Live your life with arms wide open.
Today is where your book begins
The rest is still unwritten...
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(Unwritten — Natasha Bedingfield)
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Leslie
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Eran las diez de la mañana del domingo, cuando llegué a Iveagh Gardens, cuya entrada era una hermosa estructura de metal con detalles ornamentales que parecían estar a punto de desaparecer entre los árboles y arbustos que la rodeaban.
El lugar estaba repleto de sillas, y metros de tela blanca y traslúcida colgaban de las estructuras perimetrales, haciendo un efecto de pérgola que dejaba el césped rayado de luces y sombras. Centenares de orquídeas de un color violeta intenso le daban un olor maravilloso al espacio. Sería una boda de ensueño, sin duda alguna, pero hubo algo que encendió mis alarmas al instante, y era que, salvo las orquídeas y el verde propio de la vegetación que rodeaba el lugar, no había nada que se saliera de un tono pastel claro.
Todas las personas que caminaban por el gran jardín, iban vestidos en colores hueso, gris o blanco, como si cumplieran con algún código de vestimenta; hecho que le daría sentido a la mirada contrariada del chico que llevaba la lista de invitados en las rejas. No había dicho nada en particular. Me preguntó mi nombre y me dejó entrar cuando lo escuchó, Logan no se había olvidado de incluirme, pero sí que olvidó darme detalles sobre la ropa que debía usar.
Crucé mis brazos sobre mi pecho, intentando cubrirme y evitar la mirada de los demás, que, por supuesto, estaban fijas en mí, después de todo… yo iba con un vestido verde esmeralda.
Recordé con ironía lo entusiasmada que estuve cuando me vi al espejo unas horas antes. Ava me había llevado a su casa, junto a Susan y Marie, sus jefas, un par de mujeres extrañas esas dos, pero tenían buen corazón. Me hicieron medirme unos diez vestidos hasta dar con aquella delicada prenda de escote con pliegues y finos tirantes. "Sencillo, pero hermoso, ¿y lo mejor? Es el color favorito de Logan", había dicho Ava, que, según mencionó, había estado investigando al respecto.
Le dije que no tenía mayor importancia, que solo había aceptado su invitación como buen gesto para la amistad que queríamos entablar, pero lo cierto era que, en el fondo, había esperado ansiosa por ver su reacción, y, sin embargo, en ese momento mi mente le daba vueltas una y otra vez a una pregunta: ¿Por qué no me había advertido sobre la ropa? Era evidente que los novios lo habían solicitado así. No podía ser coincidencia.
Otra cosa que había olvidado decirme era que la celebración era un evento de la alta sociedad. Yo estaba ahí, vistiendo un vestido prestado comprado en algún centro comercial de segunda, mientras que a su alrededor no paraba de ver mujeres con bolsos de marcas reconocidas y vestidos que parecían dignos de la realeza británica. Luego de que dos parejas me miraran de pies a cabeza con aire despectivo mientras caminaba, decidí pararme bajo la sombra de un gran árbol rodeado de arbustos y desde ahí observé el elegante entorno.
Miré hacia la gran escultura de flores que hacía junto a la fuente y, un tanto horrorizada, leí el "Liam & Lilieth" que se encontraba en la cima, en elegantes letras plateadas. Me llevé una mano al puente de la nariz y resoplé con los ojos cerrados.
«La boda de su hermano, por supuesto», me dije mientras volvía a echar otro vistazo. Entendí que las personas a mi alrededor no solo eran ricas, sino que probablemente eran famosas también. Mi garganta empezó a cerrarse y mi cabeza a latir. Logan había dicho que sería una ceremonia pequeña y privada, pero nada de eso era lo que estaba observando.
Me pasé una mano por el cabello, intentando controlar mis rizos rebeldes, pero sabía que era inútil. La sensación de vergüenza aumentaba minuto a minuto, empecé a preguntarme si todo eso no era alguna especie de broma, quizás una venganza por haberle mentido antes. Lo peor de todo era que seguía sin encontrar un rostro conocido, pero luego pensé: "¿a quién diablos conocía yo que fuese famoso, además de él?". Mi frustración fue en aumento hasta que finalmente lo vi.
Logan apareció en el jardín conversando con su padre.
El señor Aidan vestía un traje de color crema, pero el de Logan era gris claro; la imponente figura que creí que tenía cuando vestía camisetas o suéteres no podía compararse al aura que le envolvía en ese momento. Lucía grande, atlético e increíblemente apuesto, y cuando su mirada merodeó por el jardín y posó sus ojos en mí, sonrió de forma tan genuina y encantadora que casi pude sentir cómo mis pies se deformaban, se volvían raíces y se plantaban en el suelo, no podía moverme aunque lo hubiese querido, que de momento… no supe si quería.
Mi corazón se aceleró cuando empezó a acercarse, pero al mismo tiempo, mis nervios se dispararon y empezaron a salirse de control. Y cuando finalmente estuvo frente a mí, sentí que era mucho más alto de lo que recordaba.
