Javier nunca ha sido de los que asisten a las actividades laborales. Siempre delegaba esa responsabilidad en Ethan. El tipo era gélido y le caía mal a todo el mundo que le rodeaba. Era distante y huraño con sus empleados. Todos le tenían miedo. Se dio cuenta de que, si iba a la reunión, no podrían hacer todo lo que querían, así que rechazó inmediatamente la invitación de Ethan. Pero Ethan no se rindió; era tenaz. Javier sabía perfectamente que sobresalía como un pulgar dolorido en el negocio. Al final consintió debido a su propensión a faltar a los eventos del lugar de trabajo. Ethan reveló entonces que se dirigían a un bar de karaoke. La cara de Javier se congeló inmediatamente. — ¿Esperas que me ocupe de esas tonterías? —Dijiste que ibas a ir, ¿recuerdas? —preguntó Ethan, riendo en