You've got no choice...
But to move on.
.
(It’s Gonna Be Me — N’Sync)
.
~•Logan•~
.
—¿Quieres serenarte? —preguntó papá, mientras yo tamborileaba mis dedos sobre el escritorio.
Lo miré con reproche.
—Estoy en la oficina de un oncólogo a punto de enterarme si mi padre tiene cáncer. Y toda esta angustia la estoy soportando yo solo. Creo que estoy todo lo sereno que puedo estar.
Me arrepentí de lo que dije tan pronto lo dije, papá se inclinó hacia atrás, como si hubiese recibido un golpe inesperado, y me sentí una basura por hacerle sentir así.
—Lo siento… —murmuré al mismo tiempo que él.
—No tienes que disculparte, hijo. Entiendo que esto es muy estresante, lamento haberte puesto en la situación de mentirle a tus hermanos. Fue injusto, debí hacer esto solo y…
—Y nada. No me molesta estar aquí. Les he mentido a mis hermanos por cosas menos importantes, descuida. —Eso le hizo sonreír—. Solo estoy muerto de miedo, ¿entiendes? Que tú estés tan relajado me pone los nervios de punta.
—Estoy asustado, claro. Me asusta que los días por venir sean difíciles, que se les rompa el corazón a tu madre y a tu hermana. Tu hermano… Él está viviendo una de las etapas más bonitas de su vida; no quiero echarlo a perder con esto. Tú… preferiría ahorrarte este trauma también, pero yo… yo ya viví, hijo.
—No hables como si ya tuvieses cien años, papá. Aún estás muy joven para esta mierda —repliqué con enojo.
—Nadie está muy joven para las desgracias, hijo. Esas cosas llegan sin que te las esperes. Tengas la edad que tengas. Solo hay que ser fuerte y afrontarlo. Pero no pretendo sonar como un viejo aburrido de la vida, sino justamente lo contrario. Pase lo que pase, yo he tenido una buena vida, he amado a mi mujer con el corazón, he amado a mis hijos con el alma… Sea lo que sea que diga el doctor, lo afrontaré, pero al final del día… Mi vida habrá sido fantástica.
—No hables como si fueses a morirte tan pronto el doctor te de una mala noticia —reproché de nuevo, pero en ese momento el doctor entró y ambos nos quedamos callados.
—Las noticias son alentadoras —dijo el hombre al sentarse, mirando directamente a papá—. El cáncer ha sido descartado. Ninguno de los exámenes muestra que exista algo por lo que preocuparnos al respecto. No debemos bajar la guardia, por supuesto, chequearse constantemente siempre será lo mejor, pero de momento… No hay cáncer.
Respiré tan profundo, que sentí como si hubiese estado reteniendo el aliento por meses, que quizás sí lo estuve haciendo. Puse una mano sobre papá y solo entonces noté, pese a que él seguía manteniendo la compostura, que su semblante había cambiado de color. Había estado pálido y yo no había sido consciente de ello.
—Esas son en serio buenas noticias —dijo él con voz contenida.
—Sin embargo, no todo es un sueño. No tiene cáncer, pero todos los malestares que ha estado teniendo muestran que tiene una afección conocida como colitis ulcerosa. Es una enfermedad inflamatoria intestinal crónica, grave si no se trata, pero con el cuidado adecuado y cambios en su dieta, se puede mantener bajo control.
—¿Qué tipo de control? —pregunté, aun sin saber si podía realmente sentirme a salvo.
—Nada que condicione su día a día, le aseguro. Le recetarán antiinflamatorios, se deben hacer exámenes para identificar cuáles son los alimentos que están agravando su condición. Y ponerse en control con un dietista una vez que eso se sepa. Con un manejo adecuado de sus comidas estará más que bien.
Papá y yo asentimos y nos mantuvimos tranquilos mientras el doctor seguía dando sus explicaciones. Unos minutos después, cuando estuvimos fuera de la clínica, papá se detuvo un segundo a respirar con los ojos cerrados; yo me acerqué y lo abracé con fuerza.
—Menudo susto que me hiciste llevar, anciano.
—Creí que era un tipo joven y lleno de vida.
—Te dije todo eso para hacerte sentir mejor, lo cierto es que ya se te notan las décadas que llevas encima.
Él rio. Ahora ambos podíamos hacerlo con sinceridad.
—Bueno… —Miró su reloj—. Debo ir a la oficina. ¿Irás a casa a ver a tu madre?
—No. Debo ir a checar unas cosas para más tarde.
—¿No irás a casa?—preguntó él con gesto intrigado.
—Sí, claro. Pero primero haré algunas cosas. Debo tener todo listo para cuando Leslie salga del trabajo, ¿a las cinco, no?
—Ah, sí. Con respecto a eso, Logan. Lo de enviarle las flores en su cumpleaños estuvo muy galante y todo eso, hijo, pero… Quizás deberías tener un poco de cuidado.
—¿A qué te refieres?
—No lo sé. No puedo estar seguro de nada, pero temo que Leslie pueda tener algún tipo de problema.
—¿A qué te refieres? —repetí con preocupación y exasperación a partes iguales.
