2 Llanus

3626 Words
—¿Y cómo te fue? —Pregunta Lucifer al acercarse. Sale al balcón, descubriéndose en la tenue luz de una ciudad, en constante movimiento. —¡Todos tus subordinados son unos completos incompetentes!—Vocifera con ira. —Lo sé—Brama y se lleva a los labios la boca de una botella de whisky—Es gracioso como el alcohol no nos afecta, pero lo tomamos por hábito—Suspira. —Fue un completo desastre la inauguración, al parecer unos de los demonios mato a un tal Cristian Herrera, quien también era un demonio, lo encontraron sobre una mesa de puestas privada en el casino , hay una investigación abierta, por parte de la policía de Montecarlo—Gruñe furioso—Aunque eso ya deberías de saberlo, pasaste todo el día en la mansión…haciendo quien sabe que actos pecaminosos, mientras Aniel y yo intentamos encajar en la sociedad humana actual—Refunfuña con la mandíbula apretada. Lucifer se encoje de hombros, se da un trago de la botella de whisky y tuerce la boca. —Sinceramente…no me importa, estoy aburrido de este lugar ya—Suelta con un suspiro largo. Llanus lo observa con desdén, mientras posa sus codos sobre el barandal del balcón, el bullicio de los autos, las luces artificiales y la música que resuena en la amplitud del lugar, dejan muy en claro el despertar de una ciudad pecaminosa en plena noche. La misma ciudad en la que los demonios y ángeles vivían haciendo de las suyas. —¿Deseas ir al infierno nuevamente? —Pregunta Llanus con preocupación. Debía de admitir lo mucho que le incomodaba ese lugar. Lucifer frunce los labios, mira de reojo a Llanus. —Ni siquiera el infierno sería capaz de aplacar este enorme aburrimiento, que crece cada día en mi—Anuncia lleno de indiferencia. —Entonces, vete al cielo—Se burla Llanus. Lucifer gruñe y empieza a reír de la misma forma en la que lo hace su hermano. —Lo considerare—Sonríe ligeramente. Llanus se horroriza de solo escuchar esa respuesta, estaba claro de que su hermano no se encontraba bien. —Pero... Si al caso vamos ningún demonio mata a otro porque si, eso está completamente prohibido así que seguramente fue un arcángel—Habla de manera hipotética al tomar un trago de su bebida. Llanus arquea una ceja. —No hay arcángeles en Mónaco—Alega. —Eso no lo sabemos, ellos no tienen jurisdicción en toda la tierra, pero no por eso hay que descartar una posibilidad—Asegura. Llanus se perturba. —¿Te buscan?...—Pregunta con preocupación. —Lo más posible es que aún no sepan dónde estoy, son las ventajas de tener a mi disposición a Sorath...—Suelta con ironía. —Investigare más—Musita angustiado. El motivo por el cual lucifer vagaba en Mónaco, era porque se conocía como un lugar donde la tasa de criminalidad era del 0%. Llegó a ese lugar tranquilo por motivos macabros. Después de todo era el diablo. Llanus lo observó con preocupación en la mirada, estaba claro que su mirada perdida mostraba el primer indicio de depresión humana. Suspiró, había llegado muy tarde a la mansión debido a que Aniel estuvo en clases y él en el principado, después de todo, mientras lucifer se sumía en su nostalgia envidiosa, él se hacía cargo del imperio criminal que formaron juntos. Se maldecía a si mismo por todas esas cosas que había hecho por Lucifer. —Deberías irte Llanus...—Insta. Llanus lo mira de reojo y extiende sus alas. Un plumaje pardo se expande en el balcón. —Me tomara una noche recopilar información—Alega. Entonces, toda su conspiración nocturna se ve interrumpida, por un querubín rubio debajo del marco de los ventanales. —¿Qué hacen?—Pregunta con incertidumbre, mientras se estruja con el puño de su mano los ojos y sostiene con su antebrazo un león de peluche. Lucifer se gira rápido y alterado, observa a Llanus partir velozmente, para el proceder a convencer a su hermana que solo era un pájaro. —Buenas noches Aniel...