengo nada que pensar y desde hoy dejas de cuidarte, quiero que quedes embarazada lo antes posible, de ser necesario antes de la boda deseo recibir la noticia que me convertiré en padre. En ese momento Rosario no tenía ni la más mínima idea que Sebastián había engendrado un hijo con Marlene 19 años atrás, por lo que para ella era en ese momento una situación de desesperación de parte de Sebastián al considerar que por su edad, no rebasando los 38 años aun, pero a su edad considero que sentía la necesidad de engendrar hijos, por lo que para ella no era precisamente su intención, pero Rosario encontraría la manera de manejar el asunto. —¿Qué te sucedió Júpiter, porque vienes golpeado? —Preguntó con preocupación Akane, la amiga que en cuestión se encontraba enamorada de Júpiter y no existía ese tipo de acercamiento directo. —¡Me alegra que te encuentres aquí Akane! En verdad necesitaba encontrarme con mis amigos, debido a que ese señor antes de restregarme en la cara tantas circunstancias, se atrevió a golpearme y aunque lo deseara de golpearlo de la misma manera, no me atrevería porque sin importar lo que sea, lamentablemente no deja de ser mi padre. Akane mostró su preocupación y tristeza por lo que Júpiter atravesó momento antes, a lo que ella respondió. —Eso no debió haber sucedido Júpiter, pero quiero que sepas que cuentas con nuestro apoyo incondicional para lo que desees, no importa que sea, con Samael podremos ayudarte en todo lo que necesites de aquí en adelante. —¡Gracias Akane! Pero considero que ahora lo único que me queda es salirme de la universidad y trabajar, ya que le entregue a ese señor el dinero que me dio para que mi madre no buscara de nuevo y ahora debo hacerme responsable por mi madre, es mi culpa en devolver ese dinero pero no iba a continuar tomando ese dinero asqueroso. Entonces Samael exclamo con su picardía y cerebro descomunal que poseía en cuanto al área de la tecnología. —¿Nunca has pensado en hackear sus cuentas y entonces si obtener todo lo que te pertenece mi hermano? —¡No nunca se me ocurriría eso! Además, eso sería robar y me convertiría en un delincuente y prefiero ganarme el dinero barriendo y no robándolo. —Si lo mencionas de esa manera, entonces si se escucha feo y hasta horrible, pero por derecho te pertenece y no tiene la moral como para desheredarte por completo, eres su hijo, el primero que engendro y por derecho tienes que recibir al menos la mitad de su fortuna, entonces no lo veas como algo ilegal, solo haz de cuentas que estas reclamando tus derechos como hijo ¡Nada más que eso Júpiter! —Digamos que lo voy a pensar, por el momento espero que esa mujer no termine por acabar con el señor Ríos.
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