~ Capítulo 03: Ligeramente obsesionada ~

2946 Words
You´re taking up a fraction of my mind, Everytime I watch you serpentine. (Bad Liar — Selena Gómez) . ~•~•~•~•~•~ ~•Leslie•~ ~•~•~•~•~•~ . —Esto es… Ahg... ¿Qué? —murmuré entre risas nerviosas mientras las últimas notas musicales del video que reproducía en internet se iban haciendo débiles hasta quedar en el silencio total, la proyección se detuvo y la interrogante “¿Volver a reproducir?” apareció en la pantalla, sin necesidad de responder el “¡Demonios, sí!” que quería, simplemente clickeé y el video se reinició… por cuarta vez. “Mientes y crees que es verdad” se llamaba la pieza, un título extraño para una canción, pero perfectamente planteada e interpretada, hablaba de un hombre que confrontaba a una mujer que juraba que no sentía nada por él, pero demostraba cosas totalmente opuestas, una especie de “me amas y eres tan tonta que no te das cuenta” que no podía parar de escuchar. No solo era una canción estupenda, cantada por tres voces extraordinarias, sino que el video era maravilloso. Al llegar a casa, luego de ducharme y cenar, lo siguiente que había hecho era buscar información sobre Domhain, ¿cómo no iba a hacerlo? Desde que Annabelle me habló de ellos, tuve el nombre en mi mente, impulsado en parte por ver a Logan en esa faceta de artista, y luego de escribir el nombre y que lo primero que me mostrara el buscador fueran un montón de noticias sobre su separación… mi curiosidad solo fue en aumento. Eran poco más de las diez de la noche, lo que significaba que había pasado una hora desde que me senté frente a la computadora a buscar información sobre ellos, hasta el momento sabía que eran una de las bandas más importantes de Irlanda en la última década, que eran artistas multiplatino, que llegaron a llenar estadios monumentales, y que lograron meterse en el Top de las carteleras musicales más importantes del mundo con los tres discos que habían publicado… En fin, un jodido fenómeno musical mundial del que yo no tenía ni idea. Vivir bajo las condiciones en las que yo había vivido durante casi siete años, no había sido fácil, las carencias eran muchas, los recursos muy pocos… El internet y el acceso a la televisión por cable o satelital eran sueños húmedos en todos los sentidos, así que obviamente jamás me enteré de su existencia, jamás fui de ese centenar de chicas que podía ver en los conciertos, llorando mientras coreaban sus canciones… pero ahí estaba, ya con los tres álbumes descargados en mi laptop, y viendo el décimo video consecutivo. Los amé, no había otra forma de expresarlo, amor a primera vista o… a primera oída, quizás. Liam, Luke, y Logan, por supuesto… Con quien protagonicé el que era el primer momento vergonzoso en mi nueva vida, el hijo de mi jefe, y para mi bochorno… Mi favorito de los tres. Era difícil decir si estaba condicionada ya por el hecho de ser el único al que conocía, o si realmente era su talento ganándome de forma genuina; pero como fuese… era vergonzoso. Había decidido ver la videografía en orden cronológico, y aunque procuré enfocarme en la música, que sí me terminaba atrapando, pero no tanto como él; no pude evitar quedar flechada por el chico, cuya evolución física fue, en pocas palabras y usando una metáfora básica sobre el tema, la de un vino añejándose. Su carrera era corta aún, apenas unos cinco años, pero lo que había madurado lo había hecho con mucha gracia. El último video era de un año atrás, y entre esa imagen y el recuerdo de tenerlo frente a mí esa tarde, el avance fue incluso más perfecto. Su cabello era un poco más largo, su espalda y hombros más anchos, se había dejado crecer la barba un poco, eso le hacía lucir más sexi. —¿Qué diablos?... —sacudí la cabeza al darme cuenta del camino que estaban siguiendo mis pensamientos—. Vamos, Leslie… Es el hijo de tu jefe, es una mega estrella del rock y más importante aún… Es hombre, los hombres no tienen cabida en tu vida justo ahora, mucho menos los que están fuera de tu alcance. Muy linda su música, muy lindos sus videos… pero ya es hora de