Oriana Valladares No puedo creer que él esté acompañándome al hospital. A mi lado, Evans parece la perfección misma; es tan guapo que su presencia desprende un aroma embriagador, y me siento horrible, porque empiezo a sentirme atraída por él. Pero lo más importante ahora es que me ofrezca el contrato de matrimonio. Son cinco millones, y con ese dinero podría salvar la vida de mi sobrina. Solo pensarlo me provoca un nudo en el estómago. —Oriana, ¿estás bien? —La voz de Math me saca de mis pensamientos. —Sí, solo un poco preocupada —respondo, mientras él me toma la mano y la acaricia. No sé si lo hace inconscientemente, pero me gusta sentir su roce en mi piel. —No tienes por qué preocuparte, estoy aquí contigo —sus palabras me resultan extrañas. ¿Cómo que está aquí conmigo? —Sí, pero