Estaba tirada en la cama descansando, solo me había quedado puestas las medias, Luis me había mandado un mensaje de que descubrió las nuevas rutas, pero se las ha dado a mi esposo de una en una dejando un cierto lapso de tiempo para que el narco no sospeche, después de leer los mensajes siempre procuraba eliminar esos mensajes, por si acaso y no dejar pruebas en contra de Él. Tocaron a la puerta y después me llamaron, era la voz de narco —Lucy, ¿se puede entrar? Le contesté con un "pase", la puerta se abrió mientras yo me sentaba recostándome en el espaldar de la cama, vi que entraba trayendo a Julián a su lado casi arrastrándolo, lo había golpeado, estaba con golpes en el rostro y con sangre, lo tiro al suelo y le ordeno. —Dile a Lucy, ¿Quién mierda le mando esa maldita pulsera de dia