—Sonríe amablemente y le da un beso en la frente—Solo era un ave exótica—Alega con dulzura. Aniel mira el alrededor de la habitación de Lucifer. —No fuiste a la presentación—Dice desanimada. Lucifer, frunce el ceño. Ese día presentaba un recital de ballet. Él fue a verla, se ocultó entre la multitud en los asientos de última fila, justo en el costado derecho, donde la oscuridad ocultaba cualquier movimiento. Y desde allí contempló a su hermana realizar un solo. Respiro profundo. —No pude ir a verte—Mintió—Estuve en una reunión con Lilith—Continuó mintiendo. Aniel alzó los brazos hacia Luci y él la cargo, era muy liviana para su edad, después de todo era un querubín puro, con poderes sellados y memoria manipulada. Lucifer la llevo somnolienta hasta su habitación. Había decorado su cuarto con galaxias, planetas de colgantes y sabanas en forma de nubes. Todo ello para que no olvidará su origen. La metió en la lujosa cama, con la piyama de conejo puesta y respiro profundamente. Ella apretó su peluche y continúo con su respiración lenta, en el camino hacia el mundo de los sueños. Lucifer se marchó a su habitación un poco alterado, había pasado el día vagando por Mónaco y Francia. Observando el lugar que eligió ese año para residir y concluyó que era demasiado aburrido. Saco su teléfono del bolsillo y busco en los contactos el nombre de Mefisto. Mientras, esperaba que alguien contestará se preparó para salir. —Hola, necesito que cuides a Aniel está noche—Gruñe—Es una orden... No tienes opciones—Refunfuña—Si iré al puerto Hércules—Aclara—¿Cómo que te dé una hora?...Abre un maldito portal y trae tu trasero aquí—Ordena encolerizado al cortar la llamada. Enseguida, frente a él una grieta de color rojo empezó poco a poco a manifestarse, rompiendo la realidad y haciendo opacas las luces de la habitación. Al expandirse, dio un paso hacia delante un hombre con cabello blanquecino y ojos color ámbar, traía en la frente dos protuberancias afiladas muy parecidas a cuernos, que empezaron a desaparecer conforme la luz de la habitación volvía a la normalidad. —Buenas noches querido amo—Mefisto presenta una elegante reverencia ante Lucifer. Quién se encuentra mirándose frente a un espejo, mientras arregla el cuello de la camisa. Habla con severidad. —Tardaste—Espeta. No tenía tiempo para ser paciente y justo en ese momento tenía una cita de negocios pautada. Mefisto traía un traje de etiqueta de color gris y presentaba en las manos guantes de color blanco. —Disculpe mi querido amo—Musita. —Hoy es un solsticio—Explica—Cuando la luna se encuentra en su punto más alto y las energía son más fáciles de atrapar—Suspira—Me daré un banquete con todo lo que estoy a punto de hacer—Sonríe con ilusión. Mefisto asiente. —Deberías comer también—Insta. —Estoy muy viejo para ese tipo de actos mi señor—Pronuncia amablemente. La mirada de Lucifer recorre su propia habitación. —Sé que te gusta comer otras cosas—Asegura amenazante. Mefisto baja la cabeza, estira una mano frente a Lucifer y abre un portal. —Su portal—Musita. Lucifer entra en el mismo acomodándose las mangas del traje. +++ Aparece desde la oscuridad al dar un paso hacia la luz, enfoca la vista y logra percatarse de la buena iluminación den los yates aparcados en el muelle. En muchas ocasiones se realizaban grandes fiestas en los mismo, celebraciones que en su mayoría era organizadas, por Lilith Saints. Ya el efecto tranquilizador que había tenido su aventura en la mañana había desaparecido, casi por completo. Acomoda una vez más el cuello de su camisa y empieza a caminar hasta el muelle, había varios agentes de seguridad privados vigilando las entradas a los yates, podía escuchar la estruendosa música y observar las luces en cada uno de ellos. También podía oler el alcohol y la cocaína en el aire. Sonríe ligeramente. Llega al yate indicado en la invitación, uno cuyo nombre era "Airi". Frunce ligeramente el ceño y logra ver cerca de la proa a una hermosa pelirroja con una máscara negra elegante cubriendo sus ojos, llevaba puesto un llamativo vestido verde, mientras a su alrededor parecían pulular tanto hombres como mujeres, seguramente esa esbelta figura que se asomaba entre las luces artificiales del lugar, era su anfitriona. El olor a agua salada impregna el lugar, igual