Savannah y Agustín se apartaron un poco del resto de la gente, ella admiraba las estrellas, estaban en altamar, y se veía el cielo nocturno precioso, Agustín no dejaba de mirarla, tendría algunos veinticinco años, y esa joven era de las más hermosas que había visto en su vida, comenzaba a desearla para él.
Leonel caminó hasta encontrarlos, no parecían hacer nada malo, pero cuando notó la mirada de ese joven, posada sobre el cuerpo de Savannah Rose, sintió que algo maligno se apoderaba de él, supo que debía contener cada uno de sus impulsos, si no quería provocar una tragedia griega
—¡Savannah! —exclamó
Ella se alejó abrupta, y le miró temerosa, pero levantó la barbilla, como si lo enfrentara
—Buenas noches —dijo Agustín—. Espere, ¿Lo conozco? ¿Es el cantante? ¡Leonel Sagan!
—Mucho gu
