Intenté darle alguna explicación, pero la verdad era que yo mismo estaba intrigado. El título de nuestro amigo, su fortuna, su edad, su carácter y su físico estaban todos a su favor, y yo no sabía que hubiera nada en su contra, a no ser el oscuro destino a que se veía atada su familia. Es muy sorprendente esto de que se rechacen sus intenciones de un modo tan brusco sin que intervengan para nada los deseos de la dama, y que ésta acepte la situación sin protestar en absoluto. No obstante, nuestras conjeturas quedaron aclaradas gracias a una visita que hizo Stapleton aquella misma tarde. Había ido a presentar sus disculpas por la falta de modales que había mostrado por la mañana; después de una larga entrevista privada en el estudio de sir Henry, el resultado de la conversación fue que la h