que el sonido de las olas al golpear contra el casco de los barcos. —Buenas noches caballeros—Suelta gentilmente al acercarse a los dos hombres robustos. Ambos observan a Lucifer de arriba a abajo y ofrecen una educada reverencia, al percatarse de su demoniaca eminencia. —Buenas noches estimado—Anuncian ambos al mismo tiempo. Uno de ellos le ofrece una máscara y él se niega a tomarla. Era de esperar que un ser tan egocéntrico como él, se negara a ocultar su hermoso rostro bajo una máscara tan poco elegante como esa. «Fue buena idea distraer a Llanus por un rato...necesita hacer algo más de vez en cuando que cuidar de Aniel, de mí y del negocio» Piensa al subir al enorme yate. Sonríe al escuchar su melodiosa voz. —¡Luci te esperaba!—Expresa llena de gozo al acercarse a él con los brazos abiertos. Lucifer desliza sus manos hasta su espalda descubierta, una vez ella lo ha abrazado, para poder inclinarla hacia atrás y besar su cuello. —Este vestido... Te queda hermoso Lilith—Jadea la soltarla con delicadeza y ponerla me pie. Ella arregla un poco su cabello e intenta recuperarse de su impresión lasciva tan repentina. —Tan imprudente como siempre mi querido diablillo—Sisea con voz seductora. Lucifer se muerde un labio y observa hacia adelante la enorme cantidad de humanos que se encontraban bailando y bebiendo en el lugar. —Sino fuera imprudente...no sería divertido nada de lo que hago—Alega con picardía. —Bueno—Aplaude—Debías colocarte la máscara, esta es una fiesta privada...y oculta—Explica—Nuestros negocios tendrán que esperar, la diversión apenas empieza ahora—Anuncia al señalar la luna llena. Lucifer sabía que Lilith realizaba fiestas como esas para poder satisfacer los deseos de los demonios y de sus hijos íncubos y súcubos, demonios que se alimentaban del sexo. Traga saliva, estaba muy acostumbrado a asistir a sus reuniones y las de muchas otras súcubos, tenía una conexión muy peculiar con ellos después de todo. —Me parece excelente—Pronuncia entusiasmado—Después de todo vine por placer—Se muerde el labio inferior. Lilith se acerca hacia él. —Luego de que conozcas el lugar ve adentro con alguna chica o chico—Susurra a su oído—Mis hijos te tienen una grata sorpresa—Explica con sus ojos llenos de emoción. La libido que poseía llegaba hacer insaciable, después de toda la pelirroja con ojos color ámbar era una ninfómana. Lucifer se presenta a muchos de los humanos invitados y ellos hacen lo mismo a su vez, pero ninguno logra llamar su atención. Había ministros, embajadores, visitantes y residentes muy ricos, llenos de poder. Había mujeres hermosas y elegantes pero ninguna de ellas parecía llamar su atención. Se sentó en la barra a beber un Martini, sabiendo que el alcohol no le hacía efecto a su sistema y por fin encontró su primera presa. Un hermoso cabello rosado claro se asoma entre la multitud, él perplejo sonríe lleno de curiosidad, la misma chica traía puesta una máscara blanca igual que todos los invitados y un vestido blanco suelto, con mangas largas y de encaje. Se queda sin aliento. El mundo a su alrededor se detiene y solo puede observarla a ella. Sus ojos grises brillan con fuerza. —Buenas noches joven Grenoble—Saluda de manera educada una dama. Lo saca de su trance y vuelve a verla sentada a su lado en la barra, su piel un poco arrugada y su vestido beis aterciopelado dejan al descubierto sus enormes pechos, su cabello estaba un poco rosado y sus ojos color café mostraban ansias en su mirada. —Buenas noches Madame Marsella— Sonríe con picardía. La hermosa mujer de la tercera edad, acerca sus manos hasta el pecho de Lucifer. —Vamos a dentro—Insta son sensualidad. «Mmm...Usted no es mi presa» Piensa impresionado. Recuerda a la chica que observo y vuelve a ver hacia atrás, logra ver a la joven entrar a la parte interna del yate. Gruñe. —Bien madame...entremos y hagamos lo que usted guste—Le sonríe pícaro al levantarse y extender su mano hacia ella. «Normalmente no hago este tipo de cosas...pero ya que se me acercó ella y no las otras veinte que me están