Edgrev reposaba sobre el torso de Andrew, ambos recostados en la tina, teniendo un relajante baño de burbujas después de haber hecho el amor durante horas. Los dos príncipes ya llevaban una semana en su idilio de amor. Follaban día y noche, y Edgrev ni siquiera salía de los aposentos de Andrew. Es como si fuera un esclavo s****l encerrado, pero claro, por voluntad propia. Andrew solo salía de su camarote para ver cómo iban las cosas en altamar y qué tan cerca estaban del continente, pero regresaba lo más pronto posible a su camarote, en donde el hada lo esperaba acostado en la cama, desnudo. Edgrev era lo suficientemente malicioso como para provocar a Andrew no poniéndose nada de ropa en esos días. Desde que se acostaron por primera vez, el príncipe hada no se había vuelto a poner ro