11. El hombre del tormo-2

2540 Words

La suerte nos había vuelto la espalda una y otra vez en esta investigación, pero al fin acudió en mi ayuda en esta pesquisa. Y el mensajero de la buena fortuna no fue otro sino míster Frankland, que estaba, con su blanco bigote y su rostro encendido, ante la puerta de su jardín, la cual daba al camino por el cual yo marchaba. —Buenos días, doctor Watson —gritó con inusitado buen humor—. Conceda un descanso a sus caballos y pase a tomar un vaso de vino y felicitarme. Después de lo que había oído acerca del modo como había tratado a su hija, mis sentimientos hacia él se encontraban lejos de ser amistosos; pero tenía deseos de enviar a casa a Perkins con el coche, y la oportunidad era excelente. Me apeé y mandé a sir Henry el recado de que iría caminando y llegaría a la hora de cenar. A con

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