Edgrev sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Mientras esperaba al príncipe Andrew frente al camarote de este, en lo único que podía pensar es “voy a perder mi virginidad”. Aunque el asunto de la “virginidad” fuese algo que no importaba a los hombres sino a las mujeres, y que lamentablemente en ese mundo su “valor” como mujeres estaba en esa telita de piel, para Edgrev sí era importante, porque después de todo...tiene v****a. Sí, tiene los dos órganos sexuales, no un pene grande como el de sus hermanos, pero...al fin y al cabo, pene. No sabía si le ocurriría lo mismo que dicen que les pasa a las mujeres en su primera vez, y eso es sangrar. Él a veces detestaba cómo los hadas con los que entrenaba, y los hombres con quienes cazaba, se jactaran de que habían desvirgado a v