—Leslie —pronunció mi nombre como una caricia—. Te ves hermosa. Te lo digo como amigo, por supuesto.
Aquel último comentario, esa broma descarada y un tanto burlona, despertó el sentimiento que había estado latiendo bajo la superficie desde que había llegado: el enojo.
—No te burles, Logan. No me dijiste nada sobre el código de vestimenta, y ahora soy la única que está vestida con…
—Te ves maravillosa, no te preocupes.
—Me veo diferente, Logan —siseé, mirándolo con reproche, él torció el gesto—. Tampoco me dijiste que esto iba a estar lleno de… de… Me dijiste que sería una ceremonia sencilla, y yo me vestí… —Alcé un poco mis manos, gesticulando hacia mi vestido, antes de que mi rostro se descompusiera. Mis ganas de llorar eran difíciles de controlar.
—Estás estupenda, Leslie. Lo de la ropa es una tontería, a nadie le importa, y…
—A mí me importa —sollocé, haciéndole callar—. ¿No pensaste que me iba a sentir fuera de lugar? Me siento avergonzada, Logan, y quiero irme.
—Leslie, no… Por favor, te…
Dejó de hablar cuando una chica se acercó a nosotros a la carrera.
—Logan, necesito que vengas conmigo.
—Ahora no, Lauren. Estoy ocupado.
—Lo sé. Hola, cariño, lo siento —dijo ella, dirigiéndose a mí, y luego girándose hacia su hermano—. Habló con él —dijo Lauren, a la que reconocí por las fotos que había visto en la oficina—. Liam está furioso. Le dijo que ya no la quería en la boda. Papá está con él intentando calmarlo, pero ella ahora está llorando en el baño y se supone que yo tengo que sacarla, pero Lilieth no puede saberlo, y no sé qué voy a hacer, ¡porque solo quiero patear la puerta, tomarla de un pie y sacarla a rastras!
Me mantuve en silencio durante aquella intervención; no entendía qué pasaba, pero Lauren se veía muy alterada, y por cómo Logan cerró los ojos y dejó caer la cabeza, supe que él también lo estaba. Cuando se incorporó, me miró con gesto serio.
—Lo siento mucho, Leslie. Necesito resolver esto. Por favor… no te vayas. Aguarda.
Él y su hermana se alejaron de mí con paso apresurado. Yo miré a mi alrededor una última vez y sacudí la cabeza. Aún había personas conversando y merodeando por los alrededores, pero la gran mayoría se encontraban sentados. Detallé de nuevo sus atuendos y sentí que daba lo mismo que estuviese desnuda; me estaba avergonzando a mí misma al creer que podía estar ahí con ellos. Tomé el teléfono y marqué el que, de momento, era mi único contacto de confianza.
—¿Diga? —respondió Ava al segundo timbrado.
—No puedo hacer esto. Quiero irme.
—¿Leslie? ¿Pero qué ha pasado, niña? —Me llevé la mano a la frente y empecé a rascarla con nerviosismo.
—Esto está lleno de gente rica y celebridades, Ava. Además, Logan no me dijo nada y había un código de vestimenta. ¡Tengo un vestido verde y todos llevan blanco!
—¿Blanco? ¿Y qué está usando la novia, entonces?
—¡No lo sé! ¿Escuchaste lo que te dije?
—Claro que te escuché, cariño. Pero no entiendo cuál es el problema. ¿Quiénes imaginaste que iban a estar en la boda de uno de los artistas más importantes del país? ¿El recolector de basura? ¿El cartero? —Chasqueé la lengua; tenía un punto válido.
—No sé qué esperaba. En realidad acepté la invitación por estúpida. Solo quería que me disculpara, pero es que él no dejaba de mirarme con esos ojos de ensueño y… ¡Maldición! —Bramé, enojada conmigo misma, sintiendo que volvía a caer bajo los encantos de un hombre sin pensar en nada más—. Yo no tengo nada que hacer aquí. No tengo nada en común con estas personas y…
—¿Alguien te trató mal?
—No he hablado con nadie, pero…
—¿Entonces cómo sabes que no tienes nada en común con ellos?
—Vamos, Ava. Las personas como nosotras no…
—¿Cómo nosotras? No, querida. No sabes la que estaría armando yo en esa fiesta si me hubiesen invitado a mí. Leslie… Estás en una fiesta de celebridades, cariño. La mayoría de las personas estarían saltando de alegría, ¿tú qué haces llorando?
—No sé… Siento que me veo…
—Te ves grandiosa, cariño. ¡Yo te vi! Recién llegas al país, no tienes amigos en la ciudad, y has tenido la suerte de conocer a Logan Callaghan, ¡y él quiere ser tu amigo! ¡¿Por qué lloras?! —Reí un poco al oír el chillido estresado de Ava.
