Me despierto y siento que mis ojos tuvieran un kilo de arena encima, me Duelen, los siento más pesado que nunca, me voy al baño casi gateando me veo en el espejo que está encima del lavado, mi cabello pareciera que se hubieran electrocutado, mis ojos están muy chiquitos e hinchados de tanto que he llorado, empiezo a desvestirme dormí aún con mis vaqueros encima, lleno el jacuzzi, el móvil suena a lo lejos, salgo en busca de él, es una llamada de Lanffont, veo la hora y son las seis de la mañana, pero si es tempranísimo, el móvil sigue sonando y decido contestar. - ¿Qué quieres? - Le gruño. -En quince minutos, paso por ti. - Dice tajante. - ¿Que estás loco?, tú no puedes aparecerte aquí. - Le gruño. -Te espero a una cuadra de la casa de los D'Altrui. - Me cuelga. -Es que está loco.