dejarlo pasar y concentrarte en tu vida normal. Me repetí ese monólogo un par de veces mientras me preparaba para ir a la cama, diciéndome que solo era una emoción de momento… Un crush motivado por el gran talento del chico y su melodiosa voz, pero al día siguiente comprendí que estaba metida en un gran problema. ••• Pasaban las cuatro de la tarde luego de un día bastante flojo y sin mucho que hacer, los miércoles no solían ser días muy movidos en la oficina; Annabelle, en medio de una reacción alérgica que había sufrido durante el almuerzo, se había retirado temprano y yo me encontraba sola, dado que el señor Aidan había no había regresado desde la hora del almuerzo. Estaba aburrida, jugando una partida de damas en el ordenador, con el teléfono, reproduciendo directo al único auricular que temía puesto, las canciones de “Suerte Irlandesa”, el segundo álbum de estudio de Domhain, y fracasando rotundamente en mi propósito de sacar a Logan Callaghan de mi cabeza, pues ya me encontraba en la capacidad de reconocer su voz, incluso tras apenas un sonido, entre la de sus compañeros; traté de evitarlo durante las primeras dos canciones, ya luego me rendí y lo volví un juego. No podía evitarlo, era en serio una linda voz, Liam me parecía el más afinado de todos… era perfecto, Luke tenía esa voz arenosa que podía derretir a una mujer de pies a cabeza, pero Logan, con el tono más agudo del trío, era esa voz juguetona y melodiosa que pasaba de un ritmo a otro como una moneda girando en el aire, esa voz que jamás envejecería. Estaba realmente disfrutando ese disco, era mi favorito de momento aunque aún no escuchaba el último, y justo se reproducía la canción que lo titulaba, una oda alegre y energizante al irlandés. Yo no pertenecía a ese grupo, pero esa canción me hacía desear haber nacido un poco más al suroeste del mapa y vestir de verde con orgullo, y como bonus… Logan interpretaba la mayor parte de esta, ¿como yo? Era una canción alegre y llena de vida. Tarareando y murmurando la letra que ya me había aprendido, no fui capaz de escuchar los pasos acercándose a mi escritorio hasta que ya fue demasiado tarde, la sombra sobre el monitor me hizo alzar la cabeza y dar un brinco que lanzó mi teléfono del escritorio y lo dejó suspendido del cable. Me apresuré a recomponerme y me senté con espalda recta frente a los dos hombres que estaban frente a mí; el señor Aidan se mantuvo inexpresivo mientras tomaba la carpeta que había caído en medio de mi sobresalto, pero Logan, se lo estaba pasando en grande, por supuesto. —¿Este es el informe de los McNamara? —preguntó mi jefe como si la escena de dos minutos antes no hubiese tenido lugar. —Sí, señor Callaghan, llegó por correo hace un rato. —Excelente, déjame darle un vistazo antes de enviárselo a los de presupuesto —respondió alejándose hacia su oficina, dejando ahí a su hijo, que aún sonreía, pero no podía culparlo. —Leslie… —pronunció mi nombre como un poema. —Joven Callaghan. —Llámame por mi nombre, por favor. —Joven Logan... —murmuré nerviosa cuando le oí resoplar a media risa. —Solo Logan, ¿podrías? —agudizó su mirada y tensé los labios, comprendiendo que habría pocas cosas en el mundo que aquel hombre pudiera pedir bajo esa mirada que una mujer pudiera darse el lujo de rechazar. —Logan. —Apreté los labios una vez más, saboreándome; porque así como oírle decir mi nombre era una caricia… pronunciar el suyo también era igual de placentero. «Santo cielo… ¿Qué diablos me pasa», me pregunté cuando empecé a sentir el hormigueo en mis labios. Hacía tanto que no me sentía afectada por la presencia de un hombre, que empecé a pensar que quizás jamás lo había hecho… No conocía nada que se sintiera de ese modo. Pero para recordarme que aquel era un momento vergonzoso y no de autodescubrimiento, mi teléfono, que aún reproducía la música, cambió de canción por una más movida e intensa… cuyo ritmo se pudo escuchar flotando entre nosotros, aun con los auriculares. —Creí que no sabías quién era —dijo el chico frunciendo ligeramente su frente, pero sin ocultar su sonrisa