- ¿Se puede saber en dónde diablos estás, Estefanía? - Me gruñe Ángelo por el móvil, sin dejar que hable. -Ángelo. - Salgo de mi ensimismamiento. - ¿Estefanía en dónde estás? - Vuelve a gruñir, empiezo a ver a mis alrededores y no conozco nada, no sé en dónde estoy. -No lo se. - Digo con un nudo en la garganta. - ¿Nena con quién estás? - Dice ya bajando su tono de voz. -Estoy sola. - Me siento en unos de los banquitos de una plaza. -No cuelgues. - Me ordena y escucho que está hablando con otros en italiano, veo el sobre que está encima de mis piernas y no me atrevo abrirlo tengo miedo de lo que tenga adentro, bajo mi mano que tengo el móvil en la oreja, sin colgar, mi cabeza empieza a dar mil una vuelta recordando toda mi vida desde que trabajaba con Lanffont, hasta que llegue