—Bueno… hace unos días tuvo una crisis en la oficina. No quiso darle explicaciones a nadie. Las chicas me dijeron que había estado revisando algunos correos y luego empezó a hiperventilar y… No lo sé, no pude evitar verte a ti y a Lauren cuando sucedió lo de Luke. —Mi corazón se contrajo al oír eso.
Me vi a mí mismo tirado en el suelo del hospital. Pude ver mis manos ensangrentadas. Mi cuerpo temblando sin control, y cómo todo mi mundo se vino abajo cuando mi familia llegó. Vi a Lauren acercarse corriendo hacia mí, zarandeándome con violencia, empezando a llorar histérica, preguntándome dónde estaba Luke. En medio de mi propio tormento, los gritos agudos de mi hermana aún seguían frescos en mi memoria. Pensar que Leslie pudiera estar viviendo algo tan traumático me dejó abatido.
—¿Logan? —La voz de papá sonaba impaciente. Quizás había estado llamándome sin obtener respuesta. Lo miré y con ojos compasivos me puso una mano en el hombro—. Leslie es una buena chica, pero quizás no todo en su vida ha sido bonito. Te conozco y sé lo ilusionado que estás, pero si quieres un consejo… Ve despacio con ella, ¿sí?
Torcí el gesto. Ese parecía ser el único consejo que tenían todos para mí: "Ve despacio", "No la presiones", "Respeta su ritmo"… A cómo todos pintaban la situación, empecé a verme a mí mismo como un guepardo a toda marcha, pretendiendo que una tortuga le siguiera el paso.
—Descuida, lo haré. —Me limité a responder y procuré mostrarme sincero, pero ¿cómo podían pedirme calma y serenidad, si cuando la miraba mi mundo se volvía un despliegue multicolor de fuegos artificiales?
Quizás otros hombres amaran de una forma apacible. Hombres como Liam podían enfocarse en decir todas las palabras románticas y poéticas que su mujer quisiera escuchar. Tipos como Luke podían quedarse sentados a simplemente sostener la mano de su amada y mirarla a los ojos por horas y eso sería suficiente para ellos, pero yo… yo tenía que pararme en medio de una plaza y gritarle lo hermosa que era, yo tenía que correr hasta ella y alzarla en vilo, hacerla girar y hacerle sentir que formaba parte de un cuento de hadas.
¿Era intenso? Posiblemente.
¿Era cursi? Sin duda alguna.
Pero así era yo… ¿Por qué no podía amarla del modo en que yo quería amarla?
No era como si yo estuviese esperando que ella se parara en la misma plaza a gritar las mismas cosas que yo… Entendía y aceptaba que éramos diferentes. Todos los "ve con calma" empezaban a ponerme de mal humor.
Sin embargo, esa tarde, cuando vi salir a Leslie y ella se fijó en mí. Cuando su sonrisa me atravesó el pecho y el rubor de sus mejillas me hizo querer besarla hasta perder el conocimiento… Todo el mal humor se esfumó.
—No me dijiste que ibas a venir —dijo al acercarse a mí.
—Es que hoy es un día para celebrar, pero… —Me detuve unos segundos para besar su mejilla, lamentándome el no poder tomar sus labios, que era un deseo cada vez más ferviente—. Pero ya que lo que celebro no se lo puedo decir a nadie más… quiero que celebres conmigo esta noche.
—Claro…
Al incorporarme noté que ella, aunque intentaba sonreír, parecía incómoda… Todas las advertencias volvieron a mi cabeza.
—¿Qué ocurre? ¿Hice algo malo?
—Es que… —Se rascó la cabeza, parecía cansada—. No me gusta sentir que no tengo control de lo que hago, ¿entiendes? Justo ahora, por primera vez en mucho tiempo… Soy yo quien toma las decisiones y no llevo muy bien sentir que me quitan eso. Y… tenía planes para hoy.
Sus palabras se sintieron como un puñetazo en el estómago. Me sentí avergonzado y estúpido.
—Leslie, lo siento tanto. —Di un paso atrás y pasé una mano por mi cabello—. No pretendo quitarte nada, tampoco quiero obligarte a nada… No pensé que pudieras tener planes y fue una completa estupidez de mi parte. De verdad lo siento. ¿Puedo llevarte, al menos? Creo que es lo más correcto que puedo hacer.
—No hará falta. En realidad no es tan importante, es solo que…
—No te pregunté, lo sé. No volverá a pasar. Pero si de verdad no quieres salir esta noche, puedo llevarte a casa. No quiero que te sientas obligada a nada.
—Descuida. Quizás solo estoy un poco malhumorada estos días, lamento si te hice sentir mal. —Su comentario me hizo recordar lo que dijo papá esa mañana, pero decidí que no era momento para sacar eso—. ¿A dónde vamos?
—¿Puedo responderte que es un secreto? —La miré con nerviosismo. Detestaba no saber aún qué estaba bien y qué no lo estaba. Ella sonrió y asintió, aceptando mi gesto de abrir la puerta del auto y cerrarla para ella.