viendo, debo aprovechar si quiero conseguir a la chica de máscara blanca» Habla consigo mismo en sus adentros, mientras se aproxima a la entrada. Marsella sujeta su mano con fuerza y se pega a su cuerpo de igual manera, muchas otras chicas parecían estar confundidas. La música resonaba afuera, pero no pasaba lo mismo adentro, el suelo de madera y las pinturas colgadas en el pasillo de la parte de adentro le proveían elegancia al lugar. Fueron recibidos por un chico con facciones delicadas y de cabello pintados con reflejos amarillos, traía puesto un collar de púas. Lucifer se mordió un labio al verlo, le parecía tan tierno y apetitoso. El chico los guio hasta el final del pasillo, donde había una puerta amplia. —Pueden pasar—Sonríe con ternura al abrir levemente la puerta. Ambos dieron un vistazo, para encontrarse con una urgía de súcubos e íncubos, sentada sobre la espalda de un chico humano se encontraba Lilith. Lucifer podía escuchar los gemidos, los jadeos y las respiraciones de cada uno de ellos. Lucifer miro hacia la derecha y pudo encontrar una vez más con su mirada a la hermosa peli rosada saliendo de una habitación. —¿Ese lugar qué es?—Le pregunta rápidamente al chico. El chico ve en la dirección en la que Lucifer le señala. —Mi señor...ese es el baño—Indica con amabilidad la juntar sus manos. Marsella observa. —Madame iré al baño un momento—Se acerca a tocar su barbilla—Pase y siéntase cómoda mientras llego—Insta, al acercar sus labios a los de ella y dejarla temblando en la entrada de la habitación. Ella pasa rápidamente, mientras Lucifer se vuelve a ver al chico. —Puedes alimentarte de ella, yo estaré en el baño—Le ordena al acomodar su collar. Él chico jadea. —Si amo—Musita nervioso, seguramente era su primera vez frente a Lucifer. Lucifer camino hacia el baño y se recostó de la pared, para pensar en lo que le diría a la hermosa chica. Trago saliva. Nunca antes había sentido un hormigueo en su cuerpo, la sensación de las manos frías y sudadas, o había incluso escuchado su corazón divino. Se perturbo por un momento, estaba claro de que lo que sentía en ese momento, no eran sensaciones normales de su organismo. La puerta se abre y él coloca a la chica contra la pared en cuestión de segundos. Su respiración se acelera. Sus ojos grises quedan inmersos en los de ella, caen en las aguas profundas de su mirada, sus ojos azul turquesa le recuerdan a la orilla del mar de Mónaco. Era imposible que sintiera tanta curiosidad por una humana, nunca antes se había embelesado frente a una chica como lo hizo esa noche. —¿Qué carajos haces?—Espeta, al mirarlo con severidad. Lucifer se queda perplejo, la chica no reaccionaba a sus encantos o tal vez solo necesitaba hablarle. —Yo...yo—Duda de que responder. —¿Tú que?—Responde ella incómoda. —Iba a usar el baño—Responde finalmente lleno de incertidumbre. La chica se agacha y pasa por debajo de su brazo. —Bueno, allí está y ten cuidado con las llaves del lavabo—Advierte. «¡Ella no sucumbió a mis encantos, ni siquiera me hizo una propuesta indecente...solo me rechazo!» Piensa alarmado, al observarla irse hasta la salida. Entra al baño con un sentimiento extraño en el pecho, ¿Acaso era un sentimiento de derrota? Era posible que estuviera experimentando sentimientos humanos. Traga saliva. Entra al baño rápidamente y cierra la puerta con seguro, se dirige a un lavado y se mira frente al espejo, coloca sus manos sobre el mesón, para luego abrir una llave y empezar a lavar su hermoso rostro. La luz tenue y amarilla empieza a disminuir, conforme Lucifer empieza a gruñir. —¡Esto es imposible!