—Puedes pedir lo que gustes—Insistió al mirar al mesero. Adele se ruborizó y empezó a recitar todos los platos en francés que había reconocido en la tabla del menú. Él joven al lado de Lucifer quedó boquiabierto. Lucifer sonrió lleno de entusiasmo, Adele comía como un hombre humano, nunca antes había visto a una mujer comer como un monstruo. —Todo esto y vino—Apunto con su dedo cada plato—Mmm...Del tinto—Impero al entregar el menú al joven delgado. El chico tuvo que afilar su lápiz .as de una vez, mientras anotaba todo lo que Adele había pedido. —Te gusta mucho comer verdad—Ameno. Adele asintió un poco avergonzada, la música que habían colocado en el sitio era lenta y suave, pero Adele era más errática y agresiva, estaba acostumbrada a la música del club nocturno. —Pues está bien..