complacida. Era tan estúpidamente apuesto que olvidé hablar inglés por un segundo, palabras como Eireachdail y Deurach se venían a mi mente en gaélico, pero aún embelesada como estaba, sabía que sería inapropiado decirlas en voz alta… incluso si él no llegaba a entenderlas. Pero aunque pude controlar esos impulsos, su rostro casi simétrico de cejas pobladas y ojos ambarinos seguía impidiéndome hablar, abrí la boca un par de veces pero nada salió de ahí, y entonces, como si algún ente paranormal estuviese susurrándole al oído… con el mero propósito de burlarse de mí, la más deliciosa de las sonrisas se formó en los labios de Logan, que entrecerró los ojos y ladeó la cabeza. —¿Buscaste información sobre la banda luego de conocernos? —Mis manos se convirtieron en cubos de hielo y mi rostro tuvo que haber tomado el color de una fresa mientras mentalmente empezaba a rogar que siguiera pensando que busqué información sobre su banda y no sobre él en específico, que fue en realidad lo que hice en un inicio. Me llevé una mano a la boca sin poder evitarlo, no solo parecía destinada a obsesionarme con él, sino también a morir avergonzada en su presencia. Por fortuna, el señor Aidan salió de su oficina nuevamente y se acercó a nosotros, dándome un respiro. Logan dio un paso atrás, irguió su espalda y metió sus manos en los bolsillos, intentando controlar su sonrisa de satisfacción pero fracasando en ello. —El informe está perfecto, Leslie, déjaselo a Harry en su escritorio para que empiecen con el presupuesto mañana a primera hora. —Como diga, señor Callaghan —respondí con labios temblorosos, tomando la carpeta. —Gracias; y creo que eso será todo, puedes irte a casa, gracias por el apoyo. —Para servirle, señor. —Bien, nos vemos mañana entonces. Logan… ¿vienes? —El hombre miró a su hijo y le dedicó una mirada extraña antes de regresar a su oficina. —Ya te sigo —respondió el chico sonriendo, antes de volver su atención hacia mí y sonreír aún más, al parecer le divertía mi bochorno—. Hasta luego, Leslie, espero que estés disfrutando el álbum. —Aparté la mirada un segundo, escudándome en recoger mis cosas, pero en realidad necesitaba un momento para respirar—. Si pretendes seguir nuestra discografía… Quisiera que escucharas la quinta canción del tercer álbum, porque ahora que lo pienso... Le queda perfecto a esto. —¿A esto? —susurré débilmente. Él sonrió y dejó caer la cabeza un segundos antes de mirarme. —Eres como la chica de esa canción. No me quedó más que asentir, todo el asunto de quedarme sin habla parecía ser solo efecto suyo, porque las palabras me faltaron una vez más. —Espero verte pronto, Leslie —dijo dedicándome un guiño y dándose la vuelta para marcharse. Suspiré, sintiéndome nerviosa, acelerada y un poco enfadada al mismo tiempo. Logan Callaghan era por mucho el hombre más guapo que había conocido, probablemente muchas coincidirían en que era de los hombres más atractivos de la farandula mundial, y él parecía bastante consciente de ello, sus gestos confiados lo demostraban. Después de todo lo que me había pasado… ¿Qué hacía yo cayendo bajo los encantos de un hombre así? Salí de la oficina, recordando las actitudes de Kyle, lo encantador y seductor que fue conmigo al comienzo, y como todo eso no fue más que una farsa, un modo de manipularme, la forma de obtener lo que le dio la gana de mí… Mi inocencia, mi pureza… Mi lealtad ciega y desmedida; no sabía qué podía estar buscando Logan en mí, probablemente nada más que alimentar su ego ya inflado, pero como fuese, si Kyle pudo pisotear mi espíritu por tanto tiempo, no quería ni imaginarme lo que alguien como Logan podía hacerme, así que debía procurar mantenerlo a raya. Irónicamente nada de eso impidió que, mientras estaba sentada en la parada de buses, mis ojos dieran con una pequeña tienda de discos en la calle de enfrente, sonreí y procuré ignorarla, pero no pude, era como si ese ente paranormal, siguiese pegado a mí, y estuviese divirtiéndose a creces con toda la situación. Hice un último intento de ignorarlo, pero tamborileando un par de veces mis