—Grita y la llave de uno de los tres lavabos se rompe. El agua empieza a derramarse por todo el lugar, el espejo en el cual se mira logra fragmentarse a la mitad y el bombillo de la lámpara cae en trozos de vidrios al suelo. El sentimiento de frustración de apodera de su cuerpo, entonces se dirige hacia la puerta empapado y lleno de libido. Destruye el picaporte al girarlo, su cuerpo empieza a expedir un fuerte miasma afrodisíaco, que invade el cuarto de baño y que al salir del mismo termina por apoderarse de la embarcación, todos empiezan a buscar una pareja desesperadamente. La parte de afuera del lugar se llena de gemidos y jadeos intensos, Lucifer sale para buscar a la chica en la multitud que exhibe su piel bajo la luz de la luna, pero no la encuentra en ningún lugar, camina hasta el muelle y termina por recuperar su compostura. —Respira—Se dice a sí mismo. Creyó que pudo ser solo una ilusión de algún súcubo para llamar su atención. Y con ese pensamiento se quedó, hasta volver nuevamente a la habitación de Lilith. Su invitación a ese tipo de reuniones recaía en las colaboraciones monetarias que realizaba, para la fundación de Lilith. Gruñe, mientras camina de vuelta a la embarcación. Una pesada mano se posa sobre su hombro derecho y Lucifer se queda completamente quieto. —¿Qué haces aquí?—Pregunta lleno de ira. Lucifer quita su mano de golpe y continúa caminando hasta la embarcación. —¿Tú que crees?—Espeta. Llanus empieza a escuchar los gemidos de decenas de personas en el mismo barco. —¡Liberaste...ese asqueroso humo por todos lados!—Grita. Sus alas pardas se agitan con fuerza, mientras la noche estrellada refugia su figura angelical en el muelle. Lucifer mira con desdén y vuelve al barco. —Para divertirme—Susurra. Llanus traga saliva y alza vuelo. Estaba claro, que ninguno de los dos se encontraba en condiciones, para hablar en ese momento. El aleteo de Llanus resuena en el puerto con agresividad, mientras el mar se calma. Llanus se preocupaba tanto por Lucifer como por Aniel, después de todas las características humanas inmersas en él, eran innegables. Después de recorrer el mundo en una noche, solo para percatarse de que ningún arcángel estuviera en la tierra, termino por dirigirse a casa. Pero lucifer, tal vez, ni siquiera llegaría a la mansión esa noche. Embriagado de placer en la misma y elegante habitación que era el refugio de los demonios, termino por revelar su cuerpo de adonis frente a los mortales y demonios sexuales. La misma Lilith se masturbaba sentada sobre el joven que le servía de asiento. Mientras que Marsella y el joven que los atendió en la puerta se besaban, junto con todas las demás parejas en el suelo acolchonado. Lucifer parecía un dios caminando hacia ellos, completa y totalmente al descubierto, traía una mirada severa y pérdida, apenas empezaba el eclipse y ya podía oler en el aire la energía vital de los mortales. —Apenas empieza—Susurro al sentir las manos de una joven en sus muslos. Él miró a su alrededor y justo en ese instante, paso hacer el centro de la atención. La pareja de la chica era un incubo, un hermoso chico de cabello rojizo como el de Lilith, parecía estar bien embelesado con la chica, a tal punto de que seguía embistiéndola aun cuando ella parecía estar agotado. «¿Esto podría considerarse un abuso?» Se preguntó al sentir los labios de alguien en su m*****o erecto. La misma mujer era Marsella y a su lado se encontraba el joven, Lucifer estiró sus manos y termino por ser sujetado por dos íncubos, mientras las súcubos que ya habían devorado a sus presas se sujetan a él, ambas meten los dedos de sus manos a sus bocas, mientras él no parece ni inmutarse. Y entonces Lilith con una mirada lasciva se levanta para dirigirse hacia él. En el camino dos de sus hijos arrancan su vestido y ella termina al descubierto frente a la mirada perdida de Lucifer. El aire se llenaban de un intenso aroma s****l, más fuerte que el afrodisíaco que emanaba de sus cuerpo, eran las energías de los demonios a su alrededor que ya habían devorado a sus víctimas y estas se encontraban inconsciente en el suelo acolchonado de la elegante sala. —Te ves tan apetitoso Luci…—Susurra sensualmente Lilith al lamer su cuello. Lucifer inmóvil puede sentir una enorme cantidad de manos usurpar su cuerpo, mientras sus cuerpos desnudos se frotaban entre sí. Él traga saliva y termina siendo besado por Lilith. «Una noche demoniaca, para no olvidar» Pensó.
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