Samael, se despojó de sus vestiduras, no dejo nada a la imaginación de Akane, tampoco era su intención impresionar a la mujer que era solo una amiga en ese momento pero que se convertiría en su amante nocturno por primera vez.
Acción que provocó que Akane se sonrojara y exclamara inmediatamente con la mano tapando su boca. —¡Pero veo que la vida te ha dotado de muy buenos sentimientos Samael! —Lo que provocó que Samael preguntara con la incógnita en sus labios, —¿Eso está bien o solo lo mencionas para quitar la vergüenza que siento? —Akane no respondió y simplemente hizo lo mismo que Samael, dejo a la vista de su deseo el alma abierta a lo que estaba por suceder.
Akane se acercó para provocar el deseo en ambos, se acercó para que por primera vez esos cuerpos se encontraran en la desnudez, para que el roce de pieles provocara a la lujuria y los besos seductores que acabaran con la timidez y diera paso a la confianza de amarse sin atarse a la oscuridad de la noche.
Samael beso sus labios hasta el cansancio, por lo que su herramienta se encontraba más que preparada para ingresar al jardín y comenzar a recoger los frutos del edén. Sin embargo, no era precisamente el deseo de Akane ir tan de prisa, por lo que antes que Samael sorprendiera con introducir su herramienta y que el momento no terminara siendo tan mágica, ella exclamo, —Déjame marcar mis labios en tu piel y de pronto aprendemos un poco uno del otro.
Samael se recostó en el sofá de la habitación, permitiendo que Akane se hiciera cargo del resto por el momento, comenzó por acomodar sus labios en la piel de Samael, besaba cada pedazo de piel que dibujaba a ese hombre que estaba experimentando su primera vez con una mujer, se estaba encargando de dejar una marca de deseo en toda su piel, Akane estaba deseando en ese momento que Samael recordara esa primera vez como lo más especial de su vida, aunque era de esa manera, pero ella ¿Podría estar sintiendo lo mismo?
La curiosidad de Akane en hacer aquello que por error en una ocasión observó en esos canales para adultos, despertó inmediatamente su atención para tomar entre sus manos el deseo de Samael y masajearlo como si de un instrumento se tratara, lo que provocaba esa sensación de inminente placer en su amigo.
—¿Te gusta así Samael? —Preguntó con la voz mojada y deseosa de causar algo más que un simple masaje.
—Sí, me encanta la manera en que lo manejas. —Pronunció con la agitación en su garganta, entonces Akane provoco lo que se veía venir y la sensación en su entrepierna fue una explosión de placer instantáneo.
Manteniendo la posición hasta que ella se adelantó a lo que podría ser seguramente el deseo de Samael, dejando el falo de Samael mojado y con enorme excitación. Akane se subió al cuerpo de Samael, llegando específicamente a sus labios, dejando caer sobre ellos su jardín empapado y húmedo, provocando así que Samael comenzara a disfrutar de los manjares que Akane tenía para ofrecer, pero el deseo se incrementó tanto que la cargo y la llevo a la cama de inmediato, dejando caer todo su rostro en su entre pierna y ella lo tomó de la cabeza, no dejando que saliera de esa posición hasta que la hizo explotar y alcanzar el clímax por primera vez.
Samael respiró profundamente, agitados los dos cuerpos pero aún faltaba lo mejor entre ellos, aún faltaba ese cruce de cuerpos que se encontraran directamente entre valles de placer y jardines secos por humedecer por completo.
Pareciera ser que ese encuentro para descubrir si Samael podría enamorar a Akane y si ella podría no sentir más que solo una amistad por su amigo, se estaba volviendo el paraíso perfecto para dos seres necesitados de dar y recibir amor, en tanto que Júpiter para ese momento intento comunicarse con ellos en varias ocasiones, obviamente sin recibir respuesta alguna.
Consumidos en el deseo, Samael subió a su doncella a su cuerpo, ella comenzó a cabalgar como toda una principiante a su potro, el movimiento de caderas y piernas era lento pero profundo, sus caderas comenzaron a moverse en círculos hasta que el ritmo fuera más que adecuado para ambos, ella comenzaba a aferrarse al pecho de Samael, mientras que el hombre trataba de no soltar los pechos desnudos de Akane, después de todo se comieron como cena en navidad, sin dejar un solo espacio para el postre de la media noche.