Un rato después, entrábamos al "Luxe Liffey", el costoso restaurante de uno de los amigos de Rick, nuestro representante, y todo parecía empezar a salir bien. Leslie parecía maravillada.
—Este lugar parece sacado de una revista de arquitectura de lujo —murmuró con admiración—. ¿Cómo es que no está repleto?
—Ah, pues… esto es una experiencia privada. Si notaste, no hay carteles con el nombre y la fachada no tiene nada de maravillosa. Aquí ofrecen cenas de primera clase, con una privacidad casi que auspiciada por el Servicio Secreto. Lo cierto es que esta vez no pude ser tan meticuloso para ocultar que había viajado a casa. Así que hay algunos paparazzi siguiéndome, y en un restaurante ordinario… habría algunos fans a la salida y en las ventanas del local. Quería estar solo contigo esta noche. ¿Qué? ¿Qué pasa? —pregunté cuando la vi reír por lo bajo.
—Lo siento, es que… La última vez que un hombre me dijo que hacía lo que hacía para poder tener privacidad para estar conmigo… resultó que se estaba acostando con una enfermera que a diario me veía a la cara y me decía lo afortunada que era de estar con un hombre tan maravilloso.
Yo torcí el gesto y me rasqué la nariz con incomodidad. No sabía cómo interpretar ese comentario, o qué responder, así que decidí callar. Pero los golpes no habían acabado.
Unos minutos después, ya con la comida servida frente a nosotros. Leslie contempló su plato y resopló.
—¿Qué ocurre?
—No sé ni siquiera cómo se supone que debo empezar a comer esto.
—¿A qué te refieres? —pregunté, sorprendido por el repentino enojo en su voz.
—Esto es un plato gourmet, Logan. Yo cené cereal anoche.
—Y yo comí un sándwich, ¿qué pasa con eso?
—Que tú deberías estar aquí con alguien que sepa comer cosas refinadas. Alguien que no pase veinte minutos intentando recordar cuál es el tenedor correcto para la ensalada. ¿Entiendes?
—Es solo un trozo de pollo, Leslie… puedes comértelo como se te antoje. ¿Qué es lo que pasa? —Sabía que estaba empezando a sonar brusco, pero no saber qué diablos pasaba por su cabeza me irritaba a niveles preocupantes.
—Que seguimos haciendo lo mismo, Logan. Seguimos aparentando que no somos diferentes y que nos podemos adaptar el uno al otro, pero…
—Leslie… No me interesa si quieres comer con las manos. No me importa si decides que no te gustó el platillo. Pediremos otra cosa, o simplemente no volveremos a este lugar. Yo solo quiero estar contigo. Y de verdad lamento que tengamos que hacerlo así, prácticamente escondidos, solo intento que podamos tener un momento en paz sin que nadie nos moleste. Sé que somos diferentes, y eso me encanta. No es algo malo, no es una barrera.
—Eso es lo que dicen siempre, Logan. Que aman las diferencias, pero luego se dan cuenta que en realidad les avergüenza, y entonces…
—Hey, no… Basta —dije en tono cortante, lo suficiente para que ella callara sorprendida. Nos vi de pronto en el mismo punto que creí que ya habíamos superado—. Entiendo que aún no te sientas segura conmigo. Es algo que podemos trabajar. Pero no te voy a permitir que insinúes que soy un idiota que actuará igual a otros idiotas, solo porque uno de ellos te rompió el corazón.
Su rostro palideció y me odié por ello. La vida me había enseñado que había cosas que, aunque dolorosas, debían decirse con franqueza.
—Soy un buen hombre, Leslie. Mi hermano es un buen hombre; mi mejor amigo también lo es… Puedo darte una lista entera de hombres decentes que jamás te tratarían como te trató ese idiota. Es injusto y es un insulto que nos juzgues a todo por lo que hizo uno solo.
—Logan, yo…
—Mira, Leslie. Más temprano que tarde, entenderás que no puedes pasar toda tu vida resentida por lo que pasó… por muy malo que fuese. En el mundo hay más de siete mil millones de personas, y te aseguro que no todos somos como Kyle Turcker. —Ella me miró con las mejillas enrojecidas antes de asentir lentamente—. Ten eso en mente. Ahora… Con respecto al pollo… ¿Qué te parece si nos vamos y pasamos por unas hamburguesas? Nada de cubiertos para nosotros.
—¿Por qué eres tan lindo conmigo? Ya es la segunda vez que te juzgo sin…
—Porque nada de eso importará cuando finalmente entiendas la verdad —respondí con una sonrisa.
—¿La verdad?
—Que no hay nadie más que yo para ti… Y que tú eres la única para mí.
Estiré mi mano hacia ella. Un nuevo rubor cubrió su rostro, pero esta vez no era vergüenza. Ella aceptó mi mano y se puso de pie. Nos miramos un segundo. El deseo de besarla volvió, pero comprendí que quizás ese era un paso para el que no estábamos listos aún.
Traté de no sentirme mal por eso. Llegaríamos ahí y sería grandioso. Mientras… Tenía que seguir demostrándole que no jugaría con ella y, sobre todo, que no iba a lastimarla.