CAPÍTULO NUEVE Gwendolyn se hizo ovillo, bajando su barbilla contra el viento y la nieve, mientras caminaba por el interminable campo blanco, con Alistair, Steffen y Aberthol a su lado, Krohn a sus pies. Los cinco habían estado caminando durante horas, desde que habían cruzado el Cañón y entrado en el Mundo de las Tinieblas, y Gwen estaba agotada. Sus músculos y estómago le dolían, sentía dolores agudos disparando a través de ella, cuando el bebé se movía. Era un mundo de nieve blanca, cayendo implacablemente, azotando en sus ojos, el horizonte no ofrecía respiro. No había nada que rompiera la monotonía del paisaje; Gwen sentía como si estuviera caminando hasta los confines de la tierra. También había más frío, y a pesar de sus pieles, Gwendolyn sentía el frío penetrando en sus huesos. S