El Sol estaba muy alto, muy caliente, opte por sacar a Luciano del establo para cabalgar un rato, como me vestí con unos shorts cortos con una camiseta oscura, salimos hasta cerca de una arboleda, lo desmonte, lo deje suelto para que pastara, camine un poco hasta un montículo, me subí encima para pararme y ver el hermoso paisaje que desde allí se divisa, las reses pastando, algunos caballos corriendo, hombres por doquier trabajando. Bostecé largo y tendido, porque de verdad que me había sobrepasado con el almuerzo, me sentía muy llena, me estiré un poco para que mis músculos se aflojaran, baje de ese montículo y comencé a caminar hacia un lugar despejado, observaba el cielo despejado, la brisa golpeaba mi rostro, cerré mis ojos unos momentos y sonreí al ver en mi mente a mi adorado esposo