El momento que ambos no esperaban comenzó a llegar e inundarlos del único placer que el ser humano puede llegar a disfrutar como el único juego de la vida que es interminable. Samael se aferró a las sabanas del colchón en lo que Akane se aferró fuertemente al pecho de su hombre.
La explosión del placer se produjo en ambos al mismo tiempo y Samael expulso de su interior algo más que su liquido de amor, expulso todo eso que guardaba en su corazón por esa mujer que ahora se encontraba encima de su cuerpo y que estaban por averiguar si realmente entre ellos podría llegar a pasar algo más serio o solo sería un momento de pasión y aventura que sin importar el resultado, definitivamente dejaría esa cicatriz de lo que pudo haber sido y solo fue un momento de placer.
—¿Qué te pareció tu primera vez Akane?
—¿Por qué me preguntas eso a mí primero? Deberías al menos tener la confianza en ti de saber que he quedado satisfecha.
—Por eso mismo te pregunto porque no tengo la menor idea si eso fue suficiente para ti, porque espero no adelantarme, pero en verdad me has dejado más que satisfecho con esto y creo que después de todo ese amor que siento por ti es más que confirmado.
—Sinceramente creo que estuvo genial, nunca imagine que podría llegar a sentirse así, pero si me siento satisfecha, ahora en cuanto al otro tema, espero no herirte Samael, pero considero que entre nosotros esto no puede volver a suceder y espero que la amistad entre los dos no se dañe, posiblemente fue muy precipitada esta situación, pero me di cuenta que solo puedo ser tu amiga y esto que paso no afecta en lo personal la amistad que tengo contigo, por lo que espero que no te afecte a ti también.
Aunque Samael si llego a sentirse mal al respecto, oculto ese sentimiento y sonrió inmediatamente a lo que respondió sin temor para que ella no se sintiera mal por el dolor que causo en Samael.
—¡No te preocupes Akane! No considero que fue precipitado, pero espero entonces que esto no salga de tus labios, solo recordemos este momento como el único especial y como la mejor manera de haber experimentado nuestra primera vez, ¡Seamos amigos toda la vida Akane!
Ella lo abrazo fuertemente y luego se ducharon para salir del auto hotel esa noche, lejos de causarse daño, fortalecieron la amistad de alguna manera posible, hasta que encendieron los teléfonos y se dieron cuenta de los mensajes y llamadas de Júpiter, pero seguramente encontrarían una excusa para su amigo.
—¡Rosario! Puedo saber si tienes la suficiente confianza en mí.
—¿Por qué preguntas eso Sebastián? Aunque sabes de antemano que hay algunos vigilándonos en todo momento, creo que de no haber confiado en tu palabra, no me atrevería a estar en este lugar contigo cenando, ¿Pero a qué viene la pregunta?
—Porque realmente deseo reivindicarme contigo, te prometo que te enseñare todo lo que tengas que saber sobre cómo manejar la empresa, pero también desearía de alguna manera que me permitas ser tu fiel compañero, ¿Sabes? Después de todo creo que si tengo miedo a morir solo y en muy malas condiciones.
Rosario beso a Sebastián, haciendo creer obviamente que su relación se encontraba más que bien delante del público presente, a lo que ella tras el beso respondió.
—¡Si sabes cómo respetar cada decisión que de ahora en adelante! Te prometo que respetare tu vida Sebastián, aunque también debo confesar que tienes lo tuyo y a veces hablo de cosas por rabia, si te portas muy bien conmigo ¡Hasta pueda ser que te permita que vuelvas a tocar mi cuerpo! Mientras tanto Sebastián debes trabajar mucho para que mi empresa crezca y se posicione en los niveles aún más altos que la antigua empresa que manejabas, por cierto, también estaba pensando que mantener a quince modelos VIP es mucho dinero desperdiciado, así que reduciremos ese número a doce.
—¡Pero ese es un riesgo Rosario! Porque en las pasarelas siempre se necesitan por lo menos veinte modelos, por lo que echar a dieciocho modelos no sería muy buena idea.
—¡Te demostrare que si es posible! Melquiades sabe muy bien de eso, solo necesito que te encargues de las acciones y la contabilidad, de ahí me encargare personalmente en elegir a nuestras nuevas modelos, es hora del cambio y así es como se llevara a cabo.
Entonces Sebastián exclamó en su interior. —Por lo menos cuento con tiempo y esperanza para recuperar mi vida.