—Quizás no tengo la confianza para esto —tuve que admitir.
—Eso es obvio, pero tendrás que hacerlo. Nena. Disfruta lo que te ha dado la vida. No podemos sentarnos siempre a preguntarnos si nos lo merecemos o no. Cuando terminemos de analizar eso ya habremos perdido la oportunidad. La vida no está para analizarla, sino para vi-vir-la. ¿Entiendes?
—Eso creo —refunfuñé, aunque no del todo convencida.
—Dijiste que viniste a Dublín para olvidar el pasado, y para conseguir una vida nueva. Pues ahí la tienes; la primera gran aventura que el universo tiene para ti es el glamour y las excentricidades de los ricos y famosos… No puedo ni imaginarme el vestido de esa novia, si dejó que todos se vistieran de blanco. ¡Debe ser carísimo! Pero lo importante es que quiero que tú me hagas el favor de apagar tu cerebro, con todas sus inseguridades, y solo disfruta de lo que tienes en frente. Baila, canta, róbate los canapés si quieres, el bolso que te di tiene bastante espacio, bebe mucho champán… Haz lo que quieras. Te prometo que encontrarás a alguien que te hará sentir cómoda. Y si mañana resulta que no va a ser para siempre, vuelves a tu rutina, pero al menos lo habrás disfrutado hoy.
—Supongo que tienes razón.
—Claro que la tengo. Y otra cosa que te voy a decir con respecto a las oportunidades: no dudes en acostarte con Logan si él te lo propone, porque…
—¡AVA COLLINS! No voy a acostarme con Logan, apenas lo conozco, ¡y somos amigos!
—Amigos mis…
Gruñí entre dientes, y colgué la llamada antes de que dijera algo peor. Guardé el teléfono y sacudiéndome el vestido y tratando de alisar mi cabello una vez más, me di la vuelta, solo para encontrarme con un hombre de ojos azules y rasgos cuadrados, que me miraba con incomodidad, pero con diversión contenida.
«Maldita sea».
Sabía quién era; había visto su rostro en mi laptop ya no sabía cuántas veces.
—¿Cuánto llevas aquí? —pregunté con hombros caídos.
—Un rato… —Él torció el gesto, aun conteniendo su diversión—. Desde lo de los ojos de ensueño.
—¡Diooos! —exclamé llevándome las manos a la boca para contener el gruñido avergonzado—. De verdad lo siento. Yo… voy a irme. Por favor, no le digas nada de esto a Logan.
—Preferiría que no te fueras —dijo él luego de aclararse la garganta.
—¿Cómo dices?
—Bueno… es que… me enviaron para impedir que te fueras —dijo, apenado, y se apresuró a alzar ambas manos al ver mi confusión—. Cosa que no voy a hacer, obviamente. Dejaré que te vayas si quieres hacerlo, pero si lo haces, tendré problemas. Y creo que he sido la única persona a la que no le han gritado hoy. Me gustaría que se mantuviera así.
—Todos están estresados por la boda, ¿eh? —Él tuvo un segundo de duda, pero luego asintió.
—Algo así.
Yo suspiré y miré hacia el resto de los invitados, parecía que la ceremonia empezaría pronto y yo aún no estaba segura de qué hacer.
—Mira… No sé qué hizo Logan para que tú quieras irte y él esté tan preocupado. Conociéndolo, quizás merezca un jalón de orejas. Pero tienes que saber que es un buen chico, solo es demasiado… impulsivo, algunas veces, pero te prometo que si me acompañas y te quedas a la recepción, puedo darte algunos consejos de cómo sobrevivir a todo esto. Y créeme, yo sé cosas que te pueden ayudar.
Sonreí al ver su gesto burlón, pero aún extrañamente serio. Y asentí, Ava tenía razón; al final sí encontré a alguien con quien sentirme cómoda, aunque no era quien yo hubiese esperado.
—Me llamo Luke, por cierto —dijo cuando acepté el brazo que me ofrecía.
—Sé quién eres. —Entorné los ojos—. Hasta hace unos minutos te despreciaba por haber separado a mi banda favorita… antes de que yo supiera de su existencia.
—Vaya… He leído muchos comentarios similares en Internet, pero esta es la primera vez que me lo dicen a la cara —respondió entre susurros, antes de dejarme en uno de los asientos de la segunda fila y luego alejarse hasta el altar, donde ya se estaba ubicando Logan también, junto al que claramente era su hermano.
Intercambió un par de palabras con su amigo y luego me miró, golpeándome sin piedad con la misma mirada con la que me convenció de ir a esa condenada boda. Yo le sonreí también, ¿qué más podía hacer?
Cuando una deliciosa melodía de cuerdas empezó a sonar y todos voltearon a ver a la novia, me prometí que tomaría el consejo de Ava, y viviría el momento. Porque ella tenía razón, si aquel era el vestido de la novia… aquella boda sería una experiencia única. La primera aventura de mi nueva vida.