Capitulo 31

1778 Words

—¿Para qué lo quieres abrir? Se les puede echar agua desde fuera. —Sí, pero… —La puertecilla cedió de repente y se abrió de par en par—. Mierda, creo que la he averiado… ¡Arg! Meg observó con horror que uno de los canarios salía volando apresuradamente, pasando muy cerca de la cara de la asustadiza Lisa. Esta echó a correr enseguida, encerrándose en la primera habitación que encontró, mientras que el pájaro desaparecía por la primera ventana abierta. Meg se puso en pie de golpe. —¡No! ¡No, no…! ¡Lisa, te voy a matar! —¡Lo que está muerto no puede morir! —gritó desde el baño. Corrió a cerrar la jaula antes de que el otro escapara. Este era bastante más silencioso y tranquilo que el primero, pero se alteró tanto al darse cuenta de que estaba solo que empezó a trinar a su máxima potenci

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