dedos sobre la superficie de la banqueta… resoplé y me puse de pie, diciéndome a mí misma que el hecho de estar decidida a no caer bajo los encantos casanovas de Logan, no significaba que no pudiera apreciarlo como artista… La suya era buena música, y yo no hacía nada malo consumiéndola. Unos minutos después entraba a la tienda, un reducido espacio de dos plantas con estilo vintage e hileras enteras de mostradores llenos de discos. Hacía mucho que no entraba a una de esas, pero estando ahí lamenté inmensamente que la tecnología hubiese desplazado tan rápido todo el asunto de los vinilos y los discos compactos, para un verdadero amante de la música no había nada mejor que ir a un sitio de esos y sostener un álbum entre tus manos… Coleccionar y de algún modo palpar el arte que creaban todos esos nombres. Paseé entre los mostradores y aunque me tomó un buen rato, y estuve a punto de perder las esperanzas, finalmente lo encontré. Tenían la discografía completa de la banda, algunos DVDs y Blue-Ray de las giras mundiales y un especial de MTV, incluso estaba “Fuera de las sombras” el álbum solista de Luke Donovan. Sabía que ese era muy reciente, y como el resto, yo sabía muy poco sobre esa separación, pero no pude evitar sentir cierto resentimiento hacia el chico que me miraba desde la caratula. Recién descubría la banda… me empezaba a obsesionar con ella, y saber que por él ya no podría seguir disfrutando nada nuevo, me dio un poco de coraje, pero riéndome de mí misma y sacudiendo la cabeza, tomé el álbum que estaba buscando y le di la vuelta para mirar la lista de canciones. —j***r… —resoplé al leer el título de la quinta canción—. Jesús... ¿Es en serio? —Reí llena de nervios y me cubrí el rostro, sonrojándome sin poder evitarlo… Logan era definitivamente mejor jugador que Kyle… Indiscutiblemente. “La chica que me roba el aliento”, enunciaba... Quise dejar el álbum ahí, devolverlo y decirme a mí misma que no me afectaba, que no tenía ni una pizca de curiosidad por saber qué decía una canción que se titulaba así y por qué le hacía pensar en mí, pero no tenía tanta fuerza de voluntad. Suspiré con fuerza y me dirigí a la caja, en el camino vi la pequeña cabina que ubicaron bajo las escaleras, adentro había una especie de computadora y unos audífonos de copa; no fue difícil deducir para qué estaba destinado ese espacio… Estaba vacía y las ganas violentas que tuve de entrar y reproducir la canción no tenían nombre, pero me obligué a mí misma a guardar algo de dignidad, sacudí la cabeza y llegué a la caja, decidida a pagar el disco y no pensar en él hasta llegar a casa. Obviamente… fracasé, y cuando volví a sentarme en la banqueta de la parada de buses, tenía el álbum en la mano, abriéndolo y echándole un vistazo al contenido, pero teniendo mucho cuidado de no leer la letra de la quinta canción… Ahora se había vuelto algo místico que quería escuchar en privado, disfrutarlo… dijera lo que dijera. Me encontraba tan absorta mirando las fotografías que venían en el cancionero, que no me fijé en el auto que se detuvo frente a mí sino hasta que escuché mi nombre… en esa voz alegre a la que ya me estaba haciendo adicta. Con el corazón latiéndome con furia y procurando esconder el álbum entre mis manos, vi a Logan en el interior del auto, sonriendo e inclinándose hacia el asiento del copiloto. —¿Llevas aquí todo este rato? ¿No has encontrado bus aún? —Parecía preocupado, y aunque sus suposiciones estaban muy lejos de la realidad, mi mente entumecida decidió que esa era una opción mucho menos vergonzosa que la verdad. —Ah… Sí, es que… creo que hay retrasos en las rutas. —Sonreí con nerviosismo, era mejor que pensara que no había pasado un bus a que descubriera que había ido corriendo a comprar el disco que mencionó, solo porque dijo que una canción le hacía pensar en mí. —Qué pena, haberlo sabido… No tengo ningún problema de llevarte a casa, si quieres, claro —dijo con gesto amable. «No… Di que no; di que no, Leslie; di que no…». —Okay —dije poniéndome de pie.
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