Massimo El rugir de los motores y la emoción en el aire llenan el ambiente del Autódromo Nazionale di Monza mientras ingresamos al paddock. Junto a mí, mis hijos Gianluigi y Lorenzo, quienes son tan apasionados por las carreras de autos como su hermano Santino, caminan con orgullo y determinación. La presencia de la familia Mancini no pasa desapercibida, y puedo sentir las miradas curiosas y sorprendidas de los espectadores en las tribunas y de los pilotos, ingenieros y demás asistentes del gran evento automovilístico. Y aunque haya personas que no sepan quienes somos, de todas formas llamamos mucho la atención al estar escoltados por un escuadrón de 30 guardaespaldas. Los gemelos se sienten emocionados de estar en un evento tan importante, y no pueden evitar tomar fotos y videos de